Con frecuencia escuchamos decir, o nosotros mismos expresamos, las famosas frases de “no tengo tiempo”, “no sé en qué se me fue el tiempo”, “ya lo haré cuando tenga tiempo”, “ni tiempo me ha dado de hacer tal o cual cosa”, etc. e incluso Joaquín Sabina popularizó sus dudas en los 80s al preguntarse ¿Quién me ha robado el mes de abril? ¿Cómo pudo sucederme a mí? Pero, ¿quién me ha robado el mes de abril? Lo guardaba en el cajón, donde guardo el corazón…” pero en realidad, ¿es que no tenemos tiempo?¿es que nos lo pueden robar?
Para un momento y pregúntate: ¿qué hago con mi tiempo?
Dicen que todos tenemos las mismas 24 horas por lo que no es que no tengamos tiempo, sino que simplemente lo gestionamos de manera diferente y que es cosa de organizarse, priorizar y dedicar más tiempo a lo que nos interesa. Ojalá fuera tan sencillo como eso (no lo es), pero sabemos que la vida no es una línea continua que avanza con ritmo constante por lo que encontrar el cómo “sacar tiempo” de dónde no lo hay es todo un reto.
Necesitamos reconocer y aceptar que el tiempo es un recurso limitado y que su característica es que una vez que se fue, se fue para no volver, y aunque esto suene dramático quizá nos ayude a poner un poquito en perspectiva las cosas, personas y situaciones en las que queremos invertir nuestras energías y nuestro tiempo.
El tiempo que pasas enojado en vez de … el tiempo que pasas sin hacer lo que te gusta … el tiempo que pasas sin cuidarte … el tiempo que pasas lejos de los tuyos … el tiempo que no inviertes en ti, en los tuyos y en lo que te gusta … el tiempo que no disfrutas … ese tiempo, se fue para no volver.
Ahora, si tu decides ocupar tu tiempo en esos enojos, en hacer cosas que te disgustan, en descuidarte, a ti y a los tuyos, en gastar el tiempo en cosas y situaciones sin sentido que no te aportan nada, en dejar pasar los días en blanco, esta bien, es tu tiempo y tu decides qué hacer con el.
Pero, ¿realmente decidimos conscientemente lo que hacemos o haremos con nuestro tiempo? ¿De quién es tu tiempo?
Te propongo que inviertas unos 30 minutos de tu tiempo y anotes en alguna hojita o app de tu celular u ordenador la respuesta a esta pregunta, ¿De quién es mi tiempo? Piensa en a qué personas le dedicas tiempo, a qué preocupaciones, a qué actividades, a qué temas, a qué proyectos, etc. al terminar la lista apunta cuánto tiempo al día le dedicas. ¿Qué notas? Ahora piensa en las cosas, proyectos y personas que realmente son importantes para ti, ¿se corresponde el tiempo que diariamente le dedicas con tus prioridades?
¿Quiénes son tus “ladrones” de tiempo?
Pongámonos serios y sinceros, quisieras “más tiempo” para hacer otras cosas o estar con las personas que quieres, pero ¿realmente haces algo activamente para que eso suceda? Para que las cosas sucedan necesita uno poner fecha y hora, agendarlo y respetar ese espacio, así sea el tomar tiempo para ti, dicen que lo que no se agenda no se hace. Revisa en tu día a día a qué le dedicas tiempo, quién te lo “roba” y a qué le dedicas tiempo que no te permite hacer lo que quisieras hacer.
Además de revisar en qué utilizamos el tiempo, intentar poner a raya a los “ladrones de tiempo”, re organizar nuestras agendas, priorizar en serio lo que nos interesa, buscar los modos de optimizar el tiempo y los recursos con los que contamos, buscar activamente los espacios para encontrarnos con las personas o hacer las actividades que deseamos, necesitamos aceptar que el tiempo es limitado y somos seres humanos con limitaciones.
No podemos hacer todo al mismo tiempo con el máximo rendimiento, desempeño y resultados siempre, así que decidamos a qué queremos invertir nuestro tiempo y actuemos en consecuencia, no esperemos más a preguntarnos en qué se nos fue el tiempo.
Y a ti, ¿quién te roba el tiempo?