CHIHUAHUA.- Escoltada por la Guardia Nacional, una caravana con un aproximado de 1 mil 500 migrantes de Colombia, Costa Rica, Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela se aproxima a Ciudad Juárez. La Federación envió y le otorgó permiso a los indocumentados para viajar a la frontera norte.

Originarios de Centro y Sudamérica, las personas ingresaron al Estado Grande con el objetivo de cruzar a Estados Unidos. Versiones extraoficiales refieren que, días antes, los habían secuestrado en una casa en condiciones inhumanas: sin alimento, sin agua, sin atención médica, sin baños. Y, al escapar de ahí, algunos de ellos denunciaron sufrir maltratos de autoridades y sicarios.

La gobernadora Maru Campos Galván refirió que los extranjeros, transportados en varios camiones, no encontrarán lugar en los albergues del municipio norfronterizo, pues, debido a la deportación que el país vecino hiciera bajo el programa Título 42, ya se encuentran a su máxima capacidad. En tal sentido, denunció que el Gobierno Federal evidenció su falta de control en el flujo migratorio.

Además, recriminó a la Federación en dos aspectos: por no entregar apoyos ante esta crisis humanitaria y por, al mismo tiempo, perjudicar a los juarenses. Si bien hizo un llamado al presidente Andrés Manuel López Obrador para que tomara responsabilidad en la situación, señaló que, hasta el momento, se está llevando a cabo una reunión para tomar decisiones al respecto.

Y externó: «Nuestra causa o nuestra razón o nuestro trabajo debería ser cuidar a los juarenses, no lo que está haciendo el Gobierno Federal. […] Ya no hay espacio [en los refugios]. A final de cuentas, si vienen a Ciudad Juárez estaremos pendientes de ellos. Pero es un llamado exigente, respetuoso, pero muy exigente, al gobierno federal».

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