stilo libre

En estas vacaciones de Semana Santa, los turistas han sido testigos de la preocupante situación de las carreteras en el Estado. Específicamente, aquellas bajo la jurisdicción de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes han sufrido un deterioro considerable. Uno de los tramos más afectados se encuentra entre Temósachic y Guerrero, donde abundan los baches, bordos, parches y daños en la infraestructura vial. Además, la señalética presenta deficiencias evidentes, con una marcada falta de pintura. Resulta desconcertante que la federación haya relegado la responsabilidad de estas vías a la Gobierno del Estado.


 

Los padres de los colegios de bachilleres se encuentran en un estado de agitación que roza la indignación. ¿La razón? Una tarea que ha dejado a más de uno con el ceño fruncido y el bolsillo temblando.

Resulta que antes de las ansiadas vacaciones, los alumnos del COBACH 10, ubicado al norte de la ciudad, recibieron una enigmática encomienda: llevar consigo una caja repleta de 30 chocolates. Hasta aquí, todo parecía transcurrir dentro de los límites de lo razonable. Sin embargo, cuando los hijos revelaron el precio de cada dulce, la incredulidad se apoderó de ellos. ¿25 pesos por un simple chocolate? ¿Acaso eran los famosos dulces de Willy Wonka?

Pero aquí no termina la historia. El destino de los chocowonkas es noble: recaudar fondos para la construcción de un domo en las canchas. Sin embargo, surge una pregunta incómoda: ¿dónde quedaron las firmas? Aquellas que los padres y madres estamparon en la solicitud del presupuesto participativo para someter el proyecto a votación. ¿Se evaporaron en el aire? ¿O acaso se extraviaron en el laberinto burocrático?

Y ahora, el dilema: ¿estarán los padres obligados a convertirse en “votantes reclutadores” en el próximo evento del presupuesto? ¿Deberán arrastrar a familiares, amigos y vecinos para asegurar el éxito del proyecto? La tarea que han dejado a los muchachos de los bachis no es solo vender chocolates, sino también tejer alianzas y movilizar voluntades.

Eso sí, hay una condición inquebrantable: la caja debe estar pagada, sin importar si los chocowonkas se venden o quedan en el limbo de los dulces no deseados. Así, entre firmas, votantes y chocolates, los padres enfrentan un desafío que bien podría rivalizar con las peripecias de Willy Wonka.


 

La noticia resonó como un triste eco en los pasillos de la salud, 140 empleados, que forman parte del IMSS Bienestar, fueron convocados a la aseguradora para recibir una notificación que les heló el alma. No, no serían recontratados. Enfermeras, médicos y técnicos, provenientes de rincones como Guadalupe y Calvo, Ojinaga y Guachochi, se enfrentaron a cosa más fea.

La federación aplicó una fórmula implacable, si Chihuahua no está adherido al convenio, no hay fondos para pagarles. El golpe no solo afecta a los empleados, ahora ex empleados, sino también deja plazas sin cubrir en zonas alejadas. ¿Cuántas vidas quedarán en la balanza? ¿Cuántos diagnósticos tardíos, cuántas manos que no llegarán a tiempo?

La exclusiva, esta vez, fue para Chihuahua. El primero de los nueve estados donde el chorro se corta para los ex empleados del Insabi, ahora IMSS Bienestar. La salud, vulnerable y desamparada, espera respuestas.

Cuando esto podría ser, pero a los trabajadores del Banco Bienestar que solo se dedica a repartir dinero a sus votantes, que tampoco se les desea, pero como en las clínicas no hay votos, esto es algo que no le importa a la federación.


 

En un país donde la esperanza y la incertidumbre se entrelazan, la noticia del asesinato de Gisela Gaitán, candidata de Morena a la alcaldía de Celaya, Guanajuato, estremece. El 1 de abril, en pleno mitin en la comunidad de San Miguel Octopan, Gisela fue atacada a balazos. Los videos que circulan en la web capturan el momento exacto en que el contingente, en apariencia caminando por las calles del municipio, fue emboscado. ¿Cómo es posible que la violencia política alcance tal extremo?

Gisela Gaitán, en su primer día de campaña, había presentado su planilla de trabajo y algunas propuestas en materia de seguridad. Apenas eran las 5:00 de la tarde, y la candidata había compartido en redes sociales sus actividades con los locatarios de un mercado. Pero la tragedia la alcanzó. La ciudad de Celaya merece brillar una vez más, pero para lograrlo debemos actuar con determinación y valentía. Es hora de recuperar la seguridad mientras ella pedía seguridad. Es hora de un cambio en este lugar, donde empresarios, políticos y figuras públicas están en riesgo. La negligencia del Gobierno federal ante la creciente delincuencia es insuficiente. Estamos en vísperas de la nada, y la delincuencia organizada ha rebasado al Estado. México clama por justicia y seguridad.


 

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