Presume ser científica, pero no sabe cómo grabar un video horizontal en su teléfono celular.
Anuncia que lanzará un satélite, sí, uno, para ahora sí brindar servicio de internet gratuito en todo el territorio nacional. Pero en las benditas redes sociales ya le informaron que el servicio se presta a través de cables que unen al planeta hasta por debajo de los océanos, amén de que el único servicio satelital lo brinda el multimillonario Elon Musk y para ello tiene orbitando en la estratósfera una red de 2 mil 403 satélites de los 2 mil 654 que ha lanzado al espacio.
Vive Claudia Sheinbaum la fantasiosa “realidad” de los “otros datos”.
Y es que recién ha dicho que no estamos viviendo una narcoelección.
Con cuatro decenas de aspirantes a cargos de elección y dirigentes partidistas asesinados presumiblemente a manos de sicarios de la delincuencia organizada, el proceso definitivamente no es un día de campo.
Con fuertes sospechas y hasta pruebas, como en el caso de Tamaulipas y Sinaloa, de que Morena, sus candidatos y hasta su dirigente formal se han fondeado con dinero negro de narcos y huachicoleros, ¿de verdad se atreve a sostener sus palabras la candidata presidencial del oficialismo?
A nadie engaña. Pero, sobre todo, ojalá no se engañe a sí misma… en lo que lanza el satélite solitario y algún piadoso le enseña a voltear el celular.
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Los gobernantes surgidos de Morena tienen un muy particular sentido de las celebraciones.
Para no variar, luego de que durante la gestión de Claudia Sheinbaum las mujeres marchistas fueran reprimidas y gaseadas, en otras entidades se siguió el mal ejemplo apenas este último viernes.
En Puebla, las atacaron con extintores, luego de que provocadores causaron incendios. En Toluca, las agredidas con un bat fueron mujeres policías. Un automovilista se lanzó contra las marchistas en Pachuca.
En Colima las gasearon con lacrimógeno. En Hermosillo las mujeres policía contuvieron a otras de sus congéneres que con razón exteriorizaban su furia. En Oaxaca, las gasearon. En Gómez Palacio se enfrentaron con policías del género femenino. En Zitácuaro fueron repelidas con violencia.
Nada comparable todo lo anterior con la represión que sufrieron en Zacatecas, donde bien dicen que los genízaros son muy valientes en contra de ellas, pero cobardes o amafiados con quienes siembran muerte y terror en la entidad.
Y como MC no se podía quedar atrás, en Monterrey la zacapela dejó a uno de los policías con quemaduras en el rostro, una más fue golpeada con varillas y dos más resultaron intoxicadas.
No es con violencia como se lucha en contra de la violencia hacia las mujeres.
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Viendo la imagen de Alejandro Murat portando una cachucha con el logo de Morena, se me ocurre que para cada temporada electoral el gran negocio sería vender a los políticos mexicanos gorras de camuflaje.
Ya no tendrían que conseguir la del partido al que, por pura conveniencia y cero afinidad ideológica, de principios y de meta saltan para seguir viviendo –¡y requetebién!– del presupuesto y no del error.
¿Todos uniformados?
¡Sí! ¡Todos son iguales!