Considerado defensor de las posturas más radicales del Vaticano y por ser el primer papa en renunciar en 600 años, el papa emérito Benedicto XVI murió ayer a los 95 años.
«Con pesar doy a conocer que el papa emérito Benedicto XVI ha fallecido hoy a las 9:34 horas, en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano”, indicó el servicio de prensa de la santa sede.
Esta semana, el Vaticano había confirmado que la salud del papa emérito se había deteriorado y permanecía bajo supervisión médica.
«En este momento, el pensamiento se dirige espontáneamente al queridísimo Papa emérito, Benedicto XVI, quien nos ha dejado esta mañana. Recordamos con conmoción su persona tan noble, tan amable. Sentimos en el corazón tanta gratitud: gratitud a Dios por haberlo donado a la Iglesia y al mundo”, expresó el papa Francisco, quien días antes pidió orar por el estado de salud de Joseph Ratzinger.
De acuerdo con Peter Seewald, biógrafo de Benedicto XVI, el papa emérito padeció erisipela, una enfermedad dermatológica provocada por una bacteria que afectó la mitad derecha de su rostro.
Además, en diversas ocasiones fue visto trasladándose con una andadera.
Durante su gestión como jefe de la Iglesia católica defendió una línea conservadora en temas considerados liberales actualmente.
Además, Benedicto XVI participó en el cónclave que eligió a dos papas: Juan Pablo I, en agosto de 1978, y Juan Pablo II, en octubre de ese mismo año tras la muerte de su antecesor 33 días después de haber sido elegido como el máximo jerarca de la Iglesia.
Joseph Aloisius Ratzinger fue elegido Papa el 19 de abril de 2005.
El líder católico tomó el nombre de Benedicto XVI tras décadas de servicio a la Iglesia católica como teólogo, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y cardenal
Benedicto, nacido el 16 de abril de 1927, en Marktl, Alemania, fue uno de los más cercanos colaboradores de San Juan Pablo II, a quien sucedió en el papado.
Durante su pontificado de ocho años, su intención de alinear a los mil 200 millones de fieles católicos contra cualquier apertura en temas como el celibato sacerdotal, el control de nacimientos o la aceptación de divorciados u homosexuales provocó tensión y polémica con una Iglesia desgastada por los escándalos y las intrigas.
Sin embargo, el 11 de febrero de 2013, Benedicto XVI dejó el mayor cargo de la Iglesia católica, convirtiéndose así en el primer pontífice en renunciar en seis siglos.
Tras renunciar, prometió mantener un retiro absoluto, sin hacerle sombra a Francisco.
La última vez que un Papa renunció al pontificado fue en 1415, cuando Gregorio XII se retiró.
El deceso pone fin a la insólita convivencia de dos papas, ambos con sotana blanca.
El teólogo de ideología ultraconservadora Ratzinger y el argentino Jorge Bergoglio, jesuita que ha enfocado su papado en los pobres, migrantes y grupos vulnerables.
Con Ratzinger “se va una parte de la Iglesia. La de los conservadores que han librado una guerra civil contra Francisco durante los últimos diez años, utilizándolo como bandera. Pierden un símbolo, ya no pueden decir que el verdadero papa era él y que el otro es una equivocación”, explicó el vaticanista Marco Politi.
En agosto de 2006, Benedicto XVI redactó una carta en la que expresa su llamado testamento espiritual.
«Si en esta hora tardía de mi vida miro hacia atrás, hacia las décadas que he vivido, veo en primer lugar cuántas razones tengo para dar gracias. Ante todo, doy gracias a Dios mismo, dador de todo bien, que me ha dado la vida y me ha guiado en diversos momentos de confusión”, afirmó entonces.
Además, agradeció a sus padres, amigos y otros sacerdotes.
También, en febrero, divulgó una carta en la que alude a su encuentro con Dios tras su muerte.
«Pronto me enfrentaré al juez definitivo de mi vida. Aunque mirando hacia atrás en mi larga vida puedo tener muchos motivos de temor y miedo, tengo un estado de ánimo alegre porque confío firmemente en que el Señor no solo es el juez justo, sino también el amigo y hermano que ya ha sufrido mis carencias y es, por tanto, como juez, al mismo tiempo mi abogado”, afirmó entonces el pontíice en una carta, según recordó el semanario Desde la fe.
Ademas, reconoció la labor del papa Francisco.