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En un episodio que fácilmente podría titularse «La Tormenta del Krillin», Miguel LaTorre anunció su candidatura para la Presidencia de Chihuahua capital y logró pasar desapercibido incluso en su propio partido. ¿Que renegó del PAN? Ah, sí, eso también pasó, pero como un mal chiste que nadie entendió. Este político, que sangró al PAN lo más que pudo para satisfacer sus propios intereses, parece haber olvidado que su presencia en las colonias de la capital, provoca más rechazo que una fiesta de piñatas sin dulces. ¿Quién iba a pensar que traicionaría a su propio partido y después esperaría un recibimiento de héroes?
Pero claro, el ego de LaTorre es proporcional a su capacidad para pasar desapercibido en el PAN. Tiene la osadía de pedir el voto a aquellos a los que, de manera amistosa, le advirtieron que lo despedirían a patadas. ¿A quién le gusta recibir advertencias, verdad?


En el hospital infantil, los héroes olvidados son los médicos del área de urgencias que, día tras día, atienden a una abrumadora cantidad de niños, oscilando entre 150 y 200 diariamente. Esta ardua tarea se intensifica debido al cambio de temperatura en Chihuahua, lo que ha generado un flujo constante de pequeños pacientes. Aunque en este nosocomio no se escuchan quejas, es evidente que enfrentan una carga significativa, con bebés y niños pequeños que llegan en masa a urgencias, desde recién nacidos hasta los 7 años. Esta silenciosa labor destaca la dedicación y sacrificio del personal de salud en medio de las demandas urgentes del sistema de salud del estado.

Mientras otras cuestiones del sector salud a menudo acaparan la atención, el hospital infantil se erige como un bastión donde los profesionales de la salud se están esforzando incansablemente para brindar atención de calidad a los infantes. Su compromiso en esta área crucial es un testimonio del arduo trabajo que realizan para enfrentar las circunstancias, destacando que, incluso en medio de desafíos, el sistema de salud del estado está demostrando estar a la altura de las necesidades pediátricas emergentes.


Morena, con su peculiar predilección por el reciclaje político, sorprende al arropar a un panista de nacimiento que ha buscado refugio en lo que considera una apuesta segura. Surge la pregunta: ¿cuál es la fascinación de Morena por recoger las piezas que quedan de otros lugares? ¿Por qué no presentar candidatos que sean genuinamente parte de su movimiento desde su origen? Parece que el mantra persiste: ¡del reino de los arrepentidos será el partido! Si La Torre llega a las boletas, estará compitiendo con otro viejo conocido, el actual alcalde Marco Bonilla, quienes alguna vez colaboraron juntos en el partido en pro del «pueblo bueno y sabio». Será interesante observar cómo reacciona Bonilla ante este anuncio, que seguramente no perturbará su sueño. Morena anota un cero en originalidad, y van dos; ahora, un panista se lanza a la alcaldía por la capital, recordando que en el proceso pasado fue un priísta, destacando el momento en que Marco Quezada, el exalcalde, fue el candidato de Morena, perdiendo precisamente contra Marco Bonilla. Nadie habría imaginado que llegaría el día en que dos panistas contendieran como candidatos a la alcaldía, uno con los colores del partido y otro no, pero, al parecer, eso es lo de menos.

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