Parodiando aquello de que los muertos no saben que están muertos, los que sufrimos somos quienes estamos a su alrededor, la corcholata presidencial Claudia Sheinbaum no se sabe esclava, mientras que los demás vemos una cuerda atada a su cuello.
Habló apenas de libertades, siendo ella misma una esclava de López Obrador.
En su discurso de aceptación de la candidatura de Morena a la Primera Magistratura, refieren las crónicas, reivindicó a la libertad como bandera de la 4T:
“… si hay libertad es ahora; ahora hay libre expresión, ahora hay libertad de movilización, ahora hay libertad de reunión, la libertad es nuestra reivindicación; la democracia, nosotros, digo nosotros, nuestro movimiento, nuestro pueblo, es quien ha permitido el espacio democrático…”.
¿Fue eso lo que le mandó a decir AMLO?
Porque una de las muchas grandes pérdidas de la Nación ha sido precisamente la libertad.
¿Libertad de expresión? Que le pregunte a Azucena Uresti, a Carlos Loret, a Joaquín López-Dóriga, a Brozo, a Ciro Gómez Leyva y a muchos otros más que a diario son atacados por su amo, lo mismo a los verdaderos periodistas a quienes se niega el acceso a las mañaneras o a quienes se castiga por sus preguntas incómodas o hasta por acercarse al tlatoani.
¿Libertad de movilización? Si ella misma mandó a atacar a grupos feministas que en el Zócalo reivindicaban sus derechos y alzaban la voz exigiendo justicia ante los feminicidios, las desapariciones de sus hijos, la carencia de medicamentos para los niños con cáncer…
¿Libertad de reunión? Ni de chiste. Ella y su sucesor en la jefatura del gobierno de CDMX desviaron un buen número de manifestaciones públicas para que no llegaran a la Plaza de la Constitución y así no molestaran a su ocupante.
Para hablar de libertades, señora, usted debería ser libre y quitarse el dogal con el que AMLO la tiene controlada.
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El fiscal general Alejandro Gertz está enojado. Más que eso, encabr…itado. Y lo expresa en un comunicado oficial que más parece una infantil rabieta con la que reparte culpas a jueces, magistrados, medios de comunicación, abogados y “extorsionadores mediáticos”.
No da nombres, pero amenaza con fincarles responsabilidades penales.
Algo así como “quien resulte responsable”.
El trasfondo es la liberación de ocho militares vinculados con la desaparición de los alumnos de la normal rural de Ayotzinapa, a quienes la jueza Raquel Ivette Duarte Cedillo y de los magistrados Horacio Armando Hernández Orozco, Juan José Olvera López y Francisco Sarabia Ascencio decidieron que sigan su proceso penal en libertad.
Gertz, por supuesto, no acepta que sus fiscales hayan cometido errores procesales que hayan llevado a los juzgadores a adoptar tal decisión.
Por el contrario, se victimiza y acusa “distorsión mediática” sin apuntar a nadie en concreto.
¿Los responsables, según él, de esa torsión que lo deja mal parado? “Despachos de abogados, a relaciones personales o familiares, a autoridades judiciales de la más alta jerarquía y a extorsionadores mediáticos que han sido exhibidos públicamente, y que se dedican a distorsionar la justicia, a traficar influencias y a descalificar las tareas del Estado y de sus instituciones; todo ello por razones aviesas y de voracidad patrimonial.”
Sí. Lo dice el mismo que torciendo la ley y abusando de su puesto aviesamente mandó a la cárcel a una familiar política, con la complicidad de Ernestina Godoy, “por razones aviesas y de voracidad patrimonial”, para usar sus mismas palabras.
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¡Goliza! Esa es la que los ciudadanos de Morelos le están acomodando a Cuauhtémoc Blanco y, de paso, a Morena, a Sheinbaum y al propio AMLO.
Sin defensas, el futbolista sufre el embate de una fuga en tropel de más de mil Comités de Defensa de la 4T, que abandonaron las filas guindas para sumarse a la senadora Lucy Meza, precandidata del PRI, PAN y PRD a la gubernatura de la hasta ahora mal gobernada entidad.
Y ante ello, ni modo que el originario de Tlatilco vaya a plantarse en el Zócalo para hacer la “cuauhtemiña” para que lo ovacionen en Palacio Nacional.