NOTICIAS CHIHUAHUA
Cuando nadie sabía nada sobre los chicos desaparecidos en Mazatlán, César Jáuregui ya se movía como pez en el agua. Mientras algunos criticaban que los jóvenes hubieran vacacionado en una zona de guerra, el fiscal general del estado, mejor conocido como «El Gordito», para sus amigos, demostró que cuando se quiere, se puede. Desde el primer momento, Jáuregui contactó a las autoridades de Sinaloa y movió los hilos necesarios para traer a los jóvenes con vida. No sabemos todo lo que tuvo que hacer, pero el resultado lo posiciona como un funcionario que actúa y no solo habla.
Con este logro, el fiscal cierra el año con una medalla destacada, dejando claro que es capaz de enfrentar situaciones críticas con eficiencia. En un contexto donde a menudo se señala la ineficacia de las autoridades, César Jáuregui se viste de héroe y muestra que, con voluntad y contactos, las cosas pueden cambiar. Un acierto que, sin duda, le suma puntos en su gestión.
Sospechosa fue la reciente cirugía a la que se sometió Marco Bonilla, porque al quitarle la vesícula no es nada sencillo y eso lo causa cuando se somete a mucho estrés y mala alimentación; de acuerdo con los últimos comportamientos del alcalde de a Chihuahua era de buena salud, ejercicio y hasta los planes de trabajo parecían ir de viento en popa. Entonces ¿Que desató su problema físico de alguien de apenas 40 años?
Cuando se anunció el viernes pasado, hubo mucha especulación y el domingo tuvo que salir el presidente a dar un video diciendo que todo estaba bien y la intervención quirúrgica salió sin mayores percances.
¡Ah! pero ¿Que tal el chamuco que se desató este fin de semana que ya van 24 homicidios de será violenta y dentro de la ciudad en zona publica? Hasta parece que el estar desatendido de las labores como alcalde coincidir con qué pasarán hechos de sangre; así como que mejor no salir a declarar y disfrutar de los días navideños u festejos para olvidarse de la violencia. Ojalá solo sea una coincidencia.
Lo que si fue insólito fue que la casi masacre ocurrida en el bar La Capital, donde por cierto es de los lugares con más popularidad de labor de ficheras, buchoneria y ambiente bien tumbado, estuviera fuera del alcance de las cámaras de la PECUU de la Policía a municipal y de la Centinela; total, que no se ha visto nada de nada, solo los cuerpos y los heridos, pero de atacantes nada. Ni las cámaras más cercanas de 600 metros captaron algo.
A ver con qué sale hoy el comisario Salas, y esperemos no diga que las investigaciones siguen y la FGE se encarga, porque ya sería una grosería para el ciudadano. En fina, al final y a cabo solo ellos saben lo que ocurre.
Los que anduvieron desatados haciéndose pasar por buenas gentes, fueron los diputados que anduvieron en posadas con entrega de regalos en algunas colonias; más los del PAN, que quieren de alguna manera conectar con el pueblo, a ver si la fresoneria no les impide ensuciarse un poquito las medias. La más activa fue Carla Rivas; bueno, aunque se vea muy blanquita y güerita, es de Santa Rosa y no fue de las chicas más acomodadas…hasta ahora que ganas reebien y hasta más.
El que si se pasó de “ridis” fue Carlos Olson, porque alguien le dijo que el disfrazarse de Santa Claus le iba a sentar bien. Claro, muy rojito chapeteado ojo azul. ¿Que podría salir mal? Pos que el legislador está demasiado grandote y tiene una presencia intimidatoria, que generó que algunos niños le tuvieran cierto temor o desconfianza. Quizás los infantes detectan cuando hay algo malo o simplemente no está muy agraciado. Lo bueno que al final, las risas no faltan y todos la pasaron bien; bueno, no todos porque la que aún anda molesta es Irlanda Márquez, la diputada que parece no le hicieron caso a sus acusaciones. En Fin, suerte para el próximo episodio de “La Rosa de la Legislatura”.
NOS VEMOS HASTA AÑO NUEVO