Hace ya varios años, cuando el crimen organizado comenzó a crecer, se vislumbraba que la población mexicana corría el peligro de ser controlada por estos grupos delictivos; sin embargo, poco nos imaginábamos que esta furia delictiva abarcaría hasta la venta de víveres o el trabajo honesto de los campesinos; hoy, es ya una realidad: los mexicanos vivimos bajo el yugo de sicarios que controlan todo: gasolina, con el “huachicoleo”, el derecho a trabajar en un puesto de productos varios en la calle o locales, una tortillería, una tienda de abarrotes, transporte público, extorsión o robo, también, al transporte empresarial en carreteras o automovilistas en carreteras; el precio de frutas y verduras, en fin, actividades económicas y sociales que nos dan el sustento a diario: ya tenemos un impuesto criminal que se denomina cobro de piso. Quizá, también es importante pensar en que, en un tiempo no muy lejano, entrarán a nuestras casas para extorsionarnos por el derecho a tener una vivienda propia o arrendada, como ya empieza a suceder en el estado de Guerrero.
La fallida estrategia de López Obrador:” abrazos, no balazos”, nos está conduciendo a vivir en una “normalidad” alarmante en este cadáver putrefacto de país, ya está siendo normal ver masacres, cuerpos sin vida y decapitados, envueltos en bolsas, abandonados en automóviles, casas de seguridad, edificios gubernamentales; escuchar las balaceras a cualquier hora del día; finalmente, una tragedia nacional, por lo que también se ha desatado un mal anhelo para las nuevas generaciones: querer ser narcotraficante, portar arma de fuego y matar al que se les antoje, los juegos de los niños ya son hacer retenes al estilo del crimen organizado, gracias, en gran parte, a la apología que Epigmenio Ibarra hace del narcotráfico en México a través de sus narcoseries y narconovelas; esto podría ser el primer foco infectado de la sociedad de nuestro país.
Lamentablemente para México, ahora los héroes no son los médicos, militares. policías o bomberos, son criminales que se desplazan en los municipios del país para arrebatar el territorio a otro grupo delictivo, una actividad común ya; basta con ver la pasada reacción de la gente en San Gregorio Chamic, Chiapas, pues la comunidad de ese municipio salió a celebrar la llegada del Cartel de Sinaloa porque ya están hartos del CJNG, por ejemplo, pues no hay otra opción más que aplaudir que el crimen organizado sea quien gobierne y controle la seguridad, actualmente; según parece, Presidencia de la República favorece al crimen y ha abandonado al pueblo; estos delincuentes obedecen al instinto animal más prístino, y lo ejercen a costa de privar de la vida a quien sea −incluso a bebés−, portan armas de fuego de calibre alto y llevan a cabo estas operaciones delictivas en grupos, porque difícilmente lo harían sólo dos o tres personas: en montón es más fácil ser delincuente; por lo visto, la policía se ha visto amordazada y comprada por estas organizaciones, y se puede ver que poco a poco se extingue el estado de derecho, un anhelo más de López Obrador, dicho sea de paso; a la población sólo le queda aplaudir y callar que un grupo delictivo sea su nuevo verdugo porque el de turno les está exprimiendo hasta el alma; pero López Obrador tiene como sueño volver a México socialista con la ayuda del crimen organizado, ejerciendo el miedo en la población para lograr sus fines políticos muy ligados al terror.
Al paso que vamos, si Sheinbaum llegara a la presidencia y con las reformas para desaparecer las instituciones autónomas, posiblemente sucedería que quien necesite levantar una
denuncia tendría que ir a Palacio Nacional para que después le digan: “aquí está un folio, revisaremos su petición”, y la ignoren, como las miles de peticiones en Atención Ciudadana de Presidencia de la República. Imaginar esto es terrible, con 11 feminicidios diarios y 180.000 homicidios dolosos, hasta ahora, ¿se imaginan la extinción de los ministerios públicos, jueces y todo el sistema penal mexicano? Si así, Leticia Ramírez Amaya, la ahora Secretaria de Educación Pública, se lavaba las manos, como lo siguen haciendo actualmente quienes están al frente de este mecanismo, ¿qué nos espera con Claudia Sheinbaum?
El miedo es la principal vitamina de los delincuentes, lo extraen de la gente de paz y muy trabajadora que sólo quiere ganar su dinero honrado, con base en su esfuerzo, llegar a casa y vivir su vida lo más tranquila posible; alimento bastante codiciado, incluso por el gobierno de López Obrador, pues el acto delictivo de su política ha llevado, incluso, hasta amenazar a adultos mayores, a través de sus “Servidores de la nación”, quienes amedrentan a nuestros ancianos con la frase: “recuerden que si no votan por MORENA ya no se les va a ayudar con la pensión”, cuando es un derecho constitucional estipulado en el artículo cuarto de nuestra Carta Magna.
Por donde sea que se mire, se puede observar el control de la delincuencia: la de Palacio Nacional, los carteles de la droga, hasta los delincuentes que asaltan en la calle o el transporte público. Con un cinismo desbordado, dice Claudia Sheinbaum que con ella “México va a tener la continuidad de la transformación” −de lo que ellos imaginan que es la cuarta transformación−, siendo que esta mujer carga con muertes, sí, muertes por el descuido del metro, por ejemplo. Con los cero resultados que ha dado López Obrador con su MORENA, estas propuestas de la vil campaña presidencial de Sheinbaum son para temblar, y volvemos al miedo y el control criminal.
Es muy triste leer en redes sociales o escuchar a algunas personas en la calle o ver en videos la fe ciega que le ofrecen a AMLO; uno se pregunta: “¿por qué ese sector no quiere ver la realidad?” Quienes estamos alertas de todos los actos de corrupción y abuso de poder de López Obrador y secuaces decimos: este gobierno ya no debe continuar al frente de México, estamos hartos de mentiras y manipulaciones de López y compañía; ellos ya no deben estar gobernándonos, pues al hacerlo, nos están gobernando los criminales en los tres niveles de gobierno, más los carteles que controlan estados y municipios. La impunidad ya es una actividad a plena luz del día, de hecho, la única “estrategia” de AMLO, ha sido atacar a los ciudadanos y brindarles seguridad a los delincuentes, recordemos las palabras de López Obrador en la mañanera del 13 de mayo de 2022:” también cuidamos a los integrantes de las bandas: son seres humanos”; entonces, estos ciudadanos, desprotegidos por el gobierno federal, que reman contracorriente, trabajan y pagan impuestos, que están viendo el deterioro del país, quienes ya protestan por esta ola de crímenes e impunidad, son ahora los “bichos raros”; dice la infamia en Palacio Nacional que son “fifís”, “neoliberales”, “adversarios”, “conservadores”, “porfiristas”, “pagados por Claudio X. González”, claro, sin ninguna prueba como es su costumbre ¿Cuántos millones de pesos debería tener González para pagarle a esta población? ¡Es ridículo! Dicho sector ciudadano de paz que confió en la democracia que usó López para obtener un voto seguro; aquellos que creyeron que iba a mejorar el país en
2018, sólo ha sido víctima de injurias y mentiras; así, se puede observar que somos víctimas del crimen organizado y del Presidente de la República en turno; a los ciudadanos les ha tocado que les salpique ese néctar ponzoñoso que, por otro lado, ha bebido con gusto la gente fanática del régimen actual, al que también le afecta el crimen, por supuesto, pero viven cegados y conformes; sin embargo, la falta de ley y el desorden social nos afecta a todos; de esto se aprovecha López Obrador y su corte; este maremoto que México ya no puede soportar más, sólo ha beneficiado a Obrador, su familia y el equipo selecto de la oligarquía obradorista.
México necesita paz y progreso, es urgente, y ya vimos que el gobierno federal no va a llevar al cabo sus facultades constitucionales para que podamos vivir mejor; López Obrador, atrapado en su novela del Siglo XIX, sabe alimentarse muy bien de la ignorancia, el miedo y el fanatismo, quienes no lo hacen, tienen que soportar la embestida del régimen, como los periodistas críticos. Todos somos responsables, sí, pero los que mueven los hilos, en su privilegio del poder político, como MORENA, quieren seguir alimentándose de esta carroña.
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