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Los abusos de la Policía Municipal de Chihuahua se han vuelto tan comunes que ya no sorprenden, pero sí indignan. Esta vez, una queja presentada ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) vuelve a mostrar la falta de control y autoridad dentro de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM), encabezada por el comisario Julio Salas, quien parece haber perdido el timón de una corporación cada vez más violenta y prepotente.
El abogado Marcelo Valenzuela y la activista Guadalupe Küchle acudieron este lunes a la CEDH para denunciar un nuevo caso de abuso de autoridad cometido por agentes municipales. Los hechos ocurrieron el 18 de octubre, en calles de la colonia Villa, donde —según los denunciantes— los policías actuaron con brutalidad y sin justificación alguna.
En el incidente también resultaron afectados Gerardo López Carrera, un ciudadano con discapacidad, y la hija de Küchle, una menor de 12 años. Valenzuela relató que la niña, al intentar grabar el operativo con su celular, fue sometida por los agentes, despojada del aparato y obligada a borrar el video, mientras sufría agresiones físicas.
“Ella solo grababa lo que veía, y cuando se negó a entregar el teléfono, los policías la sometieron, le borraron las imágenes y dañaron el dispositivo”, explicó el abogado.
Küchle, por su parte, aseguró que intervino al ver cómo los policías maltrataban y despojaban de dinero a un hombre con discapacidad. “Me metí a defenderlo y los agentes me dijeron que actuaban por orden de Margarita Hapton, de Justicia Cívica. Me detuvieron, me violentaron y tocaron a mi hija. Eso es una violación. Le exijo al alcalde Marco Bonilla que ponga orden entre sus policías”, denunció la activista.
Este nuevo episodio se suma a una lista creciente de casos donde los agentes municipales abusan de su poder sin consecuencias, amparados en la inacción del comisario Salas y el silencio del propio Ayuntamiento.
La Policía Municipal de Chihuahua, que debería proteger a la ciudadanía, parece hoy un cuerpo que inspira miedo en lugar de confianza. Y mientras las denuncias se acumulan, los responsables siguen patrullando con total impunidad.







