NOTICIAS CHIHUAHUA
El director de Seguridad Pública, Salas, se atrevió a declarar ayer por la mañana que no se ha registrado un incremento “desmedido” en los asesinatos durante la primera quincena de octubre, como si el hecho de contar solo nueve ejecutados fuera motivo de tranquilidad. Lo que no mencionó es que esos nueve se suman a los 337 homicidios que ya carga la administración de Marco Bonilla en lo que va del año. La violencia, lamentablemente, no discrimina administraciones. Ya señalamos los muertos de Calderón, de AMLO y ahora toca el turno de los municipios. Sin embargo, la responsabilidad es compartida y la Policía Municipal no ha logrado frenar esta ola de violencia.
Ayer mismo, al sur de la ciudad, un hombre fue asesinado mientras intentaba encender su motocicleta. Sí, tenía antecedentes criminales, pero al final del día sigue siendo un asesinato más en la lista. La mayoría de estos crímenes están relacionados con el narcomenudeo y el narcotráfico, y parece que, al menos en esta administración, la estrategia de seguridad se queda corta para detener la sangría. ¿Cuántos muertos más serán necesarios para que las autoridades municipales admitan que esto no está bajo control?
Tal parece que aunque digan que el PRI y PAN son lo mismo, ya parece que la alianza no es tan fuerte y las diferencias se hacen notar cada vez más, como es el caso en el Congreso del Estado, donde aunque los tricolores ya declararon que votarán en contra de todo lo que proponga Morena, no significa que apoyarán al 100% lo que digan los diputados panistas, porque cada quien tiene su propia agenda.
Esto, ya fue una prueba durante la pasada votación para la Reforma a la Guardia Nacional sea unirse a la Sedena, cosa que los del PAN, decidieron sospechosamente dar voto de confianza a los morenistas, mientras los priistas se mantuvieron en pie da la negativa.
Ayer, pareció que la hermandad de derecha estaba unida al abandonar la Sesión y dejar nomas a los 12 diputados de Morena…y los del Verde, que aún sobreviven; que impidió que hubiese suficiente quorum para aprobar las peticiones de investigar al alcalde, Marco Bonilla, por las acusaciones de comprar una casa de 17 millones, cuando en realidad cuesta 8 y a crédito a 20 años (que con los intereses e inflación, quizás si se eleven a esa cantidad, pero no al contado).
Los azules y tricolores, así como los naranjas abandonaron, no sin antes, aclarar por parte del PRI que ellos actuarán siempre de forma independiente a sus compañeros del PAN.
Y hablando de hermandad en la derecha, donde parece que no están las cosas tan bien, es en la fracción edilicia del PAN en el Municipio, porque no andan muy contentos con su actual coordinadora, Isela Martínez, que según se dice, anda dando órdenes a diestra y siniestra a sus compañeros.
Pos ya se dejó en claro que hacer caso a la cuota de la paridad género no siempre es lo más viable, ya que la regidora llega de haber sido diputada y no parece comprender que no solamente gana mucho menos, sino que en este puesto hay que trabajar en equipo y apoyar las acciones del alcalde, no andar en la grilla para cualquier cosa o como dicen: basta de andar de lavanderas, porque se viene a trabajar.
Parece que a diferencia del Poder Legislativo, donde todos se alinean, a nivel municipal, los regidores tienen la libertad de acción y solo es coordinar no mandar, así que muchos le sugieren que le baje dos rayitas.
Bueno, quizás su pareja, Alvarez Monje, le aconseja al puro estilo impositivo de Javier Corral y se le queda.
Nomas hay que recordar que el hecho de ser mujer no garantiza un buen desempeño, ya que en el pasado, los panistas no la pasaron nada bien cuando Adriana Díaz fue coordinadora de los regidores, que por tan deficiente labor, la tuvieron que cambiar por un hombre.
En la pasada administración, hubo mucha libertad con el pasado coordinador, quien confió ampliamente en sus compañeros y el trabajo fue casi impecable, que oposición no les hizo ni cosquillas.
Pos ahora, se suponía que repetiría pero por salir con la “siempre confiable” paridad, tal parece que les está saliendo el tiro por la culata.