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Por: José Luis Jaramillo Vela
La Historia la hacen los héroes olvidados
Y así es, porque la historia es un cúmulo de hechos, actos civiles, movimientos sociales, acciones de guerra, actos heróicos, decisiones políticas y de miles de situaciones en las que los personajes forman parte de un pesado, entramado e intrincado engranaje social, político y militar que a final de cuentas conforman los hechos históricos de nuestro país, haciendo lucir a unos cuantos líderes, jefes políticos y militares y personajes civiles, que terminan llevándose los créditos históricos, atrayendo para sí los reflectores de la historia.
Pero también, los hechos y los personajes ahí están, como sombras latentes, listas para manifestarse y hacerse de carne y hueso; hechos y personajes, que dependiendo de quiénes sean los encargados de armar la historia oficial, serán tomados en cuenta o no para ser mencionados y/o acreditados; muchos otros hechos y personajes no saldrán a la superficie de la historia, simplemente porque no fueron considerados por quienes arman la historia oficial, a pesar de haber sido parte del mencionado engranaje histórico.
Eso mismo fue lo que le sucedió a nuestro personaje del presente artículo, el Teniente Coronel Gustavo Garmendia, quien debiera ser doblemente reconocido, ya que primero salvó la vida al Presidente Madero y después fue el héroe en la Toma de Culiacán, hecho heróico que le costó la vida, solo para ser olvidado. Veamos pues, quien fue este gran personaje de nuestra historia.
Garmendia y sus orígenes
Gustavo Adolfo Garmendia Villafagne, nació el 24 de julio de 1883 en la Ciudad de Oaxaca, Oax.; fue el noveno de los quince hijos de Demetrio Garmendia Barroso y Delfina Villafagne Bolaños; desde muy pequeño, Gustavo se interesó mucho en los deportes, comenzó a practicar la gimnasia, la lucha grecorromana y el boxeo, deportes en los que aprendió la disciplina; también desde niño aprendió el tiro con rifle y pistola y en general, el manejo de las armas; posteriormente agregó la práctica de la esgrima.
Con el gusto por la disciplina y su gusto por las armas, el cual se convirtió en vocación, que lo llevó a inscribirse en la Academia Militar de Chapultepec (actual Heróico Colegio Militar), en 1897, siendo un jovencillo de 14 años; ahí Garmendia destacó desde que llegó, su personalidad, su arrojo, su liderazgo y su capacidad para hacer amigos se pusieron de manifiesto y pronto era ya conocido por todos, cadetes e instructores. En el Colegio Militar, Garmendia dio rienda suelta a su pasión por la lucha, el boxeo y el tiro, en todas alcanzó el grado de experto.
Gustavo Garmendia se gradúa como Subteniente Ingeniero Artillero, el arma de artillería requería de precisos conocimientos de ingeniería; a Garmendia le gustó el arma de Artillería debido a que tenía un extra, que se lo daba el ser además Ingeniero; este fue el primer cambio positivo que introdujo el General Ángel García Peña en la profesionalización del Ejército Mexicano. Garmendia tuvo como instructores de Artillería al más grande artillero mexicano, el General Felipe Ángeles y al segundo mejor, el Director del Colegio, General Ángel García Peña, quienes además le tomaron afecto a Garmendia y siempre lo protegieron.
Garmendia el deportista
En esas mismas fechas, el Gobierno Mexicano aprueba a la Esgrima como un deporte con reglas y competencias; además, el Director del Colegio Militar, General Ángel García Peña introduce la esgrima como parte de la instrucción de los cadetes; Garmendia se convierte entonces en un notable esgrimista; en las primeras competencias ganó en espada de combate, en sable y obtuvo mención honorífica en florete.
En cierta ocasión, un engreído instructor de esgrima retó a los cadetes a medirse con él en un match de florete; todos los cadetes al grito de ¡Garmendia, Garmendia!, animaron a éste a aceptar el reto del altanero y fanfarrón instructor; para el florete, los competidores se ponen un peto y careta como protección, también en la punta del florete se coloca un botón de acero para no herir al contrincante; como este deporte inició entre caballeros honorables, quien fuera tocado por el rival, caballerosamente debía reconocerlo, diciendo ¡Touché! o ¡Tocado!.
Después de algunas escaramuzas entre ambos competidores, Garmendia tocó en varias veces a su oponente, quien en ninguna de las ocasiones reconoció haber sido tocado, faltando no solo al reglamento del combate, sino a la honorabilidad y ética personal que suponía el origen de este deporte; una escaramuza más y el instructor vuelve a ser tocado y nada de reconocer la derrota, que todos los ahí presentes, cadetes, instructores, profesores y directivos del Colegio Militar estaban viendo. Ante tan descarado y poco honorable comportamiento, Garmendia se enfada y decide darle una lección al cínico instructor; golpea su florete contra el piso de mármol botándole la protección de la punta del arma, reanudando el ataque y con un habilidoso golpe, arranca la careta del contrincante, quedando la punta del florete a centímetros del rostro del instructor y la mirada fija de Garmendia taladrando furiosa los ojos del deshonesto instructor, quien se llevó los abucheos de los cadetes y de sus compañeros instructores; esa era la casta de Garmendia.
En 1910, el gobierno de Porfirio Díaz celebra con bombo y platillos el Centenario de la Independencia de México, pero también Argentina se une a los festejos e invita a una delegación mexicana a participar en varias competencias militares; dentro de la delegación de México va el Teniente Gustavo Garmendia en la rama de tiro al blanco con arma de fuego; Garmendia ganó en Argentina todas las categorías de su rama, regresando a México convertido en toda una
celebridad, al grado de que en su honor se le organizó un suntuoso banquete por parte de la Orden del Águila Intelectual Porfirista, estando presentes el mismo Porfirio Díaz y la crema y nata de la intelectualidad porfirista, todos reunidos ahí para rendirle honores a Gustavo Garmendia, quien a partir de ahí cobró fama y notoriedad.
Garmendia el militar
En 1911, Francisco Ignacio Madero González arrasa en las elecciones y gana la Presidencia de la República, el General Francisco Villa le dice al General Felipe Ángeles que había que salvaguardar la vida del Presidente Madero y le ordena estar muy pendiente de él; a su vez, Villa habla con Madero acerca de su protección personal como Presidente de la República y le propone nombrar al General Ángeles como su Jefe del Estado Mayor Presidencial; entre Villa y Madero había un gran afecto y estimación y un muy alto grado de confianza mutua, por lo que Madero sin dudarlo, nombró a Felipe Ángeles como Jefe del Estado Mayor Presidencial.
Sin embargo, la situación política de México no se remedió con la elección de Madero, la inconformidad seguía en diversos sectores de la sociedad mexicana; los zapatistas no veían el reparto agrario; los hacendados no podían contener los asaltos y saqueos de los zapatistas; la gente de la calle, el mexicano común veía como Madero integraba su gabinete con personas provenientes de la cúpula porfirista. Por otra parte, el General Félix Díaz Prieto (apodado socarronamente por la gente como “el sobrino del tío”, por su dependencia de su tío Porfirio), se levantaba en armas en Veracruz contra Madero; situación que solucionó de un zarpazo el Secretario de Guerra y Marina, General Ángel García Peña, quien derrotó y apaciguó a Félix Díaz y lo sentenció a ser fusilado, pero Madero ordenó llevarlo a prisión.
Ante toda esa situación, se hacía fundamental la protección del Presidente Madero, por ello, el General Ángeles seleccionó a quince de los oficiales militares que él consideró más confiables, leales y valientes; entre ellos, al mejor de sus alumnos artilleros, el ya Capitán Gustavo Garmendia, quien de inmediato se integró al Estado Mayor Presidencial; las órdenes del Capitán Garmendia eran de no despegarse del Presidente Madero y esperar a la puerta de su despacho cuando él se lo pidiera; la cercanía genera confianza y Madero le fue tomando confianza a Garmendia, por su cercanía con él, por la forma impecable de lucir su uniforme y sus armas, por su discreción y por la forma en que desempeñaba su trabajo y organizaba y giraba instrucciones a sus compañeros para los recorridos del Presidente.
Garmendia y su primer acto heróico
El gobierno del Presidente Madero transcurría no de manera normal, puesto que la Revolución continuaba en varios puntos del país; Zapata rompió con Madero, terminando por insultarlo y siguió sublevado; Villa trató de mediar con Zapata pero fue inútil, esto motivó que Madero tuviera que echar mano del General Victoriano Huerta para controlar a Pascual Orozco y Zapata; Huerta derrotó y aplacó a Orozco, pero no pudo con Emiliano Zapata, entonces, obligado por la situación Madero envía al General Felipe Ángeles para aplacar a Zapata; esto provocó que Madero hiciera cambios en el Estado Mayor Presidencial.
Como nuevo Jefe del Estado Mayor Presidencial, Madero nombra al General Lauro Villar y al Capitán Gustavo Garmendia lo nombra como nuevo Director General de la Policía de la Ciudad de México, en agradecimiento a sus leales servicios; Sin embargo, Garmendia destacó una fuerza policial permanente en Palacio Nacional en apoyo al E.M.P., con la anuencia del General Villar. Garmendia hacía todo lo posible por no dejar desprotegido al Presidente Madero, él sentía que la seguridad del Presidente continuaba siendo su responsabilidad.
A finales de enero de 1913, el Secretario de Guerra y Marina, General Ángel García Peña es informado de que se planea un complot en contra del Presidente Madero; García Peña enciende las alarmas, pero el día 9 de febrero comienza la famosa Decena Trágica; ese día por la mañana, los Generales Félix Díaz y Manuel Mondragón azuzados y manipulados por Victoriano Huerta, quien le hacía creer a Madero que estaba de su lado, sacan de prisión al General Bernardo Reyes y se dirigen a la ciudadela, donde estaba el polvorín del ejército, asesinan a todos los guardias y toman el control de cincuenta mil armas entre pistolas, fusiles Máuser, ametralladoras, obuses, cañones y artillería, además de 26 millones de municiones para todo ese armamento.
Una vez controlado el polvorín, se dirigen a Palacio Nacional, en donde a las puertas ya los esperaban los Generales Ángel García Peña y Lauro Villar con sus tropas, se arma la refriega, cayendo heridos no de gravedad Villar y García Peña, quien alcanzó a matar al General Bernardo Reyes, ocasionando la huida de los agresores.
Mientras tanto, en el Castillo de Chapultepec, en donde Madero tenía habilitada una parte como residencia temporal, ya se encontraban los elementos del E.M.P. y el Capitán Garmendia con un agrupamiento de policías, para trasladar a Madero a Palacio Nacional; a partir de ahí, el Capitán Garmendia al ser informado de la herida del General Villar, ya no se separó de Madero, asumiendo de facto el mando del E.M.P. y de la Policía de la Ciudad de México.
Llegaron a Palacio Nacional y el primero en aprontarse fue el General Victoriano Huerta quien le hizo creer a Madero que estaba listo para ponerse a sus órdenes, Madero de la manera más ingenua, ahí mismo lo nombra nuevo Jefe del Estado Mayor Presidencial; Huerta se retira supuestamente para organizar la defensa del Palacio Nacional, en vez de eso, fue a ordenarle al General Aureliano Blanquet que planeara el arresto del Presidente Madero y del Vicepresidente Pino Suárez.
El día 18 de febrero de 1913, ante lo grave de los acontecimientos, Madero reunió a todo su gabinete en Palacio Nacional, ahí estaba el Director de la Policía, Capitán Gustavo Garmendia, quien no se separaba de Madero; a las 2:00 p.m. el Presidente invita a todos a pasar al comedor, justo en ese momento irrumpe en el recinto el Teniente Coronel Teodoro Jiménez Riveroll, seguido del Mayor Rafael Izquierdo y un piquete de soldados; Madero les pregunta: “¿Qué hacen ustedes aquí, de qué se trata esto?” el Teniente Coronel Jiménez Riveroll le responde: “Señor Presidente, el Gobernador de Oaxaca se ha levantado en armas y viene hacia acá, tengo la orden de mi General Huerta de llevarlo a un lugar seguro, venga conmigo, saldremos por la entrada trasera”, en ese momento, el Capitán Garmendia se da cuenta del engaño e interviene, encarando a Jiménez Riveroll: “No hay entrada trasera, eres un traidor Riveroll”; quien al darse cuenta de que la traición ha sido descubierta, de un brusco tirón jala a Madero del brazo, quien ya se dirigía su oficina y estrujándolo de las solapas le dice: “Usted viene conmigo porque esa es la orden, está arrestado”; en ese momento vuelve a intervenir Garmendia, quien ya con un gesto feroz le grita a Riveroll: “Nadie toca al Presidente”, al mismo tiempo, Riveroll daba la orden a los soldados de disparar sobre Madero; en ese instante, el Capitán Garmendia desenfunda su arma y de un tiro en la cabeza mata al Teniente Coronel Teodoro Jiménez Riveroll; en ese momento el Mayor Rafael Izquierdo desenfunda su arma, pero ya estaba recibiendo dos disparos, uno de Garmendia en la cabeza y otro del Teniente Federico Montes Alanís; del piquete de soldados, solo algunos dispararon contra Madero, pero la descarga la recibió el joven asistente Marcos Hernández, quien se había puesto enfrente de Madero para protegerlo, muriendo en el lugar.
Garmendia el héroe de “La Lomita”
Tras estos aciagos acontecimientos y después de que Madero fue arrestado por el General Aureliano Blanquet, completando la vil traición, Madero es asesinado cuatro días más tarde por órdenes de Victoriano Huerta, por lo que
el Capitán Gustavo Garmendia anduvo a salto de mata, pues Victoriano Huerta al usurpar el poder lo había declarado desertor, con la orden de encontrarlo y fusilarlo; estuvo unos días escondido en domicilios de militares amigos suyos, hasta que como pudo, un día tomó el tren rumbo a Acapulco, en donde al ser reconocido por la policía, se enfrascó en una balacera con ellos, logrando escapar para embarcarse hacia San Francisco, California, en donde permaneció unos meses. Estando en San Francisco, se entera de que el Gobernador de Coahuila, José Venustiano Carranza de la Garza ha proclamado el Plan de Guadalupe, desconociendo al gobierno traidor de Victoriano Huerta; Carranza se proclama como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, cuyo objetivo era derrocar a Huerta.
A Carranza se le unieron los Generales Pablo González Garza, Álvaro Obregón, Francisco Villa y Felipe Ángeles, esto entusiasmó a Garmendia, quien regresa a México con la idea de unirse al General Felipe Ángeles, pero en Hermosillo se encuentra con Isidro Fabela, quien venía huyendo de Chihuahua, pues Huerta había asesinado al Gobernador Abraham González y venían por su cabeza; entonces Fabela lo contacta con el General Obregón, quien al darse cuenta de que es el héroe que salvó la vida a Madero, lo acepta de inmediato en sus tropas constitucionalistas.
Obregón, quien ya se había hecho con el control de Sonora, integra a Garmendia a su Estado Mayor con el grado de Teniente Coronel; “Lo asciendo directo de Capitán Primero a Teniente Coronel, porque el grado de Mayor ya se lo ganó al salvar la vida del Presidente Madero” y con eso, el Teniente Coronel Gustavo Garmendia pasó a formar parte del Estado Mayor de Obregón, junto con los Generales Benjamín Hill, Ángel Flores, Abelardo L. Rodríguez y Manuel M. Diéguez, al mismo tiempo que se le asignó como jefe del 4° Batallón del Ejército Constitucionalista.
Venustiano Carranza le había ordenado a Obregón tomar la ciudad de Culiacán a como diera lugar y establecer un gobierno constitucionalista y con eso tendrían también el control del Puerto de Mazatlán, así es que era muy importante y estratégica la ubicación, pues al controlar Sinaloa, controlarían también a Nayarit, que dependía en gran parte de la economía sinaloense.
El 12 de noviembre de 1913, las tropas constitucionalistas de Álvaro Obregón asaltan la ciudad de Culiacán, custodiada por las fuerzas federales de Victoriano Huerta; aquí el problema era la geografía del terreno y los federales tenían dos ubicaciones estratégicas: una, en la iglesia del Sagrado Corazón, situada a unos 300metros de la unión de los ríos Humaya y Culiacán, por donde además tenían controlados los accesos al río; el otro enclave huertista, estaba en la Capilla de Guadalupe, en el cerro de La Lomita, desde donde vigilaban toda la ciudad de Culiacán.
La batalla se estableció por todos los rumbos de la ciudad, antes del mediodía, Obregón ya había tomado el enclave del Sagrado Corazón, pero mientras no tuvieran el control de La Lomita, estarían a merced del fuego huertista; Obregón ordena al Teniente Coronel Gustavo Garmendia y al General Manuel M. Diéguez avanzar con sus 4° y 5° columnas respectivamente y asaltar La Lomita, para qu,e enseguida detrás de ellos entrarían los Generales Benjamín Hill y Ángel Flores.
Garmendia traza rápido un plan, él atacaría uno de los flancos de La Lomita, atrayendo el fuego enemigo, entonces el General Diéguez atacaría el otro flanco para que entraran las tropas de Hill y Flores; sonaba muy sencillo, pero era de lo más complicado y peligroso. El Teniente Coronel Garmendia toma la iniciativa y en un ataque furioso, al frente de su 4° columna ataca La Lomita, atrayendo el fuego enemigo, a lo lejos se escuchaba el inicio del ataque del General Diéguez; la estratagema funcionó, Garmendia, que era un gran atleta, desmonta y salta unas cercas y bardas, pero al tratar de alcanzar los techos, es alcanzado en una pierna por una bala expansiva que le afectó la vena femoral, provocando una hemorragia que le fue asistida de inmediato con torniquetes. El General Obregón pregunta a los soldados que lo llevaban hacia el hospital: “¿Quién es ese héroe que llevan?, “es Garmendia, mi General” respondieron; pero el Teniente Coronel Gustavo Garmendia falleció desangrado en el trayecto.
La Toma de Culiacán se concretó, gracias a la acción heroica de Garmendia, pero a pesar de la victoria, en las filas constitucionalistas había tristeza por la pérdida de tan popular, querido y valiente militar; Obregón ordenó guardia de honor al caído, iniciando por él y sus generales, pasando después toda la tropa durante toda la noche. Al día siguiente, muy temprano, Obregón le ordena al General Ángel Flores y al General Abelardo L. Rodríguez, salir con un piquete de treinta soldados con el cuerpo del Teniente Coronel Gustavo Garmendia hacia Navolato y sepultarlo ahí con todos los honores militares; Obregón temía que si lo sepultaba en Culiacán, los huertistas que hubiesen quedado dispersos pudieran profanar su tumba.
En el parte de guerra que Obregón le rindió a Carranza, le menciona la dolorosa pérdida de un héroe, el Teniente Coronel Gustavo Garmendia, quien abrió las puertas para la Toma de Culiacán. Tres años más tarde, en 1916, Carranza ya como Presidente de la República, ordena trasladar los restos del Teniente Coronel Gustavo Adolfo Garmendia Villafagne desde Navolato, Sinaloa a la Ciudad de México, para ser sepultado en el Panteón Francés de México, con los debidos honores militares y con los honores de Héroe Nacional.
Gustavo Adolfo Garmendia Villafagne murió el 12 de noviembre de 1913 a los 30 años de edad.
Garmendia y su legado
+ En 1914, su hermana Delfina Garmendia Villafagne, Viuda de Monroy, impulsada por el espíritu valiente de su hermano, promovió el constitucionalismo de Carranza en contra de Huerta, en Oaxaca, Veracruz, Puebla, Tabasco y Chiapas.
+ El principal Mercado Popular de la ciudad de Culiacán lleva su nombre “Mercado Garmendia”, así como innumerables calles en muchas ciudades del país
+ El 18 de febrero de 2013, el Presidente Enrique Peña Nieto y el Jefe del Estado Mayor Presidencial, General Roberto Francisco Medina Moreno, instituye por decreto, el “Día del Estado Mayor Presidencial”, en memoria del Teniente Coronel Gustavo Garmendia al salvar la vida del Presidente Madero, aquel lejano 18 de febrero de 1913. Se develó una placa en su honor y en honor a la lealtad del E.M.P. hacia el Presidente de la República.
+ Familiares del Teniente Coronel Gustavo Garmendia se encuentran por Sinaloa, Jalisco, Puebla y Oaxaca; el futbolista Gustavo Adolfo Garmendia Palomino, jugó para los equipos Puebla,F.C. y Lobos B.U.A.P., F.C.
Para terminar, vaya un saludo muy cordial hasta Guadalajara, Jalisco al buen amigo, el Arquitecto Oscar Manuel Garmendia Palomeque, quien es sobrino nieto directo del Teniente Coronel Garmendia, también a su esposa María Esther Campos Velarde.
Referencias Bibliográficas:
+ Tapia, Mario (2008). 101 Héroes en la Historia de México. Editorial Grijalbo.
+ Márquez Sterling, Manuel (1913). Los Últimos días del Presidente Madero (Mi Gestión Diplomática en México). I.NE.H.R.M. Edición Electrónica, México 2013.
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+ Chassen-López, Francie (2016). “No podemos ni debemos permanecer impasibles”: Las Oaxaqueñas en la Revolución de 1910. Estudio Histórico.
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