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Tepoztlán, es uno de uno de los parajes más hermosos de Morelos, un fértil valle rodeado de imponentes montañas y cerros como el “Chalchitepetl” el cerro del tesoro. A su belleza natural se añade su importancia histórica que parte desde la mitología precortesiana con los nacimientos de Tepoztecatl, la deidad local y el Quetzalcóatl histórico en Amatlán. Se nutre también con una orgullosa población originaria, pero a su vez con incontables artistas e intelectuales no nativos que se han asentado, haciendo del lugar un referente de orgullo morelense.

Las bondades de Tepoztlán han derivado en un sitio turístico por excelencia y afortunadamente con una oferta para todos los bolsillos, que va desde jóvenes mochileros y puestos de comida en el pintoresco mercado hasta restaurantes y hoteles de lujo. No es exagerado afirmar que la prestación de servicios y la venta de artesanías son motores que sostienen la economía municipal.

Dentro de los rincones tepoztecos más bellos está el histórico Valle de Atongo, sitio paradisiaco donde conviven casas y residencias particulares, con hoteles, jardines de eventos, comercios y restaurantes. Atongo a su vez cuenta entre su patrimonio artístico y cultural con la célebre Cruz de Atongo, que a semejanza de las cruces atriales se erigió en la esquina de Revolución y Meztitla. El monumento es un bien preciado y patrimonio de la comunidad, así como de los vecinos del aledaño Ixcatepec, todos ellos rinden ahí ofrendas en las fiestas patronales y el tres de mayo, día de la Santa Cruz.

Pero no todo es felicidad en Atongo, resulta que existe una poderosa Asociación, que representa solo a unos cuantos y que se denomina “Asociación de Vecinos del Valle de Atongo” y que es comandada por un súbdito británico de nombre David Byles de quien se desconoce cuál es su situación migratoria en México.

El señor Byles, se ha erigido a través de su asociación en el poder de facto en Atongo, de manera caprichosa, alarmante y tomándose atribuciones que solo corresponden a las autoridades dirige de manera draconiana los destinos del lugar. Sus acciones arbitrarias van desde pedir “contribuciones” de cinco mil pesos por residente para ejecutar obras públicas, lo cual solo es potestad que por ley corresponde a la Dirección de Obras Públicas Municipales, a su vez también ordenó de manera unilateral remover la mencionada Cruz de Atongo e intervenirla sin el permiso obligado, ha trascendido que la cruz original fue substituida por una nueva, si así fue, la autoridad municipal debe tomar cartas en el asunto ante este grave atentado al patrimonio tepozteco.

De igual forma también es quien por medio de un eufemismo denominado “visto bueno” es quien autoriza la celebración de eventos sociales en el valle, facultad que por ley no corresponde a un particular sino al ayuntamiento, todo lo anterior ha sido denunciado en medios de comunicación sin que nada pueda acotar la influencia del señor Byles como cacique de Atongo.

Desafortunadamente la impunidad crece en el otrora tranquilo valle, y ahora amenaza no solo los más elementales Derechos de quienes ahí viven y trabajan, sino las fuentes de empleo locales y la oferta de servicios en una de las joyas de la corona del sector turístico morelense.

Casa Bugambilia es un icónico hotel boutique ubicado en Atongo. Además de hospedaje tiene un muy buen restaurant y ofrece eventualmente servicio de eventos, es un lugar que da cuenta de la extraordinaria oferta hotelera morelense. Quienes lo operan, han sido muy ordenados no solo en la administración de Casa Bugambilia que da empleo fijo a quince familias tepoztecas y eventual a alrededor de otras treinta, sino que cumplen a cabalidad y puntualmente con sus obligaciones con la autoridad municipal, son también muy estrictos en el cumplimiento de horarios y decibeles permitidos en los pocos eventos que llegan a servir, pues el fuerte de Casa Bugambilia estriba en la recepción y atención de huéspedes que buscan paz y descanso los fines de semana, justo lo que el señor Byles ha arrebatado al valle de Atongo.

Lamentablemente el señor Byles ha puesto a Casa Bugambilia en su mira, y sin razón o justificación alguna pretende usar sus influencias para cerrar el lugar de manera definitiva, se desconoce qué interés ha motivado esta perversa intención. Ha llegado al extremo de condicionar la celebración de eventos en el lugar imponiendo su arbitrario “visto bueno”, movió sus influencias para evitar que, en el mes de enero, Casa Bugambilia pudiera pagar la anualidad correspondiente a su licencia de funcionamiento, los dejaron en suspenso varios meses y al final les permitieron pagar imponiéndoles recargos por hacer el pago de manera extemporánea.

Para todo esto utiliza como brazo ejecutor al ingeniero Omar Camacho quien funge como Director de Licencias del Ayuntamiento y es su incondicional, los directivos de Casa Bugambilia amparándose en el Derecho Constitucional de Petición, han solicitado audiencia con el Presidente Municipal David Demesa para exponerle el riesgo en que se encuentran, pero Camacho por órdenes de Byles bloquea de manera continua y eficaz estas peticiones. Pero lo más grave de todo es que Omar Camacho no despacha en el Ayuntamiento, lo hace en el domicilio particular del señor Byles, donde este sin ningún recato lo instruye sobre asuntos inherentes a la administración pública municipal.

Esto es evidentemente muy grave pues tenemos a un ciudadano extranjero ejerciendo actos de gobierno e instalando de facto una autoridad municipal alterna a la administración que fue constitucionalmente electa en Tepoztlan.

Es importante que David Demesa pueda tomar cartas en el asunto, no solo para evitar que se consume un acto que no solo atropella a un negocio honesto en sus más elementales garantías, o que deja a cuarenta y cinco familias sin su fuente de trabajo, sino que afecta la imagen de Morelos en tiempos en que el empleo honrado, la oferta turística y cultural son elementos fundamentales para reconstituir el tejido social en la entidad.

Por AL PE

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