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A medida que se disipan los ecos de las elecciones, también se van destapando los efectos secundarios del paso de Gabriel “Gabo” Díaz por la dirigencia estatal del PAN en Chihuahua. Varios alcaldes y líderes municipales comienzan a hablar sin tapujos con la actual presidenta, Daniela Álvarez, sobre las “asesorías” forzadas que, según ellos, les vendían desde la dirigencia anterior a través de intermediarios, como parte de una supuesta estrategia que terminó beneficiando más a terceros que al propio partido. Las acusaciones sugieren que se usó al PAN como puente para hacer negocios, sin que los municipios recibieran algo útil a cambio. Todo esto empieza a delinear una administración más centrada en los intereses personales que en el fortalecimiento del blanquiazul.
El gran problema, dicen en corto, es que el saldo electoral de Gabo fue un desastre: el PAN perdió las dos Senadurías, diputaciones clave en Juárez y varias presidencias municipales. Y aunque el mensaje de las urnas fue claro, por alguna razón él insiste en mantenerse cerca del poder, ya sea porque lo invitan o porque simplemente se acomoda solo. Su cercanía con Daniela ya comienza a incomodar a más de uno, pues se interpreta como un intento de seguir operando en las sombras, sin asumir que su tiempo ya pasó, que sus apuestas fracasaron y que su liderazgo dejó más dudas que resultados.
Las reuniones de gabinete municipal parece que serán más seguidas de lo esperado y es que el alcalde, Marco Bonilla, ya dio instrucciones de resultados rápidamente, algo que les está faltando a todos sus directores que iniciaron este año muy flojitos y cómodos, cuando el tiempo apremia si es que algunos aspiran al igual que el en mudarse al Palacio de Gobierno.
Al parecer, los puntos más flojos vistos en la pasada reunión son relacionados con la obra pública, que fue el aspecto más fuerte en su pasada administración, que en ese entonces estaba al frente Rodolfo Armendáriz, pero con el cambio a Carlos Rivas, parece que se apagó el furor por las grandes construcciones y el tiempo está pasando.
Dicen por ahí que la estrategia es hacer un puente por año, de los tres prometidos, así como dejar en las ya conocidas primeras etapas las otras obras para que la gente siempre esté viendo qué hay obra en construcción; nomas que como es bien notorio, una obra implica muchas molestias a los ciudadanos y más si se trata de puentes, así que deberán pensarlo dos veces antes de planear esa maniobra, que podría salir el tiro por la culata, ya que el chihuahuense quiere resultados rápidos y eficientes, no andar esperando.
También están pendientes algunos que tienen la venia de Palacio de Gobierno y aún pueden tener su jale aunque el trabajo no sea de lo mejor, pero si es que Marquito llega a la Gubernatura, ya no habrá nada que lo deje mantener gente ineficiente o simplemente que esté parasitando del erario.