SOMOS NUESTRA MEMORIA
Por Boris González Ceja
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Ya somos más de mil millones de obesos en el mundo, o gordos, como vulgarmente se
les dice en la calle. Esta condición afecta su salud mental y la vida de las personas y sus
familias, especialmente de niñas, niños y adolescentes, con estigmas asociados,
complicaciones comunitarias por la convivencia y graves problemas de salud física como
enfermedades crónicas degenerativas congénitas tales como diabetes, cáncer,
enfermedades cardiovasculares, y un largo etcétera.
La obesidad genera más del 70 % de las muertes anuales, amputaciones y merma de la
calidad de movilidad y vida; se genera por conductas y procesos cognitivos que bien
pueden atenderse desde la psicología, incluso es más económico el tratar con terapia
psicológica los desordenes alimenticios, ya que sus efectos dejan en las personas no
únicamente la salud vulnerada, sino también los bolsillos; los empleadores y el sistema de
salud deberían atender de manera profesional la salud mental por dichos padecimientos.
Resaltan los síntomas mentales de la obesidad con el dolor que genera la incertidumbre,
estrés y angustia, como causa y efecto. Saltan a la vista las afectaciones en la familia,
donde la ansiedad y la depresión se hacen presentes de manera dramática, así como la
falta de autoestima; muchas veces sin atención, casi siempre con consecuencias
indeseables, las y los pacientes con obesidad llevan en el cuerpo las marcas de decisiones,
de postergar la satisfacción y de políticas que desconocen. La obesidad como
malnutrición genera problemas notables donde la razón de género cobra su cuota, donde
las mujeres suelen ser más en casos de sobrepeso y obesidad, con dietas altas en azucares
y grasas por sentir la necesidad de saciedad y por ansiedad que sólo ciertas comidas
pueden controlar: muchas personas se tragan cualquier cosa que les dan, y allí van
cavando su tumba.
En una ocasión tuve el honor de trabajar como psicólogo en una clínica contra la
obesidad del ISSSTE, donde pude testimoniar los esfuerzos que hacen endocrinólogas,
enfermeras y médicas en temas de salud, salud mental y motivación, algo que si no se
atiende, profundiza la enfermedad.
He visto como muchos pacientes hombres tienen obesidad y una adicción al alcohol que
los domina, profundizando su ruina pero siguen pensando que es una respuesta adecuada
para su problema, no pueden detenerse y no van a parar hasta que existan razones
“superiores” que los hagan cambiar sus hábitos.
“Gordos, obesos, marranos”… el estigma ligado a la obesidad muchas veces se encuentra
ligado a la discriminación en temas de sobrepeso y obesidad, sobre todo propiciando una
idea de que la obesidad es una elección personal, cuando no siempre ni mayormente es
así: se olvida muchas veces la vida inconsciente, o que algunas personas tienen
problemas de tiroides, o dificultades gatrointestinales u hormonales que les generan dicha
condición y que no son atendidos.
La percepción negativa contra las personas obesas encuentra en su vanagloria tiktokera
de la gordura su corolario, con personajes como el Ñoño o Pedro Picapiedra, Ramoncito
de Culiacan (que amo por su forma de ser pero su obesidad no le ayuda).
En las escuelas se aprende mucho por la convivencia, siendo en ocasiones agresiva entre
la niñez y adolescencia, con casos notables de discriminación contra estudiantes obesos,
ya que se les considera como pobres de voluntad, flojos, y se les excluye de las
actividades con sus compañeros.
El tema de la sexualidad adviene con interés especial en estos temas de salud, sobre todo
por la falta de sangre en el pene o clítoris, ocasionando dificultades para lograr el
orgasmo sexual en la mujer o la disfunción eréctil en los hombres.
Ni que decir de la discriminación que sufren las personas que cursan con obesidad
cuando están con psicólogos (si, los psicólogos tambien discriminan), cuando los hacen
pasar por enfermos, supuestamente con más síntomas psicológicos severos, más atributos
negativos y con supuesta peor respuesta al tratamiento, algo que es evidentemente un
error, y es mejor cambiar de psicólogo.
Causas y azares…
• En México no hay oposición, como puede observarse en los debates, donde los
problemas de la población siguen creciendo y no se tienen respuestas contundentes,
criticas objetivas ni propuestas políticas de solución.
• Las propuestas políticas como las de Xochitl Galvez de una “Aldea del Saber” para
jóvenes son irrisorias, denotan la improvisación, falta de asesores capaces y muestran
estar sólo ideando para ocupar un lugar en el espacio.
• Cerca de 50 mil trabajadores de la salud eventuales en el país se van a quedar esperando
otro presidente para que los basifique, ya que al día de hoy AMLO no cumplió con
garantizar sus derechos laborales que por Ley les pertenece.
Hasta la próxima, que el peor laberinto no es esa forma intrincada que puede atraparnos
para siempre, sino una línea recta única y precisa.
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