El sepelio del periodista Armando Linares, asesinado el martes en Michoacán, se vio manchado luego de que un hombre amagó con un arma a los representantes de la prensa que cubrían el funeral, por lo que tuvieron que retirarse.
Sin discursos y con poca gente fue despedido el director de Monitor Michoacán, quien había denunció amenazas tras el homicidio de su compañero Roberto Toledo.
A la funeraria Los Ángeles solo llegaron cerca de 20 familiares, pero se retiraron pronto del lugar; más tarde la esposa e hijos de Linares hicieron lo propio.
Luego llegaron cuatro sujetos, uno con el rostro cubierto con una gorra, quien amenazó con pistola a la prensa.
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“Sabía que su vida corría peligro, pero su pasión por decir la verdad lo impulsó a no callarse”, dijo a MILENIO la esposa.
En la casa de Linares aún hay manchas de sangre, pues los primeros reportes revelan que fue asesinado de ocho disparos y frente a su familia.
En tanto, alrededor de 100 periodistas marcharon por calles de Morelia para exigir el esclarecimiento del asesinato.
En el recorrido, de la Fuente de las Tarascas al Palacio de Gobierno, demandaron el fin de la violencia contra el gremio, para lo cual enviaron una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador. También entraron al pleno del Congreso para protestar.
Por la mañana, el mandatario informó en su conferencia que Linares no aceptó el protocolo de protección del estado como sí lo hicieron dos compañeros.
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