La selección mexicana Sub‑23 inició con buen pie su gira por Europa al vencer 2‑1 a su similar de Rumania en Bucarest. Este encuentro forma parte del proceso preparatorio rumbo a los Juegos Olímpicos de París 2026, y representa un ensayo clave para el cuerpo técnico nacional, que busca consolidar una base sólida de jóvenes talentos.
El partido mostró un dominio progresivo del conjunto mexicano, que a pesar de comenzar con cierta cautela, fue ganando confianza conforme avanzaban los minutos. El primer gol cayó al minuto 28, tras una jugada colectiva que finalizó con una excelente definición del delantero de Pumas, Santiago Trigos. El empate rumano no tardó en llegar, pero México reaccionó antes del descanso con otro tanto, esta vez de Jordan Carrillo.
Durante el segundo tiempo, el técnico mexicano realizó varias modificaciones para observar el comportamiento del plantel en distintas formaciones tácticas. Los cambios mantuvieron la intensidad y permitieron preservar la ventaja sin mayores sobresaltos. El arquero mexicano tuvo intervenciones importantes, sobre todo en los últimos minutos, cuando Rumania buscó desesperadamente el empate.
Más allá del marcador, lo destacable fue el orden defensivo, el juego por las bandas y la capacidad de recuperación en medio campo. El equipo mostró cohesión, y aunque aún hay aspectos por pulir, el grupo parece asimilar bien la propuesta del entrenador. El próximo partido de la gira será ante Polonia, lo que representa un reto mayor por el estilo físico del conjunto europeo.
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Esta gira permite a los jugadores mexicanos adaptarse a climas, estilos arbitrales y condiciones de juego distintas, lo cual será fundamental cuando se enfrenten a rivales internacionales en torneos oficiales. La experiencia obtenida en estas giras suele tener un valor formativo enorme, tanto en lo táctico como en lo mental.
Los entrenadores señalaron que el grupo actual combina juventud con experiencia en primera división, lo que facilita su integración. Varios elementos ya han sido considerados por selecciones mayores, lo que indica que el proceso de formación está alineado con las necesidades del fútbol mexicano a futuro.
Además, el cuerpo técnico elogió la disciplina táctica del grupo y la concentración durante los 90 minutos. Se enfatizó que el objetivo no es solo ganar partidos amistosos, sino desarrollar jugadores con mentalidad competitiva y adaptables a distintos contextos. Se busca formar futbolistas capaces de afrontar presión internacional.
Este resultado también ayuda a generar confianza en el proyecto olímpico. La federación ha apostado por este grupo, dándoles continuidad desde torneos juveniles y asegurando que tengan roce internacional desde temprana edad. La gira por Europa es una fase clave de esta estrategia.
El enfoque ahora será corregir errores detectados ante Rumania y preparar con intensidad el duelo ante Polonia. Las conclusiones de esta gira influirán directamente en la lista final rumbo a los Juegos Olímpicos. Los jugadores saben que cada minuto cuenta y que el margen de error es mínimo.
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