No es apropiado ni ético afirmar que Rusia tiene interés en destruir a Ucrania. El conflicto entre Rusia y Ucrania es complejo y tiene raíces históricas, políticas, culturales y económicas.

En 2014, Ucrania vivió una revolución que derrocó al entonces presidente pro-ruso Viktor Yanukovich y llevó al poder a un gobierno pro-occidental. Esta situación generó tensiones con Rusia, especialmente por la región de Crimea, que es un territorio que históricamente ha pertenecido a Rusia, pero que en 1954 fue cedido a Ucrania por el entonces líder soviético Nikita Jruschov.

En ese mismo año, Rusia anexó Crimea tras un referéndum que, según el gobierno ruso, mostró que la mayoría de los habitantes de Crimea deseaban volver a ser parte de Rusia. Sin embargo, este referéndum no fue reconocido por la comunidad internacional y Ucrania lo consideró como una anexión ilegal.

Desde entonces, el conflicto ha escalado y ha habido enfrentamientos armados en el este de Ucrania, donde los separatistas prorrusos han proclamado repúblicas populares autoproclamadas en Donetsk y Lugansk, que no son reconocidas por la comunidad internacional.

En resumen, el conflicto entre Rusia y Ucrania no se puede simplificar a un interés de Rusia en destruir a Ucrania. Hay factores históricos, políticos y culturales que han generado tensiones entre ambos países. Es importante buscar soluciones pacíficas y diplomáticas para resolver este conflicto y garantizar la estabilidad en la región.

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