Los principios ideológicos son y deben ser la base de todo partido político a fin de que sea transparente para la elección ciudadana.
Esto no ha sido así siempre, mucho menos en los últimos años en la que muchos partidos, lejos de afianzar sus ideologías de origen, las desdeñaron, ocultaron, traicionaron o de plano transformaron, como sucedió con el PRI o el PRD, para citar sólo casos presentes.
El PAN es el partido que ha mantenido mayor fidelidad a sus principios de derecha, de defensa de las clases superiores, escondida en su frase de “bien común”, pero también traicionados actualmente con su alianza con el PRI-PRD.
Para Morena, su definición de izquierda y su discurso en favor de los pobres le ha dado buenos frutos con triunfos electorales en la mayoría de los comicios en que ha participado, mismos que hoy le permiten contar con la presidencia de la República y gobierno de 23 estados.
En ese marco se desarrolló la pugna interna por alcanzar la candidatura al Gobierno de la Ciudad de México entre Clara Brugada, hoy ungida como virtual candidata, y Omar García Harfuch, convertido en el nuevo “Juanito”, aquel triste personaje que cedió su postulación a la entonces delegación de Iztapalapa, a la misma Brugada, quien hoy con menores simpatías que el policía se apodera la bandera morenista para la capital del país.
Clara con larga trayectoria de trabajo político de izquierda, era para muchos la más indicada para dar continuidad a la 4T en la Ciudad de México, frente a un Harfuch, sin ideología ni trayectoria política ni partidista.
Sin haber todavía candidatos registrados, Brugada se proyecta como la nueva Jefa de Gobierno para el periodo 2024-2030, porque Morena, de acuerdo a todas las encuestas, ganaría con cualquiera de los aspirantes al Frente Amplio Por México, también con quien ellos pusieran, de los suspirantes.
SUSURROS
La UNAM se decantó por el continuismo, no por el cambio. El nuevo Rector Leonardo Lomelí Vanegas, como secretario general de la UNAM, formo parte del grupo que mantiene el control de la Máxima Casa de Estudios desde hace décadas.
Las esperanzas de que la UNAM avance hacia una mayor democratización interna en las formas de gobierno y aumente la representación estudiantil en las tomas de decisiones, viejas banderas de la comunidad universitaria, se ven lejanas.
Quizá el mayor esfuerzo que pueda hacer Lomelí es buscar mejorar la comunicación y el diálogo con el Gobierno Federal, hoy representado por Andrés Manuel López Obrador y a partir del próximo sexenio, seguramente por Claudia Sheinbaum Pardo, universitaria de cepa.
Caminar juntos, UNAM y Gobierno, es conveniente para ambas entidades. Ojalá se alcance.