Ante la evidente incapacidad del municipio para garantizar vialidades en condiciones aceptables, los ciudadanos han decidido tomar la iniciativa y no esperar a que las autoridades lleguen a tapar los baches. El programa de bacheo en Chihuahua parece haberse convertido en una prioridad casi emblemática, con un presupuesto elevado que, sin embargo, no se traduce en resultados efectivos. En lugar de optar por soluciones integrales como la repavimentación o el recarpeteo, la administración de Marco Bonilla no ha logrado superar los esfuerzos de uno de sus predecesores, Marco Quezada, quien realizaba los trabajos de recarpeteo durante la noche para minimizar molestias y congestionamientos. Hoy, en cambio, presenciamos decisiones tan absurdas como tapar baches a las 8 de la mañana en hora pico, en arterias de alto tráfico como el canal, generando un caos vial que no solo incomoda, sino que evidencia una completa falta de logística y planificación.
La indignación ciudadana crece, pero también la admiración por aquellos que, cansados de la inacción oficial, actúan por su cuenta. Un ejemplo claro son los vecinos de la colonia Revolución, quienes, con esfuerzo propio, taparon los baches en la Av. Ramón Córdoba y Río Conchos, ganándose el reconocimiento de la comunidad. Este acto de solidaridad resalta el contraste con la ineficiencia municipal, donde el bacheo, lejos de ser una solución, se ha convertido en un espectáculo de desorganización. Mientras los ciudadanos demuestran compromiso y trabajo en equipo, la administración actual parece atrapada en la improvisación, incapaz de ofrecer vialidades dignas sin generar más problemas de los que resuelve. ¡Qué vergüenza!
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¡Aplausos, por favor! El comisario Julio Salas puede dormir tranquilo: cerró septiembre con “menos de 25 homicidios”. Sí, señores, veintiuno para ser exactos. Apenitas, de panzazo, como quien dice “logré mi dieta, pero me comí el postre”.
Pero antes de ponerle la medallita al héroe de la estadística, hay un pequeño detalle que quizá no salga en el boletín de prensa: cuatro mujeres murieron este mes. Cuatro. Es el récord mensual del año. ¡Récord! Antes eran máximo tres, algunos meses dos, otros uno… y hubo meses milagrosos sin ninguna. Así que, dentro de esos más de 240 homicidios del año, 19 fueron mujeres. Nada alarmante… si es que uno piensa que los números fríos y las medallas lo son todo.
Mientras tanto, la “alerta de seguridad” sigue vigente en Chihuahua. Porque, aunque nos digan que están trabajando, la realidad es que la violencia no se toma vacaciones ni respetó la meta de septiembre. Pero bueno, qué importa, ¿verdad? El comisario cumplió su objetivo numérico y eso, en estos tiempos, es casi un logro olímpico.
En fin, aplaudamos los logros de la contabilidad del crimen mientras seguimos caminando con cuidado por la ciudad. Que las estadísticas sonrían, pero la realidad no deja de mirar con ceño fruncido.
Ah, el deporte… ese noble pasatiempo que debería unir a la gente, fomentar la convivencia y… aparentemente enseñarnos artes marciales improvisadas. Este domingo 28 de septiembre, la Liga Chihuahua nos regaló un espectáculo digno de telenovela y video viral: un partido de fútbol interrumpido por una confrontación física entre los jugadores. Porque, claro, ¿quién necesita goles cuando puedes repartir puñetazos?
Pero, atención, la cosa se puso más “interesante”: una mujer fue alcanzada por la pelea. Sí, la tragedia deportiva se mezcló con el peligro real. Y cuando la policía municipal llegó al lugar… bueno, lo que llegó fue una solitaria patrulla para enfrentar a más de treinta enardecidos deportistas y acompañantes. Un agente bajó valientemente a poner orden, mientras su compañero, desde la seguridad de la unidad, tocaba el pito como si fuera un director de orquesta en pleno concierto de caos.
Vaya actuación. Uno en el campo, otro en la grada, y todos nosotros viendo cómo la seguridad pública se mide en “pitos desde la patrulla”. Queda claro que la Liga Chihuahua no solo entrena fútbol: también practica la resistencia a insultos, empujones y la improvisación policial.
Así que, aficionados y ciudadanas y ciudadanos, tomen nota: la próxima vez que quieran ir a ver un partido, lleven casco y chaleco protector. No sea que el fútbol termine siendo solo un pretexto para el combate libre amateur.
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