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Lamine Yamal, la joya más brillante del FC Barcelona y uno de los futbolistas más seguidos del momento, no solo dio de qué hablar por su talento en la cancha, sino por una decisión que podría costarle caro fuera de ella. Su fastuosa fiesta de cumpleaños número 18, que debía ser una noche inolvidable, se convirtió en el epicentro de una tormenta mediática, legal y social por un detalle imposible de ignorar: contrató personas con enanismo como parte del entretenimiento.

Las imágenes filtradas muestran a varias personas con acondroplasia participando en actividades dentro de la fiesta. ¿El problema? No estaban ahí como invitados, sino como parte del “show” privado que armó el jugador para su círculo más cercano. La denuncia fue inmediata y pública.

Una asociación española que representa a personas con displasias esqueléticas fue la primera en lanzar la bomba: “Esto no es trabajo, es humillación disfrazada de entretenimiento”, escribieron en su comunicado, con una contundencia que sacudió las redes sociales.

La polémica escaló hasta los más altos niveles del gobierno español. El Ministerio de Derechos Sociales solicitó formalmente a la Fiscalía, al Defensor del Pueblo y a la Oficina de Delitos de Odio que investiguen lo ocurrido. Todo esto en medio de la inminente aprobación de una reforma legal que endurece las sanciones por espectáculos vejatorios: multas que podrían ir de 600,000 hasta 1,000,000 de euros si se confirma que hubo una vulneración a la dignidad de personas con discapacidad.

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El director general de Derechos de las Personas con Discapacidad no se guardó nada:

«Contratar a personas con enanismo para que hagan reír en una fiesta privada es indigno. Nos devuelve a un pasado en blanco y negro. Es inaceptable que en 2025 aún cosifiquemos a las personas por su cuerpo.”

Uno de los puntos más controversiales del caso es que, según se conoció, una de las personas contratadas para el evento salió a defender al jugador, afirmando que no se sintió humillada y que tiene derecho a trabajar. Sin embargo, para las organizaciones defensoras de derechos, esto no borra la raíz del problema:

«No es solo lo que sienten los implicados, sino el mensaje que se envía a la sociedad».

La presidenta de la asociación denunciante fue aún más directa:

«Esto no fue inclusión ni empleo digno. Fue una puesta en escena basada en estereotipos que nos han perseguido durante siglos. Lo que hizo Lamine Yamal es una forma moderna de circo romano.”

Hasta el momento, ni el FC Barcelona ni el jugador han emitido declaraciones. El silencio no ha hecho más que alimentar el malestar, especialmente en un contexto donde las figuras públicas son llamadas a dar ejemplo.

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Por AL PE

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