La columna

POR CARLOS JARAMILLO VELA
 Descarrilamiento del Tren Maya: confirma la razón de los opositores a la obra.
 Jornada electoral 2024: la encuesta verdadera.
El reciente descarrilamiento del Tren Maya vuelve a poner en el centro de la
controversia al presidente Andrés Manuel López Obrador y sus faraónicas obras
sexenales. Este proyecto ha sido, como otros del actual mandatario, muy
controvertido, porque en torno al mismo se han generado críticas de índole técnico
y económico. La Refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto Internacional Felipe
Ángeles constituyen otros de los censurados mega proyectos del mandatario, en
los que las deficiencias ténicas y los execsivos costos también han provocado
cuestionamientos. En el caso del multicitado Tren, igual que en las otras dos obras
mencionadas la participación del Ejército como responsable de su ejecución, ha
venido a figurar entre los principales motivos de censura.
Es pertinente recordar que además del descarrilamiento del Tren Maya, éste ya
había venido sufriendo otras fallas en su operación, por lo que no es ésta la
primera vez que se pone en evidencia la calidad de esa cara y quizá innecesaria
obra. Además, desde principios del mes de febrero del presente año, un dictamen
elaborado por la Auditoría Superior de la Federación señaló que en el tramo donde
ahora se ha descarrilado el Tren Maya, la infraestructura no cumplía con los
requerimientos técnicos para garantizar un adecuado y seguro funcionamiento.
Bajo tal tesitura, parece ser que el común denominador en las tres inversiones
públicas aquí citadas son las deficiencias técnicas en su realización y el
sobrecosto; quizá podría añadirse a esto la falta de justificación socioeconómica y
política. Así, con el referido descarrilamiento del Tren Maya el tiempo parece estar
dando la razón a quienes se han opuesto a esa obra y en su momento señalaron
una serie de argumentos que hoy cobran vigencia, tales como la falta de estudios
de impacto ambiental, la mala calidad de los materiales constructivos, el riesgo
derivado de la instalación de la ferrovía en terrenos sin la consistencia necesaria
para ello, y el daño al ecosistema selvático -agua, suelo, fauna y flora-.
Pese a lo que algunos piensan, Xóchitl Gálvez podría estar mucho más cerca de
lo que se cree de ganar la elección por la Presidencia de la República. En reciente
entrevista con un medio de comunicación nacional, la candidata del Frente Amplio
opositor por México (PAN-PRI-PRD-Sociedad Civil), reveló que a diferencia de
muchas casas encuestadoras, dos importantes empresas de este tipo la colocan a
una distancia de entre 5 y 7 puntos porcentuales respecto a la morenista Claudia
Sheinbaum. Tal situación podría ser real, pues son innegables el carisma y la
naturalidad que sitúan a Gálvez por encima de su contendiente Sheinbaum;
además, un considerable número de electores desaprueba la forma omnímoda y
autoritaria en la que Andrés Manuel López Obrador ha intentado ejercer el poder.

También es pertinente advertir que en virtud del consabido “maquillaje” o
“cuchareo” de encuestas, derivado de la añeja costumbre de aplicar en éstas el
principio que reza “el que paga manda”, se ha generalizado la percepción de
desconfianza sobre los medios de sondeo de opinión. Por todo esto, tienen
sentido lógico los datos y expectativas que Xóchitl Gálvez maneja en su discurso.
Es posible que la elección presidencial realmente sea más cerrada, e incluso
distinta, de lo que Sheinbaum y sus apologistas pretenden hacer creer. La más
auténtica y verdadera encuesta será la que protagonicemos todos los electores el
domingo dos de junio.

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