PAUSA.MX

Presume que es amado por el pueblo, pero él ningunea a la población, a todos los demás, con soberbia y con desdén.

Se mantiene amurallado tras los gruesos muros del que fuera el Palacio Virreinal, y actúa no como el ciudadano de una República –con altas responsabilidades, pero ciudadano al fin–, sino como miembro de una especie de monarquía Macuspana.

A su llegada al recinto oficial del Poder Ejecutivo Federal mandó a cerrar todas las puertas con elementos militares. Lo convirtió en su coto privado.

Y nunca abre las puertas a nadie que no sea quien él diga.

Ya le costó la irrupción de una candidata presidencial que él no esperaba y que, aunque lo niegue, ha puesto en jaque su menguante liderazgo y en aprietos a su corcholata Claudia Sheinbaum.

Xóchitl Gálvez tocó a las puertas con un amparo en la mano y ni así se las abrieron, en un desacato más al Poder Judicial.

Ayer, los padres de los jóvenes de Ayotzinapa volvieron a tocar. Y ante la cerrazón y por la desesperación de quienes quieren ser cuando menos escuchados, derribaron una de las puertas.

¿Cuánto va a costarle a López Obrador estas otras puertas cerradas… al diálogo?

¿Quién sabe de qué hogar provenga el guatemalteco Epigmenio Ibarra que ahí no le enseñaron a respetar a las mujeres?

¿Quién sabe qué enseñanzas haya recibido allá en su natal Guatemala que, con gran soltura, llamó “esperpento” a la candidata presidencial Xóchitl Gálvez?

Tengo amigos chapines y ninguno de ellos se comporta así.

¿Conocerá acaso este camarógrafo el significado de lo esperpéntico?

Es, usted lo sabe, un sinónimo de lo grotesco, incluso de lo estrafalario.

Y ¿qué puede ser más grotesco que aparecer siempre en primer plano, por delante del objetivo de la lente de su cámara, estorbándole el paso y apareciendo en todas las demás tomas de los compañeros reporteros gráficos?

¿Qué es más estrafalario que ser captado por las cámaras cuando le estaba dando un patatús en pleno Paseo de la Reforma, en medio de decenas de “acarreados”, en una de las marchas de su benefactor AMLO hacia el Zócalo?

¿Cómo calificaría él mismo el “préstamo” de 150 millones de pesos que, por la gracia de López Obrador, le entregó un banco oficial y que no ha querido o podido pagar?

¿Grotesco? ¿Estrafalario? ¿Acaso esperpéntico, como él mismo?

Denunciarlo por violencia política de género no es un correctivo suficiente.

Y es que, a él, como a AMLO, que no les salgan con el cuento ese de que la ley es la ley.

Millones de estadounidenses están a la espera de que la cantante Taylor Swift les diga por quién deben votar en las presidenciales del próximo primer martes de noviembre.

Ya hace dos días publicó un post en el que invitaba a sus fans a salir a las urnas a emitir su sufragio en el llamado SúperMartes del que ya surgieron en firme las candidaturas de Joe Biden y Donald Trump, aunque ella no dio señal alguna de por quien deberían votar.

Ella es crítica de Donald Trump, así que los republicanos están a la expectativa.

Eso nunca sucedería en México… a menos, claro, que el PVEM les pague a dos que tres miembros de la farándula, ¿verdad?

Por AL PE

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