En la ópera judicial que arranca este 9 de julio en Chicago, el primer tenor ya está afinando la voz. Se llama Ovidio Guzmán López, alias “El Ratón”, y su repertorio incluye todo: nombres, cuentas, transferencias, paraísos fiscales, financiamientos cruzados y los aplausos cómplices del poder financiero mexicano.
La nota es brutal: Vector Casa de Bolsa —sí, esa misma que presume asesoría patrimonial y que tiene ligas públicas con Alfonso Romo, exjefe de la Oficina de la Presidencia con AMLO— ha sido señalada por el Departamento del Tesoro de EE.UU. como un engrane clave en la maquinaria de lavado del Cártel de Sinaloa. Y no está sola. CIBanco e Intercam también están en la lista de FinCEN. Pero la joya de la corona es Vector.
Según el reporte, esta casa de bolsa facilitó transferencias millonarias entre empresas mexicanas y chinas involucradas en la producción de fentanilo. No es un error contable ni una operación aislada. Es sistemático. Metódico. Estratégico.
¿Coincidencia que esto salga a la luz días antes de que Ovidio firme su culpabilidad y busque entrar al programa de testigos protegidos? El periodista José Luis Montenegro dice que no. Que Vector es, muy probablemente, parte del intercambio de favores con la justicia gringa. Que “El Ratón” ya cantó. Y lo que sigue es un coro de revelaciones que pondrá a temblar al sistema político y financiero de México.
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Porque esto no va solo de narcos. Va de banqueros, empresarios, políticos, intermediarios, y hasta de algunos que se sentaban en la mesa presidencial.
El show de Ovidio viene acompañado de un elenco familiar que ya cruzó la frontera: esposa, hijas, madre… todos bajo resguardo federal. Algo saben. Mucho saben. Y lo van a contar.
La presidenta Claudia Sheinbaum dice que no hay pruebas. Que sólo son dichos. Y mientras lo dice, su gobierno ordena la intervención temporal de las tres instituciones financieras mexicanas señaladas por Estados Unidos. No hay pruebas, pero se interviene. A veces la lógica oficial da risa. O miedo.
Mike Vigil, ex DEA, lo dijo sin matices: “Nunca en 31 años vi que EE.UU. admitiera a 17 familiares de un capo. Eso indica la importancia de ‘Los Chapitos’”.
A cambio de qué, es la gran pregunta.
Y la respuesta es aterradora por lo simple: A cambio de información. De nombres. De vínculos. De la red completa que permitió que el Cártel de Sinaloa fuera algo más que un grupo criminal. Lo convirtieron en una multinacional con logotipo, estrategia y hasta presencia en la lista Forbes.
Ovidio no sólo busca reducir su condena. Busca destruir a quienes lo construyeron. Y si alguien todavía cree que este es un tema de seguridad pública, que se prepare para ver desfilar a personajes de traje fino, corbata Hermès y sonrisa de consejo directivo.
Esta no es una guerra contra el narco. Es la primera batalla pública de la guerra financiera contra México. Estados Unidos ya eligió escenario, tenor y repertorio.
Y nosotros… nosotros seguiremos discutiendo si las pruebas son suficientes.
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