CHIHUAHUA.- Para, entre otras cosas, trasladar a Ciudad Juárez a la caravana migrante que se encontraba en Jiménez desde el pasado jueves, el gobierno destinó 1 millón de pesos. La postura de la autoridad es dual: mientras ofrece apoyo a los indocumentados, busca que la Federación intervenga y se haga cargo para, así, evitar estragos a la economía estatal.
La gobernadora Maru Campos Galván mencionó en qué gastó la administración el recurso: en, a modo de albergue habilitar una escuela en Chihuahua capital para que los miles de migrantes pasaran la noche; en comprar comida para ellos; en contratar 18 camiones que los transportara al municipio norfronterizo y policías que los escoltaran. (Sobre el total de personas trasladadas existe una discrepancia: por una parte se habla de 1 mil 500, por otra en 700).
Y reveló que, según le refirieran los propios migrantes, la próxima semana llegará al Estado otra caravana con un aproximado de 1 mil 500 personas. Mencionó que, pese a intentar llegar a un acuerdo con el Gobierno Federal, con el canciller Marcelo Ebrard y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, no se ha obtenido una respuesta favorable.
En tal sentido, hizo hincapié en que este panorama podría traer repercusiones para Chihuahua, provocar que se pierda el enfoque en la seguridad pública y que se disminuyan los recursos en los rubros prioritarios.
Dos caravanas han ingresado a territorio estatal desde el pasado jueves: una de 1 mil 200 integrantes y otra de 1 mil 300. Originarios de Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Haití, Nicaragua y Venezuela, primero se guarecieron en Jiménez y, retomado el camino, entraron a Juárez, en donde, una vez que recibieron comida, se dividieron: unos se quedaron en los refugios, otros se esparecieron por la ciudad y otros se entregaron a la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.