Hace 50 años el Ejército se llevó a 93 pobladores de El Quemado, a unos los mataron y a otros los encarcelaron; ahora piden justicia
El pueblo que sobrevivió a la tortura y el acoso
Algunos de los sobrevivientes de la Guerra Sucia en Guerrero narran sus experiencias tras ser detenidos y acusados de emboscar al Ejército hace 50 años.
EL UNIVERSAL
El Quemado, Atoyac.— Han pasado 50 años y en este pueblo el dolor aún irradia. Eran los primeros días de septiembre de 1972, el Ejército lo tomó por asalto, detuvieron a 93 campesinos y campesinas; los acusaron de formar parte de la guerrilla que encabezó el profesor Lucio Cabañas.
El Ejército los torturó y no todos sobrevivieron: siete no resistieron los golpes, las descargas de electricidad, los hundimientos en el agua, casi ahogamiento, los días sin comida ni agua. Murieron. Otros siguen desaparecidos: Gregorio Flores, José Veda Ríos, Aurelio Díaz, Salustio Valdés, Ángel Piza, Mauro García e Ignacio Sánchez, este último pereció en la cárcel en plena tortura pero su cadáver no fue entregado a su familia. Otros 24 resultaron sentenciados a 30 años de prisión.
A los pobladores de El Quemado los acusaron de haber emboscado a militares del 50 Batallón de Infantería el 23 de agosto de 1972 en el punto conocido como Arroyo Oscuro. En esa ocasión murieron 18 soldados.
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Sin embargo, muchos pobladores aseguran que se enteraron de la emboscada el día que los detuvieron y hasta ahora —50 años después— muchos afirman que siguen sin conocer el Arroyo Oscuro.
La represalia del Ejército con El Quemado no terminó ahí, durante siete años lo tuvieron sitiado. Hostigaron y persiguieron a los que se quedaron, en su mayoría mujeres y niños. No podían salir del pueblo, incluso les impidieron trabajar en las comunidades vecinas.
Exigencia de justicia
El sábado 24 de septiembre llegaron a la cancha de El Quemado hombres y mujeres. Son sobrevivientes. Los que resistieron la tortura. También llegaron otros más jóvenes, hijos de los desaparecidos, de los que murieron en las torturas. De los 79 sobrevivientes, solamente 40 fueron indemnizados y es insuficiente, dicen. El año pasado, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) les pagó alrededor de 370 mil pesos, 100 mil por la tortura, otros 100 mil por daño moral, 141 mil por el lucro cesante (lo que dejaron de ganar por el tiempo de prisión), 25 mil por daño patrimonial (la pérdida de animales, herramientas, vivienda) y 5 mil más por alimentación.
Francisco Vargas Vinalay es presidente del Comité de Agraviados de El Quemado. Fue detenido y torturado, estuvo preso cuatro años y tres meses.
Vargas Vinalay explica que “la indemnización es inadecuada, porque no se tomaron en cuenta criterios internacionales”; por ejemplo, dice que no les cubren los daños por la desaparición forzada que fueron víctimas.
La historia de los Morales Piza
A la cancha de El Quemado llegaron los hermanos Morales Piza, Guillermo, Abelina, Fernando y Demetrio.
Guillermo y Abelina fueron detenidos y torturados en septiembre de 1972. Fernando y Demetrio eran niños, libraron la detención, pero no la pobreza.
El 5 de septiembre, a la casa de los Morales Piza llegaron los militares. Los obligaron a reunirse en la cancha y luego los metieron a una casa abandonada, conocida como la casa de doña Juana.
Mientras los encerraban, militares entraron a las casas a meter las prendas de sus compañeros muertos en la emboscada. Esa fue la prueba para inculparlos. Guillermo ahora tiene 72 años de edad. Recuerda: “Ese día llegó un soldado a mi casa y señala: ‘Dice el general que se vayan a la cancha’. Llegando nos metieron a la casa de doña Juana. Al otro día, como a las 8 de la mañana, nos sacaron… nos subieron al helicóptero para llevarnos al cuartel de Atoyac. Allá me metieron un trapo en la boca y comenzó la tortura: me metían en el agua hasta casi ahogarme, me desabrochaban el pantalón y me daban toques eléctricos, nos golpearon. Estuvimos 18 días en el cuartel. Después nos llevaron a la cárcel de Acapulco, allá igual pura tortura. Querían que yo dijera que participé en la emboscada, pero hasta ahora no conozco el Arroyo Oscuro y ni quiero conocerlo. Ahí estuve más de cuatro años, en la misma prisión con mi papá y mi hermano Eliseo, la pasamos mal, sólo nos daban un pedazo de bolillo y agua, nada más para sobrevivir”.
Este 5 de septiembre conmemoraron los 50 años de la embestida del Ejército. Esperaban que fuera distinta. De entrada, el Presidente incumplió con su promesa de candidato, que estaría con ellos en los 50 años si ganaba la Presidencia.
“Creo que en este gobierno nos dieron atolito con el dedo, se comprometieron a estar con nosotros pero no es así, no estamos conformes con el trato que nos dan”, acusó Arturo Ríos.
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