A ver si así la señora Liz Vilchis entiende algo sobre la diferencia entre el fentanilo legal, de grado farmacéutico, médico, y el ilegal, el que producen y trafican los narcos. Este 21 de marzo, el mismo día que la señora Vilchis nos descalificaba a los periodistas y medios que dijimos que no se podía prohibir el fentanilo legal porque nada tenía que ver con el ilegal y porque era imprescindible en los procedimientos quirúrgicos y el control el dolor, todas las Federaciones, Asociaciones y Colegios Médicos de México emitieron un comunicado explicando lo siguiente.
Dice el comunicado, completo, literal:
“El fentanilo de uso médico se usa en el 95% de las cirugías en México y en todo el mundo, con la finalidad de evitar, disminuir o suprimir el dolor producido por la propia cirugía.
“El fentanilo es el medicamento sintético capaz de suprimir los dolores más severos que pueda sufrir el ser humano por diferentes situaciones y de diferente naturaleza.
“El fentanilo ilegal no es el mismo que se usa en la medicina por profesionales de la salud. El fentanilo ilegal generalmente es de fabricación rudimentaria y apócrifa en laboratorios clandestinos y generalmente va acompañado de otras drogas que lo hacen más adictivo y peligroso para consumo humano.
“El fentanilo de uso médico tiene más de 60 años de usarse en la medicina por especialistas profesionales para complementar sus actividades, especialmente en cirugías de grandes extensiones, en donde se hace indispensable su uso clínico.
“Sus propiedades farmacológicas y su bajo costo lo hacen un medicamento que no tiene punto de comparación con otros medicamentos similares existentes en el mercado nacional.
“Además de los anestesiólogos, el fentanilo también es ampliamente usado por otros especialistas de la medicina, como los médicos intensivistas, algólogos, oncólogos, tanatólogos, urgenciólogos, servicios de endoscopía y de estancia corta, etcétera.
“Por su potencia, que es 100 veces mayor que la de su homólogo la morfina, es un medicamento ideal para cirugía mayor.
“La mayoría del fentanilo se usa por vía endovenosa, sin embargo, hay otras presentaciones, como los parches dérmicos, que se usan ampliamente en el paciente con dolor por cáncer o en etapas terminales.
“Prohibir el fentanilo en la práctica médica es quitarles a los enfermos el derecho a vivir sin dolor, es retroceder varios años en la historia de algunas especialidades médicas, entre ellas la anestesiología.
“Las Federaciones, Sociedades y Colegios Médicos de México rechazamos total y absolutamente la eliminación del fentanilo de la práctica clínica diaria”.
Hasta ahí el comunicado de todas las Federaciones, Sociedades y Colegios Médicos de México dado a conocer el pasado día 21 de marzo.
Reitero un punto: el fentanilo legal, de grado médico, no es el mismo que utilizan los narcotraficantes. El que usa el crimen organizado es un fentanilo en estado puro, que viene casi siempre en polvo, en particular desde China, India y, a veces, Pakistán, que se procesa en México (y también otros países, como Canadá) para convertirlo en pastillas, que son las que se venden en el mercado ilegal en Estados Unidos y también en México. Su efecto es altamente adictivo y mortal. Se utiliza un miligramo de fentanilo para cada pastilla ilegal. Eso quiere decir que, de cada kilo de fentanilo puro, ilegal, se pueden sacar un millón de dosis, que les dejan ganancias de muchos millones de dólares por kilo a los narcotraficantes. Y cada vez más se mezcla con otras drogas por su potencial adictivo, lo que lo hace más mortal aún. Que se generalice un nombre no significa que se trata del mismo producto. Es básico diferenciar el producto legal del ilegal.
Señora Vilchis, si quiere saber un poco más sobre el tráfico de fentanilo, le recomiendo un libro que publiqué hace más de dos años: La nueva guerra. del Chapo al fentanilo (Grijalbo, 2020), adelantando el fenómeno que ahora estamos enfrentando. Hay mucho material de investigación propia, pero una de las principales fuentes para comprender cómo funciona el tráfico ilegal de fentanilo fueron los muy buenos especialistas de la Secretaría de la Defensa Nacional, el libro, además, incluye una amplia entrevista con el general secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval. La diferencia del fentanilo legal y el ilegal es un tema que también he profundizado con los funcionarios de la Marina, que tienen el control actual de la Cofepris.
Si no me quiere leer, puede consultar el libro La fiesta se acabó, por qué siempre perderemos la guerra contra las drogas sintéticas, de Ben Westhoff (Planeta, 2021), una visión global del mundo de las drogas sintéticas, que incluso va mucho más allá del fentanilo y explica cómo funciona ese mercado en el mundo. Tengo entendido que es uno de los libros de cabecera sobre el tema de funcionarios del gabinete de seguridad federal (uno de ellos fue quien me lo dio a conocer) y no dudo que se lo hayan hecho llegar al presidente López Obrador. Insisto, infórmese bien, señora Vilchis, no haga el ridículo y, sobre todo, informen usted y su equipo correctamente al señor Presidente.
En el combate al fentanilo ilegal e incluso en los mecanismos de seguimiento y control sobre el fentanilo médico, legal, hay mucho por hacer y se puede hacer bien, en buena medida ya se está haciendo y eso se debe destacar. Pero se debe tener la información correcta, real y, sobre ella, operar. Lo demás es, dirían los clásicos, politiquería.