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Pocos años después de Mateo y Lucas, Cervantes Saavedra dedicó unas líneas en su obra cumbre al presidente del poder Judicial de Morelos: «El que vee [así] la mota en el ojo ajeno, vea la viga en el suyo».

Y es que el magistrado Jorge Gamboa, sin decir ninguna mentira —eso sí, ocultando muchas verdades—, alertó de los riesgos de la Reforma Judicial impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Tardíamente, advirtió que autonomía, imparcialidad e independencia, esenciales para «garantizar una justicia libre de influencias políticas», están en peligro. Un día antes, en el programa Aprendiendo Derecho de Cipriano Sotelo, rector de la Universidad de Ciencias Jurídicas, el juez de Distrito José Leovigildo Martínez, medalla al Mérito Judicial, recriminó que, a diferencia de otros tribunales de justicia estatales, el de Morelos no haya mostrado solidaridad con el poder Judicial de la Federación.

Y es que los magistrados morelenses están tan ocupados atendiendo y resolviendo casos con «autonomía, imparcialidad e independencia», que se les había pasado mostrar compañerismo, aunque sea de dientes para afuera, como ayer. No fuera el programa basura La casa de los famosos… También, sus vecinos del Poder Judicial de la Federación pidieron a Gamboa sumarse a las acciones de resistencia.

Tras leer mucho mejor que Cuauhtémoc Blanco, el magistrado judicial planteó a nombre del pleno el compromiso de la autonomía de los estados, para organizar y fortalecer sus propios poderes judiciales, «sin presiones externas». También, sus vecinos del Poder Judicial de la Federación pidieron sumarse a las acciones de resistencia.

El juez Martínez, como en aquel tiempo y mil 332 páginas don Quijote [dos partes y 126 capítulos] después, aconsejó poner las barbas a remojar, es decir, ver la viga en el ojo propio. Y es que la Legislatura 56 podría destituir a los magistrados de Morelos este mismo año, habiendo materia para tal, con o sin pensión más allá de la vida, haber de retiro le llaman al agandalle, hasta por 70 por ciento de los emolumentos para sus consanguíneos. «Respeto a los estados», pero no al erario público.

Durante el monólogo de Leyva 7, que no conferencia a medios, Gamboa pidió no hacer preguntas.

No habló del irrespeto a la carrera judicial ni de la viciada composición del cuerpo colegiado actual, cuyas togas made in Legislatura 55 salieron defectuosas de origen. Tampoco lo hizo en temas igual de espinosos, como la reclasificación de delitos y limpiar de toda culpa a delincuentes probados, pero, sobre todo, administrar justicia por «influencias políticas» del cuauhtemismo-ulisismo.

 

El discurso leído de Gamboa no buscó cimbrar las fracturadas estructuras de Palacio Nacional, en horas en que los embajadores de EEUU y Canadá han advertido de que las relaciones políticas y comerciales con México sí están en peligro, respondiendo su inquilino a 32 horas de desocupar el cuarto de servicio, que el lazo fraternal queda en pause mode, mientras llega la corrección política o en definitiva se rompen relaciones diplomáticas por un acto de esquizofrenia política.

letraschiquitas

Con seis diputados reincidentes —Tania Rodríguez, Luz Quevedo, Guadalupe Gordillo, Alberto Sánchez, Ponchito Sotelo y Pancho Sánchez— la Legislatura 56 se estrenará el domingo venidero, día 1, con la divisa de no caer en la tentación de ser igual —siempre hay una peor que la anterior— que la saliente L55, con bancadas graquista y cuauhtemista que paralizaron tres años la agenda legislativa, improductiva, cara y corrupta en extremo. Entre sus principales temas, tiempos y las circunstancias, está de la recomponer la Fiscalía general y el poder Judicial, pero, sobre todo, cumplimentar el mandato popular al que se deben. De eso sabe mucho Jazmín Solano. Y también lo sabe Juan Salazar, el fiscal anticorrupción que persiguió política-judicialmente Solano, exalcaldesa de Temixco.

Por AL PE

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