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La pelea por el 2027 está cada vez más complicada para muchos aspirantes, porque ahora con la política de Donald Trump de quitarle la visa a políticos que tengan nexos con el crimen organizado o que se presume estén coludidos o alguna denuncia, ya no podrán viajar a Estados Unidos.
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Ante la primera víctima y ni tan víctima, la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar, fue la primera en que se le retirara porque al ser considerados los cárteles mexicanos como terroristas, también incluyen a los polacos.
Pues, al parecer, la que se va a poner muy contenta, es la senadora de Morena, Andrea Chávez, porque hay tendencias en que el alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuellar, podría perder también su visa por la última lista de los 44 funcionarios y políticos que están en la mira del Departamento de Estado del “gabacho”, que al parecer, relacionado a la trata de personas.
El júbilo de Andrea, sería porque le dejaría el camino libre para ser candidata por su partido a la Gubernatura de Chihuahua, ya que Cruz es el principal adversario y el personaje con mayores posibilidades de ganar; no por nada la encuestadora mexicana de Mitofsky, lo puso en primer lugar de los alcaldes con mejor aceptación de la ciudadanía.
Incluso, el equipo de la senadora, ya sacó varios promocionales en redes sociales para no aceptar chapulines en Morena, que es Cruz señalado por sus años como militante del PAN y hasta presidente estatal del mismo partido; también por haber sido candidato pro Movimiento Ciudadano y hasta que en Morena le pegó el chicle, primero como senador y ahora dos veces alcalde.
Pero como dicen, no hay que echar campanas al vuelo, ya que el que le quiten la visa a un político no significa que no pueda ser candidato; en la persecución de Javier Corral contra la entonces alcaldesa, Maru Campos, en el proceso, se le retiró el pasaporte mexicano, situación que no le afectó, ya que su triunfo sobre el morenista, Juan Carlos Loera, fue contundente y ahora, es gobernadora de Chihuahua.
También, esta situación puede permitir que haya difamaciones y diestra y siniestra entre todos los partidos políticos; ni Andrea se salva, ni Cruz, ni Marco Bonilla, así que si el gobierno norteamericano lo quiere y mientras sean peras o manzanas, les quita la visa por el momento a todos los que quiera y todos bien quemadotes.
Así, que aunque haya mucha afectación entre unos y otros, la realidad es que nada está dicho en la política.
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En los lares municipales, ayer comenzaron un programa para pintar las escuelas como bardas, banquetas y rejas, que sería aportar entre el Estado, Municipio y un Club Rotario; nada mal, porque es verdad que todas necesitan su manita de gato.
Lo curioso es que en este inicio, el alcalde, Marco Bonilla, que encabezó la ceremonia, se puso a pintar junto con los directivos, un grafiti afuera de la escuela, sin embargo, la sorpresa fue otra.
Cuando el munícipe llegó con toda su gente, este no existía; al parecer, a alguien se le ocurrió pintarlo en lo que hablaban para que las autoridades se lucieran al repintar. Como que se les hizo muy limpia la barda y pensaron en que se vería bien el alcalde “tapando el vandalismo”.
Esto, ocurrió en la Secundaria Técnica 32 allá en la colonia Dale, donde no es muy conocida por su buen comportamiento, pero tampoco es una colonia como Riberas de Sacramento o Punta Oriente, así que bien estereotipo, el acto se hizo preparado para que llegaran a repintar de cremita.
Eso sí, para quitar todo esto, no es suficiente una pasada de pintura, son varias, así que el chistecito salió algo más caro. ¿A quién se le ocurrirán estas… cosas?
Desde el Senado, Juan Carlos Loera empieza a asomar la cabeza rumbo al 2027. Aunque afirma que está concentrado en su labor legislativa, el morenista no descartó otra intentona por la gubernatura de Chihuahua, recordando su largo historial electoral bajo las siglas de Morena: desde su primera incursión como candidato a la alcaldía de Juárez, su llegada al Congreso por tómbola en 2018, la postulación estatal en 2021 y su victoria en la encuesta interna de 2024. Con ese recuento, aseguró que es el pueblo chihuahuense quien tiene elementos suficientes para valorar su carrera política. Y, aunque no se destapó de lleno, dejó entrever que la idea no le es ajena: “¿A quién no le gustaría?”, soltó, sonriendo.
En su tradicional tono «diplomático», Loera dijo respaldar a cualquier aspirante que surja de Morena, aunque a cada uno le dio trato distinto. Al “profe” Martín Chaparro, ex dirigente estatal y fundador del movimiento en Chihuahua, lo reconoció por su trayectoria en la izquierda. En cambio, cuando le mencionaron a Cruz Pérez Cuéllar, alcalde juarense con aspiraciones visibles, el senador se tomó unos segundos antes de responder que también tiene derecho a buscar la gubernatura. Lo dijo sin entusiasmo, pero lo dijo. El mensaje entre líneas es claro: Loera no está fuera del juego. Solo está esperando su momento.
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