NOTICIAS CHIHUAHUA
Lo que debería haber sido un acto heroico de nuestros valientes bomberos en el incendio que consumió toda la tienda Milano en la Liber, se convirtió en un circo mediático político y ganancia de pescadores para los aprovechados.
Primeramente, es justa la crítica que se dio al cuestionar al alcalde, Marco Bonilla, por la nula conexión de los hidrantes del Centro a la red de agua, cuando desde hace muchos años que estos son mero adornos.
Lo malo es que todos los opositores aprovecharon para salir como influencers a hacer sus críticas como si tuvieran la solución a todo.
Lo peor es que la autoridad no salió bien librada y en lugar de tomar al toro por los cuernos…¡Zaz! Mejor, se deshicieron del rival más débil y un chivo expiatorio para cortar cabeza.
Ni un puesto grande fue eliminado de la administración; en lugar de eso, aprovecharon para despedir al vocero de la DSPM, Armando Mar, por el simple hecho de que había que desquitarse con alguien, tras la pésima actuación con la que manejaron la información y en las redes sociales despotricaron.
Aunque se sabe que el señor Mar no era muy del agrado del coordinador de comunicación, si se vieron muy improvisados al sacarlo de la jugada como si él hubiera sido el responsable de informarle al alcalde y este, haber hecho el ridículo al no saber si quiera si los hidrantes tenían aguo o no.
Al puro estilo dictador, cuando al jefe no le gusta algo, hay que cortar cabezas y qué mejor que al más desafortunado; todo por ni si quiera ser parte de la familia del panismo, en fin, así las cosas.
El conflicto entre la Sección 42 del SNTE y la Secretaría de Educación y Deporte está a punto de estallar. Si no se alcanza un acuerdo de último momento, los maestros estatales paralizarán sus actividades el miércoles y se plantarán en la Plaza del Ángel para exigir lo que debería ser un derecho básico: condiciones laborales dignas y un sistema de salud funcional. Pensiones Civiles del Estado está al borde del colapso, y la dirigencia sindical, encabezada por Manuel Quiroz Carbajal, ha dejado claro que la crisis es producto del histórico adeudo de mil 500 millones de pesos que diversas instituciones estatales han acumulado irresponsablemente.
Los maestros cumplen con sus aportaciones quincenales, pero el Ejecutivo estatal sigue sin responder como patrón responsable. Además de la deuda, el gremio exige una solución para los más de mil docentes que quedaron sin jubilación tras la reforma de César Duarte y la basificación inmediata de quienes ya cumplieron seis meses y un día de trabajo. Mientras tanto, el gobierno juega al desgaste, ignorando que el miércoles Chihuahua se paralizará, con protestas en todo el estado y un plantón que promete ser un golpe de presión difícil de ignorar.
La violencia no da tregua en Coyame, donde el grupo de Los Cabrera, alineado al Cártel de Sinaloa, volvió a cruzar la frontera del terror para enfrentarse con la célula del Cártel de Juárez que aún resiste en la región. Esta vez, su incursión dejó un mensaje de plomo al jefe de la debilitada Policía Municipal, «El Negro», reduciendo a chatarra dos de las escasas patrullas con las que cuenta la corporación. La historia se repite: primero Ojinaga, luego Manuel Benavides y ahora Coyame. Mientras tanto, la propaganda criminal sigue imponiéndose sobre la inoperante versión oficial. La violencia en Chihuahua se extiende como un cáncer sin remedio, desde la frontera hasta la sierra, pasando por el narcopanteón del noroeste, donde las búsquedas han cesado, no porque no haya más cuerpos, sino porque dejaron de buscar.
Nos espantamos con la masacre encubierta en los campos de exterminio de Jalisco, pero ignoramos que aquí pisamos sobre una fosa aún mayor. Casas Grandes, Nuevo Casas Grandes y Ascensión suman más de 300 desaparecidos sin rastro alguno, víctimas de la indiferencia institucional. A pocos kilómetros de la capital, la mina de Santo Domingo sigue siendo un vertedero de cadáveres, tolerado por los tres niveles de gobierno. Y en el Rancho Dolores de Cuauhtémoc, el hallazgo de tres mil restos óseos apenas dejó eco en la memoria colectiva. Nos horrorizamos con lo que pasa fuera, pero aquí, en el estado donde la muerte se normalizó, solo volteamos cuando la realidad nos golpea en la cara.