El legislador emecista Sánchez Villegas parece ver moros con trinchetes en cada esquina, y no es para menos, pues el reciente revuelo por la resolución del juez Juan Carlos Erives Fuentes en el caso de Édgar Herman Escárcega Valenzuela, alias El Abejorro, lo tiene en el ojo del huracán. El señalado, condenado desde 2020 por secuestro a una pena de 37 años, recibió un giro inesperado: en lugar de cumplir su sentencia tras las rejas hasta 2057, ahora solo pasará los fines de semana en el penal, de viernes a domingo, hasta 2050. Sánchez Villegas, junto con su esposa, ha exigido una investigación exhaustiva sobre esta decisión, denunciando un supuesto golpeteo político. Pero, ¿quién lo cuestiona? Nadie parece alzar la voz en su contra, y sus discursos en tribuna resuenan sin oposición. ¿Será que sus enemigos políticos son reales o solo ecos en su cabeza? A lo mejor un psicólogo podría ayudarlo a distinguir.
El legislador insiste en que no hay claridad en la resolución judicial y acusa un uso facciosos de la información para desgastarlo. Recordó su iniciativa del 16 de julio de 2025, que busca evitar la liberación anticipada en delitos graves como homicidio, violación o infanticidio, propuesta que, según él, demuestra su compromiso con la justicia. Sin embargo, el silencio de sus detractores es ensordecedor; nadie lo refuta, nadie lo confronta. ¿A quién se refiere cuando habla de golpeteo político? Tal vez Sánchez Villegas escucha voces de adversarios que no existen, o quizá sabe algo que los demás ignoramos. Las declaraciones de los morenistas pues son para hacer ruido ni modo que Morena le tenga miedo a MC? Las cosas de quien vienen.
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Si algo caracteriza la gestión de Carlos Rivas al frente de Obras Públicas del Municipio de Chihuahua, es su inigualable talento para manejar… los retrasos. Sí, porque si pensaban que los relojes estaban para medir el tiempo, se equivocan: en la oficina de Rivas, sirven para marcar exactamente cuánto se puede demorar un puente.
Tomemos el puente de Nogales e Industrias como ejemplo. Primero nos prometieron que veríamos las máquinas a mediados de septiembre. Luego la fecha se corrió a finales del mismo mes. Y ahora, prepárense, porque el nuevo “gran estreno” será el 6 de octubre. Entre medias, el alcalde Marco Bonilla ha tenido que hacer malabares con aclaraciones y hasta seguramente con un poco de paciencia divina, tratando de mantener la credibilidad del proyecto mientras Rivas parece vivir en una dimensión paralela donde los calendarios son meras sugerencias.
Al parecer, la lección de la administración municipal es clara: si un director no da el ancho, tal vez la solución sea multiplicarlo. Porque la idea de tener a varios al frente suena más a un equipo de apoyo necesario que a una estrategia administrativa.
No cabe duda que para estar al frente de una de las dependencias más importantes en una administración no es un político, sino alguien técnico que tenga la simpatía de los subalternos, no alguien que no acepta críticas y no se lleva bien con nadie.
Así que, habitantes de Chihuahua, ajusten sus relojes y paciencia: en esta gestión, los retrasos tienen su propio calendario, y Carlos Rivas parece ser su maestro de ceremonias.
En la función público, no todos son días nublados, porque hay quienes logran brillar con luz propia. Ese es el caso de Mónica Meléndez, directora del Instituto Municipal de las Mujeres. Desde que asumió el cargo, no ha dejado de acumular reflectores, pero no por la fama vacía, sino por acciones concretas que muestran que su nombramiento fue mucho más que un simple compromiso político.
Meléndez llegó al instituto como parte de la alianza con el PRI, un compromiso que en manos de otros podría haber quedado en papel. Sin embargo, ella se adueñó del cargo y ha demostrado que la elección no fue casualidad: ha implementado programas, impulsado políticas y generado visibilidad para temas que habían quedado relegados en el olvido. Su trabajo no solo se nota, sino que resalta, y parece no estar dispuesta a ceder el paso.
En contraste, varios directores municipales —especialmente aquellos que se jactan de ser del PAN “de corazón”— podrían tomar nota. La eficacia, el compromiso y la presencia constante no dependen de la bandera política, sino de la convicción y la acción diaria.
Mónica Meléndez ha logrado algo que muchos sueñan pero pocos consiguen: que su gestión se perciba como indispensable, efectiva y visible. Y si este es solo el inicio, Chihuahua tiene razones para estar atento a lo que esta directora seguirá logrando.
Definitivamente, si Mónica ya no sigue en la administración, sería el error más grande, porque está en el top 3 de lo mejor de lo mejor que tiene Marco Bonilla, así que mientras otros pueden desgarrarse las medias para figurar pero ni resultados dan, ahí está la vieja escuela tricolor dándose a notar.
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