En los últimos años, la administración federal ha mostrado una preocupante indiferencia hacia ciertos sectores de la población, exacerbando una división ya existente entre los ciudadanos que reciben atención y aquellos que son ignorados. Esta falta de empatía del gobierno ha generado una peligrosa apatía entre la ciudadanía, quienes parecen no percatarse o no reaccionar ante el trato desigual y las injusticias que se perpetúan día a día.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que se presentó con una promesa de transformación y justicia social, ha dejado a muchos ciudadanos fuera de su esfera de atención. Son numerosos los casos de personas que han acudido al Palacio Nacional en busca de una audiencia con el presidente, solo para encontrarse con puertas cerradas y oídos sordos. Entre estos casos se encuentra el de una madre desesperada que, tras la desaparición de su hijo, decidió vestirse de jugadora de béisbol, en un intento desesperado por llamar la atención del presidente, conocido aficionado de este deporte. A pesar de su esfuerzo y del simbolismo de su vestimenta, la mujer no logró ser atendida, quedando su petición de ayuda en el olvido.
El desdén por la seguridad y bienestar de la población más vulnerable se manifiesta en las crecientes cifras de ejecuciones, extorsiones y violencia generalizada. Según datos recientes, los índices de criminalidad no han disminuido significativamente, y en muchas regiones del país, la sensación de inseguridad es más palpable que nunca. Esta selección de ciudadanos privilegiados y otros desatendidos refleja una grave falta de empatía desde las más altas esferas del poder, una indiferencia que repercute en todos los niveles de la sociedad. La apatía ciudadana, alimentada por un sentido de impotencia y resignación, sólo perpetúa este ciclo de abandono y exclusión, creando una brecha cada vez mayor entre un gobierno que prometió cambio y una realidad que parece inmutable.
El caso de esta madre, junto con muchos otros similares, ilustra la cruda realidad de un gobierno que ha fallado en su deber de proteger y servir a todos sus ciudadanos por igual. La lucha de aquellos que, a pesar de todo, siguen buscando justicia y respuestas, destaca la urgente necesidad de un cambio en la actitud y acciones del gobierno federal para cerrar esta creciente brecha de indiferencia y desigualdad.