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JIRONES DE NUESTRA HISTORIA
Por: José Luis Jaramillo Vela.
¿Quién era Abelardo L. Rodríguez? y sus primeros años
Abelardo Rodríguez Luján nació el domingo 12 de mayo de 1889 en Guaymas, Sonora, en el seno de una familia muy pobre, que arrastraba muchas carencias económicas y materiales; fue uno de los diez hijos del soldado y fallido comerciante Nicolás Rodríguez y su madre, la chihuahuense Petra Luján. Desde muy pequeño, su familia se trasladó a Nogales, Sonora, en donde el niño Abelardo inició con sus estudios de primaria, mismos que no pudo concluir debido a la pobre situación económica de la familia.
Era muy bueno para jugar al beisbol, pero en aquellos años, el beisbol no pagaba, al menos en México, así es que no le quedó más remedio que en cuanto tuvo la edad suficiente, sus padres lo enviaron a Durango con los parientes de su padre, a trabajar junto con su hermano Fernando en el ramo ferretero, en donde no les fue muy bien, pero le gustó el comercio, optando el muy jovencillo Abelardo a probar suerte en las minas de Cananea, Sonora, donde trabajó por unos cuantos meses; estando un día en Agua Prieta, Sonora, Abelardo decide mudarse a Estados Unidos a probar suerte y conocer mundo; tendría unos quince años.
En Estados Unidos, Abelardo se dedicó a diversos trabajos y oficios, aprendió muy rápido y muy bien el idioma inglés, incluso estudió y tomó clases de canto; en fin, que durante su estancia con los gringos, le gustó, le encantó y terminó por fascinarle el estilo y el modo de vida estadounidense; comenzó a pensar y actuar como estadounidense y a adoptar ciertos estilos personales, como el hecho de anteponer su apellido materno y hacerse llamar Abelardo L. Rodríguez, influenciado por los grandes empresarios y magnates norteamericanos que así usaban su nombre, como J. P. Morgan, John D. Rockefeller, Charles M. Schwab, Thomas A. Edison, William H. Vanderbilt y muchos otros magnates de la época; pensaba que eso le agregaba clase, estilo y personalidad a su nombre, haciéndolo más interesante y atractivo; además, también comenzó a pensar en grande, tenía talento y visión empresarial como estos grandes magnates.
Regreso a México
En 1909, con veinte años de edad, regresa a México después de haber vivido durante cinco años en Estados Unidos; se establece en Navojoa, Sonora y trabaja como garrotero en el Ferrocarril de Sonora, tiempo después fue ascendido a Inspector del Ferrocarril, en donde por azares del destino, un día conoce a los Generales Álvaro Obregón, Benjamín Hill y Ángel Flores, los tres pertenecientes al poderoso grupo político y militar de Los Sonorenses; pues bien, resulta que a estos tres Generales les urgía movilizar tropas, caballería, artillería y pertrechos militares desde Navojoa hacia Nogales y fueron a hablar con Abelardo para que les hiciera un buen precio por el transporte.
Abelardo, de quien se dice que era un tipo realmente encantador, atento, cordial y amigable, ordenó enganchar más carros al ferrocarril para las tropas, Obregón le pregunta que cuánto les va a costar ese servicio, Abelardo le responde con una sonrisa que ni un cinco, y les dice: “considérenlo como un servicio al país, mis Generales”; con ese gesto se los echó a la bolsa, cayendo muy bien en el agrado de los tres Generales; una vez llegaron a Nogales, Obregón lo invita a unirse a ellos y Abelardo acepta, en ese momento, Obregón le ordena al General Benjamín Hill que lo nombre Comandante de la Policía de Nogales.
Ahora el Comandante Abelardo L. Rodríguez, con este cargo es aceptado y arropado por el grupo de Los Sonorenses, se siente como parte de un grupo y eso le da mucha confianza; por su parte, el trabajo que desempeñó como Jefe de Policía en Nogales, fue muy notable, llegando a oídos de Obregón, quien lo tenía muy bien monitoreado.
A la vida militar y a la política
Después de la extraordinaria labor de Abelardo L. Rodríguez en la Policía de Nogales, el General Álvaro Obregón lo invita a unirse a su fuerza militar en el Ejército Constitucionalista de Venustiano Carranza, para combatir al usurpador Victoriano Huerta; el 1 de marzo de 1913, en plena lucha revolucionaria, Abelardo L. Rodríguez se une a las tropas del General Obregón, iniciando así su vida militar; Abelardo sabía que contaba con las simpatías de Calles y de los jerarcas sonorenses.
Bajo el mando de Obregón no había descanso, desde un principio entró en combate contra los Zapatistas, participó en la campaña del Bajío, suprimió en Sonora el enésimo levantamiento de los Yaquis, por sus destacadas actuaciones, a Obregón le sorprendía que Abelardo no parecía tener miedo al combate y siempre estaba dispuesto, así que lo fue ascendiendo hasta que en noviembre de 1913, después de la Toma de Culiacán, Obregón le ordena al General Ángel Flores que lo ascienda a Teniente Coronel; luego en 1916, Abelardo es puesto bajo el mando del General Benjamín Hill, con quien asestó severas derrotas a Emiliano Zapata en el centro del país, el General Hill lo asciende a Coronel.
Por esta época, en 1917 contrae su primer matrimonio con la joven Luisa Elvira Montijo Hughes, originaria de Guaymas como él, solo que Luisa Elvira sí provenía de familia acomodada y era la menor de las hijas; Abelardo, quien sabía caerle bien a todo el mundo, extrañamente, no tenía el menor tacto para tratar a las damas, situación que le produjo varios fracasos amorosos y matrimoniales; a la joven Luisa Montijo Hughes de manera constante la humillaba y la exhibía como “niña mimada y consentida”, “niña malcriada”, “muñeca de adorno”, y lo peor, la insultaba diciendo que “se crió bajo sus instintos, como los animales, me equivoqué al considerarla una buena muchacha”; Don Fernando de Montijo, padre de la atribulada esposa, se presentó ante su amigo el Gobernador del Estado de Sonora, General Plutarco Elías Calles y jefe político de Abelardo para exponerle el comportamiento de su protegido hacia su hija.
Desde luego el divorcio fue obligado, además de eso, Abelardo se llevó un fuerte regaño de Calles, quien decidió castigarlo sacándolo de Sonora, así que se lo envió al Gobernador de Sinaloa, General Ángel Flores para que lo metiera en cintura; Flores lo cobijó en Culiacán hasta que Calles le levantó el castigo.
Ese mismo año de 1920, Calles le levanta el castigo y el Coronel Abelardo L. Rodríguez es puesto bajo las órdenes del General Rafael Pedrajo, con la orden de acabar con las huestes de Venustiano Carranza (quien había sido asesinado el año anterior), para que el grupo de Los Sonorenses pudieran colocar a Adolfo de la Huerta como Presidente Interino, y así Los Sonorenses hacerse con el control del país. El General Pedrajo y el Coronel Abelardo L. Rodríguez cumplieron las órdenes recibidas y De la Huerta y los sonorenses asumieron el poder. El 21 de mayo de 1920, Calles asciende a Abelardo a General Brigadier y le ordena controlar al General Esteban Cantú, quien estaba iniciando una revuelta contra el Presidente de la Huerta y Los Sonorenses; el General Rodríguez cumplió su misión y fue nuevamente premiado.
Jefe Militar de Baja California… y aquí es donde la puerca torció el rabo
Como premio a sus acciones militares y a su lealtad al grupo político y ya con Los Sonorenses con el control del país, en 1921 el Presidente, General Álvaro Obregón, desde luego por órdenes de Calles, nombra al General Abelardo L. Rodríguez como Jefe las Operaciones Militares en Baja California y es aquí donde Abelardo comienza a relacionarse con la mafia estadounidense y los negocios turbios.
En esa época había cuatro mafiosillos gringos que se movían por toda la frontera desde San Diego y San Isidro, California hasta El Paso, Texas; estos cuatro hombres, Wirt Bowman, Baron Long, James N. Crofton y Carl Withington, conocidos como los “Border Barons o Barones de la Frontera”, eran gángsters pertenecientes a la mafia de Chicago, encabezada por Johnny Torrio y su lugarteniente, el temible Alphonse Gabrielle Capone Raiola… Al Capone para los amigos y los enemigos también. Debido a la prohibición que había puesto el Gobierno de Estados Unidos a las bebidas alcohólicas a través de la Ley Seca, Torrio y Capone habían enviado a estos tres mafiosos a tratar de buscar colocar su whisky clandestino en las ciudades fronterizas de México, para que los americanos fronterizos tuvieran donde divertirse y embriagarse.
Como Jefe Militar de Baja California, el General Abelardo L. Rodríguez no tardó en ser buscado y encontrado por Bowman, Long, Crofton y Withington con el fin de seducirlo acerca de las maravillas del negocio que traían entre manos, entonces invitan a Abelardo a viajar a Chicago para conocer a sus jefes; es 1921 y Abelardo va a Chicago, donde trató directamente con Al Capone, también ahí conoce a la joven Eathyl Vera Meyer, quien sería su segunda esposa; Abelardo regresa a México.
En agosto de 1921, Eathyl Vera Meyer le informa a Abelardo que ella y su familia se han mudado a San Diego, él va por ella y se casan con el propósito de establecerse en Tijuana, pero justo en esos días Abelardo es informado que ha sido nombrado como Jefe de Operaciones Militares en el Estado de Nayarit, por lo que el matrimonio Rodríguez-Meyer se ve obligado a establecerse en Tepic, quedando con ello suspendidos sus tratos con la mafia que a base de soltar dinero a las autoridades por toda la frontera mexicana, estaba estableciendo cientos de cantinas en Ciudad Juárez y Puerto Palomas, Chihuahua; Agua Prieta, Naco, Nogales, Sonoyta y San Luis Río Colorado, Sonora. Abelardo le dice a la mafia que le den oportunidad de tratar a Mexicali, Tecate y Tijuana con él, debido a que había un trato de por medio con Al Capone.
Durante su estancia en Nayarit, se le ordena a Abelardo apoyar al General Ángel Flores en labores contra el bandidaje en Sinaloa, por lo que se trasladan a Culiacán, en donde su segunda esposa Eathyl Vera Meyer, sufre el aborto repentino de su bebé que estaban esperando, ante la fatalidad, la pobre mujer se sume en depresión, aunado al abandono y la aparente falta de amor y de cariño en que la tenía Abelardo, ésta decide suicidarse de un tiro en la cabeza. Para darnos una idea del poco amor de Abelardo L. Rodríguez hacia Eathyl, éste ni siquiera se dignó en sepultar a su segunda esposa, se limitó a enviar un telegrama a San Diego a sus suegros informándoles de la
desgracia; lo que hizo Abelardo fue enviar el cuerpo de su esposa por tren hasta San Diego, custodiado por el Mayor José María Tapia Freyding, Jefe de su Estado Mayor y por el Mayor Rueda Magro y el Capitán Rodríguez Familiar, del Estado Mayor del General Ángel Flores, quien no tuvo más remedio que informar de lo sucedido al Presidente, General Álvaro Obregón y al Jefe Máximo, General Plutarco Elías Calles, quienes a su vez, en lugar de enviarle condolencias a Abelardo, le hicieron un duro reproche por abandonar de esa manera el cuerpo de su esposa fallecida, como si no le hubiese importado.
Gobernador de Baja California y ahora sí, el rey de la frontera
El 2 de noviembre de 1923, el General Abelardo L. Rodríguez es nombrado Gobernador del Territorio de la Baja California, por sus amigos Calles y Obregón; ya vimos a Abelardo L. Rodríguez el militar, a partir de aquí, nuestro personaje se divide en tres: Abelardo el Político; Abelardo el Gobernante y Abelardo el Empresario, y hemos de ser justos, señalando sus errores, que fueron varios y resaltando sus aciertos, que también los tuvo y muchos; para así darnos cuenta del verdadero personaje y valorarlo en su justa dimensión, puesto que la historia oficial mexicana, fiel a su costumbre ha ocultado por completo el lado oscuro de Abelardo L. Rodríguez. En esta etapa de su vida, Abelardo deja el uniforme militar y se viste de traje; también deja de anteponer su grado militar antes de su nombre y se hace llamar solamente Abelardo L. Rodríguez (aunque nunca renunció a la milicia). El General Abelardo L. Rodríguez vistió por última vez el uniforme militar en 1942, cuando todos los ex presidentes de México aún vivos, marcharon a Palacio Nacional en apoyo al Presidente, General Manuel Ávila Camacho que había declarado la guerra a Alemania, Italia y Japón, entrando México en la Segunda Guerra Mundial.
+ Abelardo L. Rodríguez, el político. Ya como Gobernador, los primeros en reaparecer fueron los Border Barons, Bowman, Long, Crofton y Withington, enviados de Al Capone, quien ya era el dueño absoluto de Chicago y de la distribución ilegal de alcohol en Estados Unidos; a Capone le interesaba mucho asociarse con Abelardo, puesto que él por su negra fama, no podía invertir en México, además Abelardo era muy visionario a la hora de idear proyectos y eso también le agradó a Capone. Abelardo como Gobernador tenía mucho poder e influencia prácticamente en todo el país, después de Calles y Obregón, era el tercero en importancia dentro del grupo de Los Sonorenses, el cuarto en importancia era el General Ángel Flores, quien ya era Gobernador de Sinaloa.
Abelardo supo aprovechar muy bien su posición jerárquica y tomó el liderazgo en toda la frontera desde Tijuana hasta Ciudad Juárez, influyendo decisivamente en los gobernadores de dichos Estados, para llevar a cabo sus negocios con Al Capone y la mafia estadounidense. En esas andaba Abelardo cuando se casa por tercera ocasión, el 6 de febrero de 1924 se casa en Mexicali con la poblana Aída Sullivan Coya, hija de padre estadounidense y de madre cubana, con quien procreó tres hijos varones y con quien vivió hasta su muerte.
El Gobernador Abelardo L. Rodríguez con sus influencias, ayudó a la banda de Al Capone a establecer centros de vicio a lo largo de toda la frontera terrestre, a Capone se le vió al menos un par de ocasiones en Ciudad Juárez, en donde con la ayuda de Abelardo financió la creación de destilerías de whisky en Waterfill, Chihuahua, un pueblito a las afueras de Juárez y de cuya producción inundaba el sur de Estados Unidos; también negoció por mediación de Abelardo con la Compañía Cervecera de Ciudad Juárez que ésta le vendiera cerveza; ambas, cerveza y whisky eran introducidas a Estados Unidos por El Paso, Texas.
Al mismo tiempo y como parte del trato con Al Capone, Abelardo compraba los terrenos donde construirían un gran casino en Tijuana, traía cemento de Estados Unidos, muy barato y sin pagar impuestos, para la construcción de la Presa Rodríguez y del Casino-Resort, la presa garantizaría el suministro de agua al casino y a una parte de Tijuana. Sin embargo, Abelardo supo sacar provecho de todos estos mafiosos, los hizo construir escuelas en toda la zona
fronteriza donde operaban; donaron $250,000 dólares al gobierno de Álvaro Obregón, para aplacar la Rebelión Delahuertista; aportaron $80,000 dólares para la ciudad de Tijuana; Al Capone a través de sus mafiosos financió la construcción de la carretera Tijuana-Ensenada. Al ver lo imponente del Complejo Turístico, Casino, Resort, Hipódromo Agua Caliente, Capone quedó maravillado del talento empresarial de Abelardo; Capone ya no admitió más socios en el complejo (los socios eran Capone a través de Bowman, Long, Crofton y Withington, más Abelardo), pero si accedió a que otros dos de sus mafiosos, Booze Beyer y Marvin Allen obtuvieran licencias para operar en otras ciudades fronterizas, claro, esto les costó construir un Centro Cívico y una Biblioteca Pública en Tijuana.
Desde luego que los movimientos de Al Capone en la frontera con México llamaron la atención hasta Nueva York, ni más ni menos que a los jefes de la mafia neoyorkina, Carlo “Lucky” Luciano, Frank Costello, Pete Maranzano, Vito Genovese y Joe Massera, quienes más pronto que inmediatamente enviaron a dos de sus mafiosos de confianza: Meyer Lansky y “Bugsy” Siegel a negociar con Abelardo a ver qué tajada del pastel se podían llevar; hay que recordar que en la filosofía de la mafia siciliana, si así se le puede llamar, ellos creen con fé ciega que el dinero les pertenece, solo que está en las manos equivocadas y para eso hay que idear la forma de quitárselo a la gente.
Pues bien, Meyer Lansky y Bugsy Siegel le dicen a Abelardo que sus jefes en Nueva York respetan sus acuerdos con Al Capone, pero que desean asociarse con él para llevar la mariguana que se produce en las serranías de Chihuahua, Durango y Sinaloa para Estados Unidos, esa región que hoy se conoce como “El Triángulo Dorado”; así, Abelardo L. Rodríguez establece sociedad con los mafiosos gringos, pero también les puso reglas, tanto a Capone, como a las familias de Nueva York: la primera regla: los tratos se respetan; la segunda regla: no quería escándalos ni balaceras en territorio mexicano y la tercera regla: siempre las cuentas claras en la relación comercial.
En 1930, el General Abelardo L. Rodríguez es nombrado como Secretario de Guerra y Marina, entonces los mafiosos pensaron que la sociedad había llegado a su fin, pero de ninguna manera fue así, Abelardo se aseguró de que el nuevo Gobernador de Baja California fuera nombrado el ya Coronel José María Tapia Freyding, hombre de su máxima confianza, para que los negocios del vicio siguieran de manera normal. La relación de Abelardo L. Rodríguez con la mafia, fue tan tersa que no hubo ni un solo escándalo y mucha gente ni sabía de esa situación; otro punto es que no se entiende dicha relación sin el conocimiento, consentimiento y/o la bendición de Calles y Obregón, aunque a éstos nunca se les relacionó en estos negocios.
En 1932, Abelardo L. Rodríguez asume la Presidencia de la República como Presidente Constitucional Sustituto, ante la renuncia del Presidente Pascual Ortiz Rubio, quien en un atentado en su contra, recibió un rozón de bala en la cara. En 1933, el Gobierno de Estados Unidos levanta la prohibición al alcohol y se disuelve la sociedad con Capone y la mafia de Chicago; la relación con la mafia de Nueva York pasó a otras manos. Por mutuo acuerdo con la gente de Capone, Abelardo se quedó con el Casino Agua Caliente en Tijuana.
Abelardo L. Rodríguez, el gobernante
Las cuentas que entregó Abelardo como gobernante, fueron más que buenas, magníficas; su visión empresarial lo llevó a establecer contactos de inversión con empresarios chinos y americanos; en 1927, logró que inversionistas establecieran en Tijuana la primera industria aeronáutica en México, de donde salieron las aeronaves llamadas BC; los dos primeros aeroplanos, el BC-1 y BC-2, fueron volados como demostración a potenciales clientes por el General F. A. M. Roberto Fierro Villalobos, el BC-1 lo voló de Mexicali a Mazatlán; el BC-2 lo voló sin escalas de Tijuana a la Ciudad de México, activando con ello la venta de las aeronaves; Abelardo atrajo inversión extranjera para los productos agrícolas en Baja California e inició con el desarrollo turístico. La inversión china se estableció en Mexicali. Todo esto impulsó el desarrollo económico de la península. Esto fue como Gobernador.
Como Presidente de la República fungió de 1932 a 1934 y en esos dos años, promulgó la Ley Antirreeleccionista, que impedía la reelección inmediata en todos los cargos de elección popular; Promulgó la Ley del Patrimonio Ejidal; otorgó las facultades al Banco de México, para el control de la economía nacional; creó el Banco Hipotecario y de Obras Públicas (actual Banobras); fundó la Nacional Financiera; Promulgó la Ley de Beneficencia Privada; la Ley Orgánica de la UNAM; la Ley Antimonopolio; creó el famoso Plan Sexenal para darle continuidad a las obras prioritarias; creó la Secretaría del Trabajo; estableció la Ley del Salario Mínimo; creó la Compañía Petrolera Mexicana, Petromex (actual Pemex); promulgo la Ley del Servicio Exterior Mexicano; aceleró, terminó e inauguró en 1934 el Palacio de Bellas Artes (inició su construcción en 1904); pagó la deuda externa de México y renegoció futuros créditos. Después de dos años como Presidente Constitucional Sustituto, el 30 de noviembre de 1934, entrega el poder al General Lázaro Cárdenas del Río.
En 1943, es electo Gobernador del Estado de Sonora, donde su labor central fue desarrollar la educación sonorense que andaba por los índices más bajos en el país; fundó escuelas por todos lados, elevó los sueldos de los profesores, estableció el Fondo de Becas de Sonora, que hasta la fecha opera y le dio un gran impulso a la educación al fundar la Universidad Autónoma de Sonora (UNISON); antes de concluir su mandato, renuncia a causa de su diabetes.
Abelardo L. Rodríguez, el empresario
Abelardo era un visionario y un gran empresario que incursionó en la pesca, la minería, la agricultura, la ganadería, la industria alimenticia, del acero, la industria hotelera y turística, la industria aeroportuaria, la industria de la producción cinematográfica, industria financiera y bancaria, así como bienes raíces, industria de la radio y varias más. Fundó el Banco Mexicano; el Banco Mexicano de Occidente y el Banco de Crédito Mexicano. Estableció en Ensenada, la Pesquera del Pacífico; Atún Mexicano y Astilleros Rodriguez, para la fabricación de barcos pesqueros.
Fundó el Banco de Crédito Cinematográfico de México; la productora Hispano-México-Argentina; los Estudios Tepeyac; doce empresas cinematográficas, tres empresas teatrales; dos estaciones de radio; dos impresoras de revistas y una empresa fotográfica. En 1933, al levantarse la prohibición, el alcohol dejó de ser negocio, entonces Al Capone invita a Abelardo al negocio de la industria láctea, Abelardo declina aduciendo sus labores como Presidente de México, pero la verdad era que ya no deseaba mezclarse con mafiosos. En 1935 el Presidente, General Lázaro Cárdenas clausura el Casino Resort Hipódromo Agua Caliente y en el lugar crea un complejo educativo, mismo en el que hasta la fecha funcionan ahí una escuela secundaria, una secundaria técnica, una preparatoria y una biblioteca para estudiantes.
Abelardo L. Rodríguez falleció el 13 de febrero de 1967, con 77 años de edad en un hospital en La Jolla, San Diego, California a causa de la diabetes; fundó 84 empresas, al momento de su muerte estaba considerado el hombre más rico de México y de Latinoamérica y estaba entre los diez hombres más ricos del mundo.
Historiadores consideran que Abelardo L. Rodríguez no era mafioso ni nunca lo fue, solo aprovechó una circunstancia y se asoció con mafiosos, quienes parece que le tenían mucho respeto, por eso, por no ser mafioso y asociarse con ellos; les puso reglas para sus negocios y muchos creen que, de esa relación, Abelardo obtuvo dinero y los mafiosos además de dinero, habrían obtenido lecciones gratis de clase y estilo personal y visión empresarial.
Abelardo siempre le tuvo mucho cariño al Casino Resort Hipódromo Agua Caliente , pues fue su despegue empresarial; a la clausura del mismo, los derechos, instalaciones y el nombre comercial pasaron a ser propiedad del Gobierno Mexicano, hasta que en 1985, el empresario Jorge Hank Rohn (este sí, un verdadero mafioso y maleante) intenta comprar todo el complejo del Casino Resort Hipódromo Agua Caliente al gobierno, pero le fue negado ya que actualmente es un complejo educativo; a través de las influencias de su padre, el político y Profesor Carlos Hank González obtiene los derechos sobre el Hipódromo y sobre el nombre comercial de Agua Caliente, convirtiéndose en
el Hipódromo Agua Caliente; a partir de ahí, Hank Rohn crea el Grupo Caliente, que actualmente opera el Casino Caliente y las apuestas deportivas en todo el país; el Galgódromo Caliente, el Hipódromo Caliente; el Estadio Caliente de Futbol; el Estadio Chevron de Beisbol; Caliente TV; Global Sat; Jockey Club Caliente; Colegio Alemán Cuauhtémoc Hank; Criadero Canino Caliente; Hotel Pueblo Amigo; Parque Zoológico Internacional de Tijuana; Viajes Petra; así como los equipos profesionales de futbol de la Liga MX, Xoloitzcuintles de Caliente (Tijuana); Gallos Blancos de Querétaro; el equipo de Liga de Ascenso MX, Dorados de Sinaloa (Culiacán) y el equipo de beisbol Toros de Tijuana de la Liga Mexicana del Pacífico.
Aunque la historia oficial esconde y matiza las alianzas de Abelardo con la mafia, tampoco lo promueve, es por eso que casi no se encuentran escuelas, calles, colonias, parques ni unidades deportivas con su nombre, excepto en dos presas, una en Tijuana y otra en Hermosillo; a lo largo de los casi 3,200 kms. de frontera con Estados Unidos, existen 38 cruces fronterizos, algunas zonas como Ciudad Juárez, cuentan hasta con cinco cruces fronterizos; todas estas ciudades tienen la misma problemática social, delictiva, de inmigración, etc. pero tal vez sea Tijuana la ciudad fronteriza que mayor provecho haya sacado de su pasado, para desarrollarse económica y socialmente, más que ninguna otra ciudad fronteriza de México.
El segundo narcopresidente abiertamente enchufado con el narcotráfico en la historia de México, es Andrés Manuel López Obrador, quien hace unos meses terminó su período y de quien ni siquiera vale la pena hablar, puesto que él mismo en su pétrea ignorancia, nula visión de estadista y necedad extrema se encargó de gritarle a todo el mundo su descarado y cínico contubernio con el crimen organizado.
Fuentes Bibliográficas:
+ scielo.org.mx
+ infobae.com
+ milenio.com
+ elsoldeparral.com.mx
+ elimparcial.com
+ reporteindigo.com
+ archivos.juridicas.unam.mx
+ gw.geneanet.org
+ diccionarioenciclopedicobc.info
+ grupocaliente.com.mx
+ es.wikipedia.org