En el mejor momento para las inversiones extranjeras en México, tenemos un presidente ideológicamente secuestrado por la ultra izquierda de personajes como Massimo Modonesi, Luciano Concheiro y Jesús Ramírez; quienes manejan y orquestan una estrategia de “izquierda latinoamericana” haciéndole ver al presidente que debe tomar en cuenta posturas tan ridículas como exigir disculpas a la corona española por la conquista, poner en pausa las relaciones con España e inclusive la más reciente el entredicho diplomático con Perú y al cual nuestro embajador fue ya declarado como persona non grata por parte de su presidenta interina.
Le comento que estas posturas son ideológicamente entrecomilladas puesto que en México se continua con el capitalismo de amigos y de cuates en el cual los que no formaron parte del grupo cercano al presidente son castigados no por el hecho de ser corruptos, si no por el factor de no haberlo apoyado en los momentos clave, cuando este aludía fraude en sus múltiples campañas. Y es que entre otras muchas empresas de amigos cercanos a palacio de gobierno, compañías portuguesas y chinas han sido beneficiadas por las licitaciones directas dirigidas ilegalmente desde Palacio Nacional.
Cuando nos encontramos en un momento histórico en el cual si se deberían castigar desde el orden y la legalidad a quienes fueron corruptos en el pasado pero tratando de atraer las mayores aportaciones extranjeras posibles. Hemos estado creando un clima lamentable de desconfianza si a esto le sumamos la política nacionalista de Manuel Bartlett; quien en su intento de hacer del sector energético mexicano la caja chica del gobierno, ha detenido inversiones estratégicas en el sector, dejando así a cientos de empresas manufactureras a la deriva de poder instalarse en alguno de los parques industriales mexicanos, con la confianza de que se les podrá suministrar la energía eléctrica necesaria para llevar a cabo su producción de una manera confiable y sin apagones.
Ante la falta de capacidad de suministro la CFE ha declarado que podría ampliar el sistema en el mejor de los casos para finales del 2023 o inicios del 2024, lo cual parece una tarea titánica si como bien sabemos el país dejo de lado el importantísimo apoyo de la iniciativa privada. Estimado lector. Déjeme comentarle que estamos de acuerdo en que el gobierno debería contar con sus propias compañías estatales y regulaciones nacionales para evitar abusos excesivos sobre todo en rubros tan estratégicos como la energía pero en momentos en que nuestro país es el gran ganador en temas del comercio internacional se debería estar aprovechando la oportunidad.
Para añadir otro cabello a la sopa, el presidente ha tratado de mover una agenda latinoamericana en Washington queriéndose dar a conocer como el líder de la izquierda en el continente; cuando estamos en momentos de una importante regionalización de las economías a nivel mundial. México se encuentra queramos o no, ya integrado a Norteamérica y lo que se debería hacer es valga la redundancia, hacer de puente entre el sub-continente y la américa anglosajona y es que aun que se quisiera ver con compasión a los países hermanos de habla hispana, es prioridad para nuestro país ver por nuestra gente en primer lugar y no andar
jugando con fantasías del siglo XIX. El Presidente Andrés Manuel López Obrador inclusive en una de sus últimas intervenciones hizo mención a Lenin, a Fidel Castro y al Che Gavera cosa que no agrada para nada a nuestro principal socio comercial y benefactor.
Por último y como cereza de un pastel bastante echado a perder los desencuentros y malentendidos entre lo que promociona como política exterior el secretario de relaciones exteriores Marcelo Ebrard y el Presidente de México son cada vez más notorios, con un regente mexicano cada día más radical que a mañana tarde y noche, viola los principios de la doctrina Estrada que el mismo ostenta como propios de la diplomacia de su gobierno.