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El secretario general de Gobierno fue claro y directo al señalar que la Policía Municipal, bajo el mando de Julio César Salas, simplemente no estuvo a la altura. Mientras los manifestantes de «Salvemos los Cerros» se manifestaban afuera del Palacio de Gobierno, los agentes municipales brillaban por su ausencia operativa. Fue una mala jugada, dijo De la Peña, con toda razón: los municipales ni previeron ni actuaron ante el evidente desastre que terminó con paredes rayadas y cristales rotos. En contraste, los policías estatales sí actuaron, sí intervinieron, sí hicieron su trabajo. La diferencia fue tan notoria que no se puede tapar ni con el discurso más hueco.

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Y es que mientras se vandalizaban inmuebles públicos, los estatales aplicaron protocolos y detuvieron a uno de los responsables, aunque luego lo soltaron —porque así son las reglas del juego en este país donde romper vidrios a veces sale gratis. Santiago fue más allá: dijo que si estuviera en sus manos, haría que esos vándalos regresaran a limpiar con cepillo en mano cada trazo de su “protesta”. De la Peña se mostró firme y congruente, mientras que Julio Salas quedó exhibido como un jefe policiaco que o no vio, o no quiso ver.


Mientras tanto, en el Municipio hay contradicciones a más no poder con esta manifestación. Acaso ¿Un edificio vale más que la naturaleza? porque esa fue la afirmación que hizo el alcalde Marco Bonilla con respecto a las marchas feminiasta, de que la vida de una mujer vale más que un edificio.

Nomás que ahora sí se enojó mucho, porque para ser honestos, no pensaron que en esta manifestación iban a rayar con grafiti y vaya que había insultos en las pintas y dijo que va a haber denuncia en la FGE contra los responsables porque como pintaron cantera, puede ser un daño irreversible.

Eso sí, el enfado es muy evidente, porque los miembros del movimiento rompieron el acuerdo, ya que primeramente era que la autoridad determinada áreas protegidas espacios como la Sierra de Nombre de Dios, los cerros Coronel y Grande y estaba en proceso la Mesa del Caballo, entre otras; nomás, que en estos casos, estaba en debate y diálogo, nomás que ahora se les salió de las manos y se suponía que los ambientalistas iban a esperar, pero se desesperaron y ¡Téngale!  Ahora, que hay detenidos, pues ya se nota el Estado de Derecho…un poco tarde.

O sea, ahora que la Policía Estatal detuvo a hombres, entonces sí hicieron daño al patrimonio, pero en el caso de la marcha del 8M, sí tienen todo el derecho a rayar lo que quieran. ¿De que se trata entonces? ¿El presidente municipal les da permiso a las féminas a hacer vandalismo y a los varones no? ¿Cuándo lo hacen ellas es manifestación y cuando lo hacen ellos son delincuentes?

La coherencia en el discurso de los azules municipales está cada vez peor, porque mientras quieren quedar bien con unos, quedan mal con otros y simplemente, quedan en hacer el ridículo ante la opinión pública. Por cierto, si va a haber decisiones reales y firmes, que sea parejo y equitativo, no ser condescendientes, o como dice el dicho «Todos coludos o todos rabones», la justicia y la ley es para todos los ciudadanos o ¿No? el mismo alcalde debería saberlo, ya que es licenciado en Derecho y fue catedrático en la UACH.


Mientras otros funcionarios locales apenas si pueden organizar un taller de cartulina, y tienen los sillones rotos del auditorio municipal, que parece cine de 1970 con películas de media noche,  Alejandra Enríquez anda chambeando duro en nada menos que en el Senado, representando a Chihuahua en el foro nacional “Cultura y cine mexicano en cada rincón de la república”. Su presencia allá no es casualidad: es el reflejo del crecimiento real que ha tenido el ámbito cultural en el estado, donde por fin se están viendo apuestas serias por el arte, el cine y la identidad regional. Porque sí, en Chihuahua la cultura ya no es solo para foto o discurso de domingo; se ha convertido en una palanca de cohesión social y desarrollo económico.

Este foro nacional reconoce al cine como algo más que entretenimiento: como herramienta de expresión, industria y hasta mecanismo de inclusión. Y Enríquez lo sabe bien. Por eso, desde la capital del país, reiteró el compromiso del estado por seguir apostándole al arte y a contar nuestras historias. Lo que hace unos años era terreno árido para creadores, hoy florece gracias a una política cultural más sólida, más profesional y con ambiciones claras. En pocas palabras: el estado de Chihuahua ya dejó de ver la cultura como relleno, y Alejandra lo está demostrando con hechos.

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