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La reciente tragedia ambiental con los cuatro perritos bañados en chapopote —de los cuales tres lamentablemente murieron— fue la primera gran prueba para Rocío Reza al frente de la Coordinación de Medio Ambiente y Protección Animal del Municipio. Sin embargo, en lugar de asumir el liderazgo que se esperaba de ella, optó por un perfil bajo y dejó que fueran otros quienes investigaran y dieran la cara. Fue el fiscal César Jáuregui quien, con apoyo de videos captados por cámaras particulares, esclareció que lo ocurrido fue un desafortunado accidente y no un acto intencional de crueldad. Gracias a ese hallazgo, tanto él como el secretario Julio César Salas pudieron deslindar responsabilidades más graves y respirar tranquilos.

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Pero mientras otros actuaban, Rocío Reza volvió a confirmar su fama: ocupar cargos sin asumir compromisos reales. En este episodio, quedó claro que su presencia fue meramente decorativa, como ha sucedido cada vez que la colocan en alguna posición. Su historial de inacción no sorprende, lo que sí resulta curioso es que, pese a su conocida ineficacia, siempre encuentra quien la acomode en la nómina pública. Una vez más, pasó sin pena ni gloria cuando más se requería que diera la cara y otro detalle nada grato en resultados para el alcalde Marco Bonilla.


El director de Seguridad Pública, Julio César Salas, intentó dar lindos números de homicidios del mes de mayo señalando que se cerró con 29 asesinatos, apenas “un poco” por encima de la meta de 25, como si esa cifra no fuera ya lo suficientemente grave. Hizo malabares comparativos con el mismo mes del año anterior, donde hubo 54 muertes, según él, “sin violencia”, como si el hecho de morir no fuera ya trágico por sí mismo. Esta vez, dijo que solo 13 fueron con violencia, pero el punto es que la estrategia no dio los resultados prometidos y Salas, en lugar de aceptar fallas, se conforma con decir que casi le atina al número esperado de muertes.

En cuanto a los robos, el discurso fue parecido: se registraron cinco asaltos violentos a tiendas Oxxo y 29 más sin violencia, cifras que Salas intentó presentar como un “cierre positivo”, alegando que hubo disminuciones porcentuales según Ficosec, y no por datos de la corporación, para evitar ser acusado de inflar estadísticas. También presumió cifras de decomisos de droga, pero al final del día, lo que quedó claro fue que la violencia sigue presente y el director simplemente no logró frenar la situación. Los datos se acomodan como pueden, pero los hechos están ahí: los homicidios siguen y la percepción ciudadana no mejora.


Mientras el alcalde, Marco Bonilla, anda de gira muy contento en Colombia, donde presume reconocimientos en el Senado por sus políticas, en la capital el tiempo no perdona y los ciudadanos ya están esperando a ver, cuándo va a cumplir las promesas de campaña, por que nomás no se ha visto nada, más que discursos y creación de dependencias como la de Participación Ciudadana, así como la Coordinación de Medio Ambiente y Protección Animal, que hasta la fecha, lo único que hizo es robustecer la nómina con más personal y dos titulares con sueldos arriba de los 80 mil pesos.

Ni ha comenzado un centro veterinario, ni las obras del Presupuesto Participativo se ven, porque todavía faltan concluir las del 2024; de la planta recicladora ni hablar, porque está lejos de concretarse al menos en este año, ya que como no quiso invertirle y dejar todo en Banobras, pues a ver pa’ cuando.

El tener a Carlos Rivas en Obras Públicas significó todo menos eficiencia, ya que los magnos proyectos de puentes que desahogarían el tráfico todavía están en veremos, porque que es que el dinero que iba a prestar un banco, pues resulta que se pasó el tiempo y hay que volver a solicitarlo, para que vuelvan a concursar y ver quién dará el crédito para el cash, luego la licitación para una de las tres obres, ya entonces, ahora sí a comenzar a construir un puente que tardarán más de un año. A ver si no se nos va hasta el 2028 como tienen acostumbrados a alargar todas las obras.


Ah, pero no todo es color gris para los azules, porque parece que del lado morenista, las cosas están color de hormiga o más bien, color chapulín, porque según dicen, que nuevamente, para la Alcaldía de Chihuahua, no será candidato un fundador del partido de izquierda en Chihuahua, sino otro venido de los partidos de derecha y hasta ultra derecha.

Así, que al no tener «gallos», parece que la dirigencia aceptará nuevamente a los ya conocidos Marco Quezada, Miguel LaTorre, Fernando Tiscareño y Carlos Borruel, sin mencionar que se podrá colar por ahí, Brenda Ríos y hasta Miguel Riggs. O sea, que si el presidente del Consejo Estatal de Morena, Hugo González, tenía la mínima intensión de ser aspirante a presidente municipal, todo parece indicar que se la va a «Peles Prado», porque estos, ya están con todo.

Es así, que el partido de izquierda en la capital, dejara de ser Morena para convertirse en un «Pri-mor- pan-naranja-verde» o «Primor pan ciudadano ecologista» o como sea, una capirotada política.

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