SOMOS NUESTRA MEMORIA EL PSICÓLOGO IDEAL

LA ECONOMÍA DEL COMPORTAMIENTO
Por Boris González Ceja

¿Cómo tomamos decisiones las y los humanos? Siempre he creído que nuestras
comunidades están llenas de personas normales que sufren por haber tomado
malas decisiones, pero también por el remordimiento de no saber cómo responder
ante ciertas situaciones, frustrándose, en un círculo vicioso.
Quienes estudiamos psicología sabemos que la economía del comportamiento es
una ciencia multidisciplinaria que estudia procesos de toma de decisiones en
educación, economía o la salud, considerando los hábitos y las características de
las personas.
Según un estudio de la Universidad de Pennsylvania, se demostró que el 70 % de
los fumadores manifiestan querer dejar de fumar, pero menos del 3 % logra
hacerlo, y luego le echan la culpa a la adicción, cuando claramente es un tema de
decisión y de hábitos, que cuesta asimilar, pero cuando los tenemos nos cuesta
dejar.
Nuestras comunidades están llenas de personas con sesgos y anomalías, que
actúan y toman decisiones con base en información errónea, con supuestos
ilógicos y con conductas que los llevan a la muerte prematura, a ellos y a sus
hijos, sobre todo donde impera el pensamiento y las reacciones automáticas.
Antes de comenzar con los sesgos, es importante entender que lograr que las
personas tomen conciencia (ya sea a nivel individual, en el consultorio o como
políticas públicas) y evalúen los riesgos de forma correcta implica una serie de
microdecisiones, algunas imperceptibles e indeseables, pero necesarias, que
requieren conocerse.
Los sesgos son errores que se comenten de manera inconsciente, continua,
irracional y sostenida, empobreciendo personas y comunidades completas.
Entender exactamente qué sesgo está operando como barrera en cada paso de la
toma de decisión es crucial.
Un ejemplo de un sesgo en psicología es la sobreconfianza, donde la persona
cree que por sí solo puede resolver sus problemas, algo que puede conocerse o
entenderse como individualismo moderno. También llamado sobreoptimismo,
algunas personas llegan a pensar que son todopoderosos, o que a ellos no podrá
ocurrirle tal o cual cosa, hasta la muerte. Este sesgo es característico de personas
que dicen que la psicología no es para ellos, que ellos piensan por ellos mismos,
que no necesitan a los psicólogos, pero tienen como orientación vital los
horóscopos.
Otro ejemplo recurrente de sesgo que nos hace tomar malas decisiones es el que
se conoce como sesgo del presente, quienes sufren de éste suelen ser muy
impacientes en el presente y creerse muy pacientes en el futuro, son las personas
que no se quieren formar en la fila de carros o de las tortillas porque piensan que
pierden el tiempo y terminan maldecidos y formándose al final, evidenciando sus
problemas de autocontrol y control de su frustración a esperar. Son personas que
hoy no van al gimnasio porque creen que mañana van a ser pacientes, aunque su

boca los traiciona, nunca llegan a tener un hábito deportivo y sus decisiones se
miden en kilos.
Múltiples son las decisiones necesarias como tomar medicamento, ir al hospital, ir
al psicólogo, tener un hijo: el paciente potencial necesita asistir a una consulta
médica pero antes tiene que decidirlo. Allí radica la importancia de tomar mejores
decisiones y que nuestras políticas de vida sean efectivas: donde los detalles
importan, donde estemos preparados como seres humanos pensantes y no como
cualquier “lady” o “lord” común y corriente.
Lo que la gente no sabe es que, para decidir, el inconsciente es fundamental, el
orden de las cosas (objetivas y subjetivas) importa. Entender qué detalles
importan es difícil, sobre todo cuando las personas no saben que es primero y que
es después, algo que hemos descubierto con nuestro Psicólogo en Culiacán.
El contexto en el cual las personas tomamos decisiones es más relevante para
explicar las decisiones que tomamos que otros factores más estructurales como
podría ser nuestra personalidad. Siempre el encuadre de la información importa.
De hecho, la forma en que predecimos la toma de una decisión individual es la
que define el resultado, negativo o positivo, no tanto la decisión en sí. Con esto
quiero decir, y concluyo, que la decisión es algo que como psicólogo he aprendido
que se aprende, su preparación es fundamental, y a nivel profesional ayudamos a
empresas y personas para que aprendan a tomar mejores decisiones en su vida:
sin improvisaciones, como suelen ir unos, del tingo al tango.
Causas y azares…
 Urge que se hagan públicas las listas del personal eventual de la Secretaria
de Salud que son susceptibles de basificarse por el IMSS bienestar, para
que sea real el No mentir, No robar y No traicionar.
 Con los negocios de la SEDENA en todo el país queda claro que su política
es muy clara, y que la próxima presidenta ya sabe con quién tiene que
negociar.
Hasta la próxima, que ninguna decisión es final, todas se ramifican en otras.
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