Yasmine, originaria de Sierra Leona, había zarpado desde Sfax, en Túnez, junto a unas 45 personas, incluido su hermano menor. Según su testimonio, el naufragio fue provocado por una tormenta con vientos de 23 nudos y olas de hasta 2.5 metros.

Inicialmente, dos sobrevivientes más lograron mantenerse a flote, pero desaparecieron antes del rescate.

La menor fue encontrada por la tripulación del barco Trotamar II con un chaleco salvavidas y trasladada a Lampedusa, Italia, donde recibió atención médica por hipotermia.

Aunque su vida ya no corre peligro, la tragedia pone de nuevo en el foco la crisis migratoria en el Mediterráneo.

«Fue una coincidencia increíble que escucháramos la voz del niño a pesar de que el motor estaba en marcha”, declaró Matthias Wiedenlübbert, capitán del Trotamar III.

Crisis humanitaria en el Mediterráneo

Este caso reaviva el debate sobre la necesidad de establecer rutas seguras para migrantes. Katja Tempel, de Compass Collective, enfatizó la urgencia de soluciones sostenibles:

«Incluso en tormentas, las personas arriesgan todo para escapar de la violencia y la pobreza».

Según el gobierno italiano, en 2023 más de 64 mil personas han sido rescatadas en el Mediterráneo central, incluidas 7 mil 879 menores no acompañados. Sin embargo, miles de vidas se pierden cada año en estas peligrosas travesías.

Italia ha explorado opciones como abrir centros de procesamiento de migrantes en Albania, aunque estos planes enfrentan desafíos legales. Mientras tanto, el rescate de Yasmine simboliza tanto la tragedia como la esperanza en una crisis que exige atención urgente.