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La mañana de este lunes, uno de los principales restaurantes del centro de Chihuahua fue escenario de un evento que fue más allá de señalar las fallas en la operatividad del equipo del alcalde Marco Bonilla. Marco Quezada, Brenda Ríos y Krylin Miguel Latorre, figuras de Morena con trayectorias en otras fracciones políticas, mostraron su fuerza política ante los medios. No solo criticaron la gestión panista, sino que también dejaron claro que conocen hasta las entrañas más recónditas de la capital, posicionándose como contendientes serios para la alcaldía y enviando un mensaje contundente tanto al exterior como al interior de su partido.
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Este despliegue de músculo político también sirvió para destacar una diferencia clave: las administraciones anteriores, en las que estos actores tuvieron un rol relevante, superaron en cantidad y alcance de obras a la actual gestión. Con un dominio profundo de los entresijos de Chihuahua, Quezada, Ríos y Latorre demostraron que están listos para la contienda electoral. Su presencia y discurso evidencian que Morena tiene gallos fuertes, dispuestos a desafiar la hegemonía local y a marcar la pauta en la próxima campaña por la alcaldía.
Curiosamente, la obra pública no se puede ocultar ni destacar cuando no existe, así que la actual administración municipal está dejando mucho que desear a casi un año de haber iniciado; esto, nada que ver con la primera parte de la gestión de Bonilla, en que se vio más movimiento y de una forma más rápida, a pesar de retrasos en licitar para comenzar la ejecución de las mismas.
Es muy evidente que todos los antecesores del actual presidente municipal cuentan con más obras que lucen en la ciudad, que con todos los errores y fallas, Quezada tiene todavía más y fue en 3 años; al igual, Javier Garfio; ambos en su tiempo del PRI; incluso, la hoy, gobernadora del estado, Maru Campos, lució mucho más en obra pública de lo que se ha hecho con Marco, quien desde el 2021 a pesar de la pandemia, empezó muy bien, pero poco a poco fue aflojando.
Este inicio en 2024 no fue de lo mejor y a más de la mitad de este 2025 no parece ir muy bien; una diferencia muy grande, es que en la primera parte de su administración, el responsable de la Dirección de Obras Públicas era Rodolfo Armendáriz, un ingeniero muy técnico y experto en el tema, cosa que se vio claramente en los diferentes proyectos; lastimosamente, optó por jubilarse e irse a descansar.
En su lugar, colocó a Carlos Rivas, un licenciado que la única experiencia en ingeniería, es haber estado en el Consejo de Urbanización Municipal con la pavimentación, pero es notorio la diferencia entre ambos perfiles y por su puesto, en la acción que se ve y el cambio de una administración a otra aunque el alcalde sea el mismo.
La respuesta al problema es muy obvia, porque es responder a la pregunta ¿Qué hace Rivas ahí? Se sabe que existen compromisos políticos, pero realmente ¿Vale la pena sacrificar la obra pública a beneficio de los ciudadanos por un compromiso? ¿No es más riesgoso políticamente hablando, el dejarlo ahí sin que haya ACCIÓN y siga afectando al alcalde?
Aún queda tiempo para hacer muchos de los proyectos prometidos en campaña, pero también, es necesario hacer ajustes porque de continuar así las cosas, llegará el 2027 y no habrá ninguna obra concluida ni disfrutada por los chihuahuenses. Esto, tiene consecuencias políticas bastante caras, así que a pensar bien porque el futuro está a la vuelta de la esquina.
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