Mientras el municipio despliega un derroche de eventos para mantener entretenida a la ciudadanía, con el alcalde paseándose por Juárez y Cuauhtémoc en actos que poco o nada aportan en nada a los capitalinos, los problemas internos del Instituto Municipal de Pensiones (IMPE) se agravan. Derechohabientes claman por atención médica, pero enfrentan la cancelación abrupta de cirugías ya programadas, dejando a pacientes en un limbo de incertidumbre. La prioridad parece estar en la farándula y la promoción personal, relegando a un segundo plano las necesidades de los empleados y asegurados del propio ente gubernamental. Como dice el refrán, “primero la casa antes que andar de giras”, pero aquí parece que los reflectores brillan fuera mientras adentro reina la desatención.
El caso más alarmante ocurrió en el hospital Palmore, donde pacientes, algunos ya internados y listos para sus intervenciones, fueron devueltos a casa sin explicaciones claras. Las autorizaciones, gestionadas con meses de espera, se desvanecieron de un día para otro por la supuesta falta de recursos. Los afectados exigen respuestas inmediatas del director del IMPE John Anthonie, quien guarda un silencio que solo profundiza la frustración. Mientras el municipio organiza festejos para proyectar una imagen de dinamismo, los enfermos esperan en la sombra, víctimas de una administración que prefiere el aplauso fácil a resolver las verdaderas urgencias de su gente.
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¡Ay, ay, ay! Qué regañadón tan merecido se llevaron las famosas “corcholatas” de Chihuahua. Sí, esos políticos del PAN y Morena que ya se sienten estrellas de telenovela, destapándose para la gubernatura como si faltaran dos años para la elección fuera un detalle menor. Señores, un poquito de paciencia y pónganse a trabajar… sí, trabajar, esa cosa que a veces se olvida entre espectaculares y giras interminables.
Ni las dádivas de Andrea Chávez, ni las vueltas de Cruz Pérez Cuéllar de municipio en municipio, ni la presencia constante de Marco Bonilla deberían notarse todavía… y sin embargo ahí están, con Daniela Álvarez estrenando espectaculares como quien dice “mírenme, mírenme, yo también quiero jugar”. Todo muy evidente, todo muy obvio, todo muy de libro de promoción partidista.
Y ahí, en medio del circo, apareció Don Polo Mares, siempre elegante, siempre sabio, siempre con la paciencia de un santo que ya vio demasiadas funciones de esta obra de teatro política. El presidente del Consejo Coordinador Empresarial les recordó que este show de tercera ya lo vimos con Morena a nivel nacional cuando AMLO andaba promocionando a sus corcholatas… y todos sabían que al final el dedazo era para la doctora, que hoy es Presidenta de México.
Moraleja: menos espectaculares, más trabajo; menos selfies, más resultados; y por favor, un poquito de memoria histórica… o al menos una pizca de humildad, que no está de más.
Uno pensaría que los regidores de la ciudad tienen la responsabilidad de trabajar y punto… pero no, no, no. Aquí la cosa es montar otro show, anunciar a los cuatro vientos que van a dar su informe de actividades, como si eso fuera un concierto de rock y no un simple documento que deberían entregar en Sesión de Cabildo.
El PAN, maestros del espectáculo, ya lo domina: mínimo cinco de estos regidores van a lanzarse a las diputaciones de 2027, así que nada como empezar la promoción con tiempo… que si los anuncios de “miren cuánto trabajé”, que si los selfies con carpeta en mano… todo muy épico, todo muy “mejor me ven ahora y no después”.
De Morena, ni hablar, porque ahí la duda es: ¿habrá algo que informar? ¿El informe tendrá más de diez hojas? Con Miguel Riggs estrenando su primera sesión de comisión el mes pasado… sí, a un año de haber iniciado, el contenido es todo un misterio.
Y luego están los otros, los del PRD, Movimiento Ciudadano y hasta el ya casi extinto Partido Verde, dando vueltas en este circo político, mientras que las ediles del PRI, Ana Lilia y Rosy Carmona, calladitas pero efectivas, muestran que el verdadero jale vale más que las palabrerías.
Así es la “polaca” en Chihuahua: un desfile de autopromoción, anuncios de informes, planes a futuro y mucho, muchísimo ruido… que al final, como siempre, termina mezclado con el café de la oficina y los memes en WhatsApp.
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