Los abajofirmantes del desplegado en el que se exige que los medios de comunicación, tanto los privados como los concesionados, de verdad informen sin sesgos, también deberían demandar que los escándalos de corrupción que sólo unos cuantos medios siguen también sean incluidos en las páginas y noticieros.
El caso de Eduardo Fernández – Televisa no existe en casi ningún espacio que no sea el de Carmen Aristegui, por ejemplo.
Pero también las revelaciones que Carlos Loret ha hecho sobre los negocios de “El Clan” no reciben ninguna atención que no sea la de El Universal donde el colega publica su columna.
En los demás, nada. La cooptación del gobierno es escandalosa.
Ojalá no pase lo mismo con las grabaciones que Loret presentó el lunes por la noche en las que se escucha a uno de los sobrinos de López Obrador carcajearse porque han vendido balasto sin control de calidad al Ejército y a los particulares que han construido el controvertido Tren Maya.
“Cuando se descarrile el Tren Maya, ya va a ser otro pedo”, dice Pedro Salazar Beltrán, primo de Andy y Bobby, hijos de AMLO.
Otro riesgo para quienes se atrevan a viajar en este ferrocarril que, siempre se ha dicho, corre sobre terrenos muy pero muy frágiles.
El asunto merece la pena de ser abordado por tooodos los medios, en beneficio de sus audiencias a quienes hay que alertar.
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En la cabecita de López Obrador no caben las verdades.
Cualquiera que se atreva a desvirtuar lo que él cree, lo que él piensa, incluso, lo que imagina se convierte no en un opositor, sino en un enemigo.
En su cotidiano papel de víctima, pues todo, todo, todo lo que sucede es para afectarlo a él, abrió fuego en contra la diputada y vocera del Partido Popular español Cayetana Álvarez de Toledo Peralta-Ramos, invitada por Ricardo Salinas Pliego al ya tradicional Festival de las Ideas que año con año se celebra en Puebla.
Dijo la legisladora lo que cualquiera con dos dedos de frente dice sobre la dizque política de seguridad de la 4T. Que no’más no.
Y AMLO le respondió que sólo había venido para molestarlo a él.
Cruzó el charco sólo para eso.
¡Pobre inseguro el tipo de Palacio Nacional!
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En lo que sí tiene razón López Obrador es al mostrar como mortífera a una resortera.
Él sabe de lo que habla.
Basta recordar lo que desde siempre se conoce:
Que “en 1963 en Villa Tepatitlán, Macuspana, porque José Ángel León le gano jugando béisbol, le pego un pelotazo por la espalda y lo dejo paralitico para siempre. Claro, huyo cobardemente”, según narra en una misiva su coetáneo y paisano José Garrido Ruiz misma que circuló hace un tiempo por “las benditas redes sociales”.
Una piedra de río, como las que mostró en su mañanera de ayer, lanzada con una resortera es tan peligrosa, mortífera incluso, como una pelota de beisbol arrojada por quien presume ser experto en ese deporte.
AMLO tiene razón, si con piedras y una resortera asaltaron Palacio Nacional él estuvo en peligro.
Como Goliat, que cayó ante David.