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El gobierno de Canadá anunció el domingo por la noche que dará marcha atrás a su impuesto digital sobre empresas tecnológicas estadounidenses, una medida que desactivó una tensión creciente con la administración del presidente Donald Trump y reactivó las conversaciones comerciales entre ambos países.

El impuesto del 3 %, que gravaba los servicios digitales prestados por gigantes como Google, Apple y Amazon, debía comenzar a cobrarse este lunes. Sin embargo, tras una llamada entre el primer ministro canadiense Mark Carney y el presidente estadounidense, Ottawa optó por suspender la medida, en lo que se interpreta como una importante victoria para Washington.

“El gobierno ha decidido rescindir el Impuesto sobre los Servicios Digitales en previsión de un extenso acuerdo comercial mutuamente beneficioso con Estados Unidos”, informó el Ministerio de Finanzas canadiense en un comunicado.

El impuesto estaba vigente desde el año pasado, pero el inicio de la recaudación, con efecto retroactivo, obligaría a las tecnológicas estadounidenses a pagar alrededor de 2,700 millones de dólares, según estimaciones de un grupo comercial del sector.

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La decisión canadiense llega apenas 48 horas después de que Trump calificara el gravamen como un “ataque descarado” y advirtiera que respondería con nuevos aranceles si Canadá no cedía. En redes sociales, el mandatario había anunciado que las conversaciones comerciales estaban suspendidas, aumentando la presión sobre Ottawa.

Ahora, con la retirada del impuesto, las negociaciones se reanudan. El ministro de Finanzas de Canadá, François-Philippe Champagne, ya mantuvo una conversación con el representante de Comercio de EU, Jamieson Greer, para avanzar en un nuevo marco de cooperación. Según Carney, el objetivo es alcanzar un acuerdo integral antes del 21 de julio.

Aunque la cancelación del impuesto debe ser ratificada por el Parlamento canadiense, su aprobación legislativa no se anticipa como un obstáculo significativo, dada la urgencia y el respaldo político.

Las conversaciones son cruciales para Canadá, cuya economía depende en gran medida de sus exportaciones al vecino del sur. Estados Unidos es su principal socio comercial, y actualmente mantiene aranceles del 25 % a la mayoría de los productos canadienses, además del 50 % sobre exportaciones de acero y aluminio.

“En nuestras negociaciones sobre una nueva relación económica y de seguridad entre Canadá y Estados Unidos, el nuevo gobierno se guiará siempre por lo que más beneficie a nuestros trabajadores y empresas”, expresó Carney en una declaración escrita.

Con esta decisión, Canadá no solo busca descomprimir la relación bilateral, sino también abrir paso a un nuevo capítulo comercial que le permita fortalecer su posición en la región, en un contexto global marcado por tensiones comerciales, proteccionismo y un nuevo equilibrio geopolítico.

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Por AL PE

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