Nos enteramos de un presunto despliegue de seguridad inusual cerca del centro de detención estatal, con reportes de hasta 30 camiones vistos en las cercanías con vallas. Aunque esta cifra nos parece exagerada, no podemos descartar la posibilidad considerando el clima actual.
Según una fuente, empleados municipales fueron vistos colocando vallas metálicas alrededor de San Güilli, apoyando el despliegue, presumiblemente para proteger y blindar los edificios del centro ante la inminente marcha del 8 de marzo. Aunque este operativo es interesante, también es necesario para salvaguardar los edificios de posibles daños durante la manifestación. Sin embargo, la atención debe centrarse en detener a aquellos que buscan generar violencia, mientras se respeta el derecho legítimo de los ciudadanos a expresarse pacíficamente.
Chihuahua alberga edificios emblemáticos que deben protegerse durante la marcha del 8 de marzo, pero es crucial detener a aquellos que buscan sembrar disturbios. Es imperativo que las autoridades actúen con firmeza contra los agitadores y apliquen la ley de manera efectiva. Además, surge la pregunta sobre el origen y la construcción de las vallas metálicas: ¿cuándo fueron erigidas y de dónde provienen? Estas interrogantes destacan la necesidad de una transparencia y claridad en las acciones de seguridad implementadas en el contexto de la manifestación.
Se destaca el curioso giro en la trayectoria de Miguel «El Pelón» Latorre, conocido por ser un ferviente promotor del PAN. Sin embargo, parece que la avaricia y la falta de tino han llevado a Latorre a quemar sus puentes con el partido azul, dejando tras de sí una serie de oportunidades desperdiciadas. A pesar de su intento por unirse a Morena, el movimiento «Los de Abajo» lo recibió con rechazo, evidenciando que su pasado panista sigue siendo un obstáculo en su búsqueda por encontrar un nuevo puesto político, a pesar de sus intentos de olvidar si pasado en el PAN.
Por otro lado, las encuestas no favorecen a Latorre, lo que sugiere que su búsqueda de un puesto dentro de Morena podría ser más una estrategia desesperada que una verdadera convicción ideológica. Esta situación deja al descubierto las complejidades y contradicciones en el juego político, donde las lealtades cambian con facilidad y las oportunidades se esfuman rápidamente.