Las latinoamericanas han salido este martes a las calles echando mano de la creatividad para recordarles a sus Gobiernos que aún falta mucho para que haya igualdad y justicia. Han tomado las calles en una de las regiones más desiguales y violentas del mundo para las mujeres: en 2020, un total de 4.091 fueron asesinadas en toda la región, según datos de la Comisión Económica Para Latinoamérica y el Caribe.
En México, un país donde la convocatoria del 8-M se ha convertido en una protesta cada vez más multitudinaria en los últimos años, los grupos feministas recurrieron incluso al cielo para decir a sus gobernantes que las siguen matando. “10 feminicidios diarios, ninguna en el olvido”.
Las colombianas, que comenzaron el año con la despenalización del aborto en una decisión histórica de la Corte Constitucional, han vivido la jornada como una llamada para defender los derechos ganados. En Argentina, donde las estrictas restricciones impuestas durante la pandemia menguaron las manifestaciones por dos años, fue una oportunidad para “recuperar las calles” y mostrar la fuerza del movimiento feminista.
Chile vive una semana de expectativa por la investidura de Gabriel Boric, el presidente más joven de su historia, que ya ha nombrado un Gabinete con mayoría de mujeres; y Brasil cuenta las horas del Gobierno de Jair Bolsonaro.
Que se frene la violencia contra las mujeres es la principal demanda en México, que ha contado a 30.000 asesinadas en la última década. Ante la inacción de las autoridades, las mexicanas se han levantado en los últimos años como uno de los principales movimientos opositores al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que en sus declaraciones públicas suele disminuir el drama de los feminicidios en el país y cargar contra las feministas.