La del Instituto Nacional Electoral no es defensa oficiosa; los consejeros electorales, ¿a poco no?, se defienden solos.
Estos que corren al ritmo de la sucesión presidencial, son tiempos de maledicencia más que de definiciones, porque éstas atienden al llamado del dueño de las reglas.
Y con actores que se asumen distintos, el juego está en vías de superar al que todos jugamos y someternos como ciudadanos en el nivel y espacio que se dicte.
¿Y yo por qué?
La vinculación de ciudadanos etcétera con personajes del poder, de las grandes ligas, no siempre es factor de vida que deba presumirse con ese halo que implicaría haber sido tocado por el dedo divino hacedor de milagros.
Pero se presume.
Y el poder no es para siempre. La soledad es cabrona, más cuando se cae de la gracia divina de los nuevos dueños del poder, porque el poder se recicla, o de plano se pierde cuando no hay posibilidad de mantener el mismo status con el equipo en turno.
Esa, ésa es la realidad de aquellos que en 2018 irrumpieron en espacios para los que no se prepararon o carecen de conocimiento y experiencia, de plano. ¿Y el país?
Porque lo importante ha sido y es la fidelidad, eso que llaman lealtad que arrastra hacia espacios del fundamentalismo que no razona y desprecia la civilidad democrática porque son los nuevos dueños del poder.
Y los encuentra usted en el burocratismo del dizque cambio que supera la práctica de aquellos tiempos recientes de corrupción, porque hay cinismo e impunidad en perversas complicidades de perjuicio social.
Usted lo ha vivido, lo vive cuando el trámite que requería de tiempo, como una consulta médica simple aplicada con gotero. Y más en tratándose de una intervención quirúrgica, por citar un ejemplo del sistema de salud que, en cuatro años, entró en una especie de túnel del tiempo hacia el pasado.
¿Pos no que Dinamarca?
Veamos…
El senador Germán Martínez Cázares requirió de cinco meses y 21 días para decepcionarse y saber que su cargo de director general del Instituto Mexicano del Seguro Social debía someterse a intereses impregnados de corrupción dentro y fuera de la institución.
Martínez Cázares, hijo predilecto de Quiroga, Michoacán, fue panista ejemplar pero renunció y se fue en busca del Vellocino de Oro en Morena. Hoy, desde la oposición en el llamado Grupo Plural en el Senado, es reconocido y respetado crítico del acontecer morenista en el ejercicio del poder.
Designado el 8 de julio como director general del IMSS, cuando el equipo de transición encendió motores; tomó posesión del cargo el 1 de diciembre de 2018 pero temprano dimitió al cargo (21 de mayo de 2019) cuando, en lucha desigual, se enfrentó a la perversa realidad de quienes presumían ser diferentes a los de antes.
Y lo eran y lo son; usted lo sabe, lo vive cotidianamente.
¿Usa el Metro? ¿Viaja de noche por las carreteras del país? ¿Trabaja en, digamos, Acapulco y ha sido víctima del cobro de piso? ¿Le parece seguro vacacionar en Cancún? ¿Abraza, sin rubor, a quien lo asalta en el Centro Histórico de Ciudad de México?
“¡Ya lo saben, mi gente, primero los pinches celulares! Y no escondan nada porque se los carga la chingada”. Rima la amenaza que ya forma parte del dicho ciudadano.
Hasta octubre del año pasado, más de medio centenar de funcionarios de alto nivel han renunciado al proyecto de la 4T. Entre los dimitentes hay 9 secretarios de despacho, entre ellos Carlos Urzúa que fue secretario de Hacienda; Javier Jiménez Espriú, acérrimo enemigo del proyecto del aeropuerto de Texcoco que renunció a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, amén de Tatiana Clouthier que dejó la Secretaría de Economía.
Este equipo del morenismo que arrasó en los comicios presidenciales de 2018, llegó al poder merced a la apertura democrática que hoy cuestiona y pretende desmantelar para perpetuarse en el poder con una mañosa reforma electoral en leyes secundarias.
Es posible que esta semana sea aprobado el llamado Plan B de la referida reforma que, sin cambio sería enviada al Ejecutivo Federal para su publicación y entrada en vigor.
Pero, pero…
El Ejecutivo puede tomarse el tiempo que quiera y agotar el margen que la Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene para atender las demandas de inconstitucionalidad que se requiere contra el paquete completo de seis leyes.
Y el 1 de junio es fecha fatal, porque de publicarse el decreto del Ejecutivo después de esa fecha en el Diario Oficial de la Federación, ya no proceden las demandas de inconstitucionalidad y, en consecuencia, los comicios de Coahuila y el Estado de México como los federales de 2024 correrían bajo las reglas del Plan B.
Mire usted.
Hoy, está en riesgo nuestra bisoña democracia producto de la genialidad que implica el triunfo que sabe a derrota, como ocurrió en 1988 cuando nos dio como país que transitaba rumbo a la modernidad en la globalización que aplica sus reglas, la pauta para una reforma electoral que abatió al centralismo del gobierno que era juez y parte en las elecciones federales.
La treintañera democracia mexicana ha corrido en terrenos resbaladizos, en el centro de la disputa por el poder, en la descalificación recurrente desde aquellos días, cuando en 1990 mediante la expedición legislativa del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, se ordenó crear al Instituto Federal Electoral, como institución que, imparcial, brindara certeza, legalidad y transparencia a las elecciones federales.
Luego, en 1994 merced a la reforma electoral aprobada por el legislativo ese año, el gobierno dejó de tener el control de las elecciones y se creó la figura de Consejeros Ciudadanos, después relevados por los consejeros electorales, propuestos por las bancadas de la Cámara de Diputados y electos por mayoría calificada.
Entre junio de 1994 y el 10 de octubre de 1996 ejercieron el cargo de Consejeros Ciudadanos del naciente Instituto Federal Electoral seis personajes, dos de ellos destacados defensores del hoy Instituto Nacional Electoral que está en el severo riesgo de perder hasta el modo de andar.
Por eso se entiende que José Woldenberg Karakowsky haya sido orador único en el mitin con el que, en el Monumento a la Revolución, concluyó la marcha de cientos de miles de ciudadanos el domingo 13 de noviembre del año pasado, 2022, por el Paseo de la Reforma, y que inquietó al licenciado presidente, al grado de ordenar la organización de una especie de marcha por el honor, celebrada el domingo 27 de noviembre y que él encabezó rumbo al Zócalo.
También por eso se entiende la postura de Santiago Creel Miranda, Consejero Ciudadano en el entonces IFE y que hoy preside a la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, sujeto a presiones como la demanda de la bancada oficialista para que renunciara al cargo.
Hay quienes consideran que la reunión de vocales distritales y locales del INE, la semana pasada, junto con consejeras y consejeros de este cuerpo colegiado, con los integrantes de la Junta de Coordinación Política del Senado, fue una intentona del consejero presidente Lorenzo Córdova Vianello, para frenar la aprobación del Plan B de la reforma electoral.
¡Vaya!
Los tiempos están definidos. Por tratarse de una reforma a leyes secundarias no se requiere de mayoría calificada y sólo se votará en contra, como adelantó Ricardo Monreal, de esa barbaridad denominada “cláusula de vida eterna” con la que se pretendía dar mayoría permanente al Partido del Trabajo y al PVEM.
La suerte del Plan B, empero, está en el Ejecutivo Federal que puede publicar el decreto cuando quiera, aunque el Senado la vote favorablemente esta semana para que en la Corte transiten las demandas de inconstitucionalidad, por el rumbo de la aprobación como es previsible.
Por eso. Vamos a la concentración del próximo domingo 26 de febrero, en el Zócalo en defensa del voto. ¿O usted quiere volver al pasado y que el próximo presidente o presidenta sea impuesta por un remedo de órgano colegiado?
Mi voto no se toca. Me gustaría hablar bien del licenciado presidente, pero… Digo.