El gobierno federal implementó una estrategia para erradicar los robos en las carreteras más peligrosas del país. El operativo se centró en 22 tramos distribuidos en 12 estados, los cuales concentraban el 80 por ciento de los incidentes.
Como parte del plan, se desplegaron más de mil elementos de la Guardia Nacional, vehículos, drones y tecnología de vigilancia en tiempo real. También se clausuraron accesos ilegales y se establecieron retenes y operativos aleatorios. El objetivo declarado fue alcanzar cero robos en esas vialidades.
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La estrategia incluyó tres ejes: mayor patrullaje, cierre de accesos clandestinos y monitoreo con cámaras enlazadas directamente con la Guardia Nacional. En una fase piloto, se instalarán arcos carreteros con este sistema en corredores del Bajío y el Golfo a partir de 2026.
La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes participó en la clausura de entradas ilegales. Además, el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, sostuvo reuniones con transportistas y cámaras empresariales para definir los puntos prioritarios de intervención.
El operativo Balam, desplegado desde octubre de 2024, permitió reducir en 28 por ciento los robos y aumentar en 24 por ciento la recuperación de unidades. Las rutas más críticas fueron México–Querétaro, México–Puebla, Veracruz–Coatzacoalcos y el Arco Norte, donde se concentró más del 50 por ciento de los incidentes en los últimos seis meses.
Las autoridades estimaron que las pérdidas anuales por este delito superaban los 92 millones de pesos, lo que motivó la intervención coordinada entre gobierno federal, estatal y empresas del sector.
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