Las válvulas que controlan la hispanofobia de López Obrador seguramente ya rebasaron el área verde y llegaron a la peligrosa zona roja.
En los últimos días, dirigentes políticos españoles de izquierda y de derecha han sido especialmente incisivos con la lamentable situación que prevalece en México en materia de seguridad pública y preminencia del crimen organizado.
El sábado, como lo platicábamos ayer usted y yo, fue la diputada y vocera del Partido Popular español Cayetana Álvarez de Toledo Peralta-Ramos, invitada por Ricardo Salinas Pliego al ya tradicional Festival de las Ideas que año con año se celebra en Puebla. Golpe de la derecha.
El golpe de la izquierda se lo asestó el presidente de gobierno español y cabeza del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez, al día siguiente, el domingo, durante la reunión de la Internacional Socialista que encabeza. El tema fue el mismo: que la descontrolada delincuencia pone en riesgo las elecciones y la democracia en nuestro país.
Y como cereza del pastel, ya solo faltaba la monarquía. Y ayer el rey Felipe VI, alabó el “coraje” de las familias que buscan a desaparecidos forzados en México y expresó su apoyo en su “difícil y tan necesaria” labor.
Gran contraste con AMLO que aquí sigue empeñado en desaparecer a los desaparecidos.
Las válvulas ya llegaron a un límite peligroso.
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Señalar que los morenistas son muy rudimentarios es casi una tautología.
Mire usted si no es así cuando en su reducida mente creen que destruyendo y arrancando la propaganda del candidato al gobierno de CDMX Santiago Taboada para colocar en su lugar la de su abanderada Clara Brugada, van a ganar la elección.
Cavernarios, no alcanzan a entender que la excesiva propaganda de su candidata asquea a la ciudadanía que ya la encuentra hasta en la sopa.
La preferencia electoral no se gana con plásticos en los postes y, por cierto, tampoco con encuestas amañadas.
Pero no entienden.
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¿Alguien se acuerda que hace seis años Claudia Sheinbaum se comprometió a desaparecer el Cuerpo de Granaderos de la policía capitalina?
Hizo como que hacía y en una ceremonia celebrada poco después de haber tomado posesión del gobierno capitalino y, según ella, sin varita mágica siquiera, los desapareció.
Pero hete aquí que con otro uniforme aún están aquí. Se les ha visto reprimir a mujeres, a jóvenes y apenas hace un par de días a invidentes y débiles visuales que querían llegar al Zócalo para demandar espacios laborales dignos, del tipo de los que en España –otra vez España– tiene la ONCE.
No llegaron a la Plaza de la Constitución. Fueron parados en seco, con golpes y empujones, muy lejos del que sería su destino.
Por granaderos, claro. Con otro uniforme, eso sí.