¿Cuántos extranjeros han visto hoy en la ciudad? Es posible que sean pocos aún, con respecto a lo que viene. En uno de esos rebotes de señales internacionales que hoy abundan, México salta como un fuerte candidato a recibirlos.
Vamos por partes. ¿Cómo les fue con el brinco provocado por la estridente alerta presidencial en su celular?
Ese mismo 19 de septiembre en el que todos estrenamos una chicharra digital, del otro lado de la frontera norte el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, provocó un susto también, pero a todos los foráneos bien calificados contratados por empresas de su país.
Anunció un nuevo precio para las visas de trabajo H-1B, mediante la firma de una orden ejecutiva que impone una tarifa de 100 mil dólares a los nuevos solicitantes del programa.
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Hasta la semana pasada, el gobierno de los vecinos cobraba sólo unos cientos de dólares por el mismo proceso.
La nueva tarifa busca limitar la entrada de extranjeros y alentar a las empresas a priorizar la contratación de trabajadores estadounidenses, a menos que estén dispuestas a pagar el aumento.
Con este cambio, Trump encarece de nuevo la producción en su país.
Es un golpe generalizado, pero afecta principalmente a compañías en crecimiento o “startups”, cuyos gastos dependen en alta medida de la nómina.
Indios, europeos, japoneses, chinos… que estas firmas quieran contratar, vienen con una nueva etiqueta de entrada: $100,000 USD, además de su sueldo o prestaciones.
Entre varias, una solución para evitar ese pago está en permitir que esos empleados trabajen fuera de Estados Unidos, pero cerca, para estar disponibles rápidamente en reuniones presenciales.
Por geografía, las opciones lógicas son Canadá o México.
Por eso podrían crecer proyectos como el del Capital One que aquí expuse el año pasado.
Encabezado en el país por Judith González, este banco estadounidense llegó para armar un equipo de mil 500 personas hábiles para diseñar y generar productos y servicios tecnológicos destinados al público estadounidense.
La compañía publicó en Linkedin varias posiciones actualmente abiertas en México para ingenieras e ingenieros en software “full stack” y también una, precisamente, para reclutadores. Es solamente un ejemplo de muchos y no se limita a la capital del país.
A Monterrey llegó hace dos años Ascendion, empresa estadounidense de ingeniería para armar un equipo de mil 500 personas en tres años y anticipó que México se convertirá en un centro global de habilidades en IA Generativa. Una firma de Houston llamada Softeq hace algo similar.
La ola que empezó a formarse a partir de la pandemia, ahora se fortalece con la nueva dificultad para contratar talento foráneo en Estados Unidos.
La llegada de este público favorece a distintos negocios: restaurantes, bancos, cafeterías, comerciantes de inmuebles y miles de propietarios que ven crecer la plusvalía de sus casas y departamentos.
La actividad económica de la Ciudad de México crecía un 3 por ciento al inicio de este año respecto al pasado, bien por arriba del promedio nacional, empujada principalmente por los negocios de servicios que representan dos tercios del total de ese crecimiento, de acuerdo con el INEGI.
Pero también hay una corriente poderosa de rechazo de comunidades impactadas por la inflación en los precios de alquiler de departamentos que, en zonas cercanas al Paseo de la Reforma, empiezan en alrededor de los 25 mil pesos en un país en el que el salario mensual promedio apenas supera la mitad de ese monto.
La llegada de nuevas olas de inmigrantes internacionales debe ser considerada por el gobierno para propiciar un buen arribo a quienes llegan y abonan al crecimiento económico. Pero al mismo tiempo es imperativo para cada alcalde fortalecer rápidamente medidas que eviten el desplazamiento de los locales en las ciudades, y generen una buena convivencia entre ambos sectores poblacionales. Porque insisto, vienen más.
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