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Ciudad de México.- No es tan malo ser el villano de una ficción porque, bien mirado, tiene su lado divertido. Pero suele suceder que, con el paso del tiempo, muchas ficciones son tomadas por historia y eso ya no es tan agradable. Por esto vale hacer algunas aclaraciones sobre el artículo citado, concretamente en la parte que hace alusión a mi persona.

En la sección que José Luis Jaramillo Vela, autor del artículo, titula “Controversias del Cielito Lindo” inicia con esto párrafos:

En 1986, con motivo de la Copa del Mundo de Futbol celebrada en México, la afición mexicana de manera espontánea popularizó el “Cielito Lindo” en todos los estadios del mundial y como grito de batalla para apoyar a la Selección Nacional; una vez concluido dicha Copa Del Mundo, se desatan en México una serie de controversias y dimes y diretes acerca del “Cielito Lindo”, encabezadas por el escritor mexicano Arturo Ortega Morán, quien se convirtió en el principal detractor tanto del Maestro Quirino Mendoza como del “Cielito Lindo”, afirmando que era un plagio y una falsedad de Quirino Mendoza.

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Ante el escándalo ocasionado por Arturo Ortega Morán, el Presidente Miguel de la Madrid Hurtado ordena al Instituto Nacional de Bellas Artes encabezar una investigación exhaustiva a fin de aclarar muy bien el entuerto de Ortega Morán. El INBA convoca a la Secretaría de Educación Pública, a la Sociedad de Autores y Compositores de México, a la UNAM, y al medio cultural e intelectual de México e inician una investigación a fondo; como primera medida, emplazan al escritor potosino Arturo Ortega Morán a que presente las pruebas que demuestren que el “Cielito Lindo” es un plagio y a que demuestre que el Maestro Quirino Mendoza es un farsante.

No sé de dónde el señor Jaramillo sacó esta historia, me da curiosidad saber si fue de su desbordada imaginación o de algún cuento que le contaron. Lo cierto es que, en 1986, mi tiempo se repartía entre dar clases de Matemáticas en la UANL, colaborar en proyectos en la industria y sacar adelante a la familia. Lo que menos me importaba era saber cuál era el origen del Cielito Lindo. De esto me ocuparía casi 20 años después, hasta el 2005. Así que puedo asegurar que el presidente

Miguel de la Madrid terminó su sexenio feliz y totalmente ignorante de mi existencia. Cualquier investigador serio puede corroborar que no hay ninguna publicación mía de aquellos años. No es tan difícil.

En el año 2000, nuevas circunstancias me arrastraron al mundo de las palabras y empecé a escribir sobre el origen de estas. En 2002 me invitaron a escribir una columna sobre el tema en el diario regiomontano El Porvenir y fue en esta columna, el 30 de octubre de 2005, cuando por primera vez escribí algo breve sobre el origen del Cielito Lindo. Es que, investigando sobre otros temas, me topé con una cuarteta del año 1702 que aparece en El pésame de Medrano y que reza: Por el Andalucía vienen bajando, unos ojuelos negros de contrabando. Esto despertó mi curiosidad porque ya sabía de opiniones que ponían en duda el aceptado origen del Cielito Lindo. Así fue que empecé a investigar con la esperanza de encontrar argumentos que pusieran punto final a este debate. Lo que publiqué en aquella fecha, fue breve e insuficiente para lograr lo que me había propuesto.

En este texto, “perversamente”, como dice Jaramillo, presenté con detalle las referencias históricas que a mi juicio demuestran que, en efecto, las estrofas de Cielito Lindo tienen su origen en el folclor andaluz.

Es de anotar que ni al presidente en turno, Felipe Calderón, ni al INBA, ni a la UNAM, ni a la Sociedad de Autores y Compositores, ni al medio cultural e intelectual, esto les causó la menor preocupación.

Ahora que, pensándolo bien, años después si hubo una reacción en cierto modo oficial, ya que se dio el 9 de noviembre del 2019 en la página del Archivo General de la Nación, donde verdaderos investigadores citaron mi artículo valorando lo que ahí aporto, sin calificarme de insidioso y perverso.

Eso sí, no han faltado reacciones emocionales que han visto en esta investigación una afrenta al honor de don Quirino Mendoza y a la misma mexicanidad. Pero todos deberíamos saber que hay una enorme diferencia entre la palabra que calumnia, esa sí perversa y la palabra que afirma con argumentos.

En la conclusión de mi artículo, afirmo que las cuartetas de Cielito Lindo son de origen andaluz, pero que no hay razones para dudar de que la música sí es de Quirino Mendoza, lo que me hace ver, ya en el terreno de las emociones, una canción muy representativa de nuestro origen: cuartetas españolas envueltas en una música mexicana.

En resumen: nunca ha habido presidente o institución que cuestione o me pida cuentas sobre lo que escribí. Nunca Carlos Monsiváis ni Pavel Granados se ocuparon

de rebatir lo que yo he escrito. Nunca debe calificarse de perversa la palabra de un investigador cuando ésta se acompaña de argumentos, aunque lo que se diga lastime nuestras creencias.

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