Sexto Informe de Gobierno. Síntesis: México atraviesa por las peores condiciones de toda su historia. Estamos mal, muy mal. Y vamos para peor.
Porque no sólo el Presidente ha actuado mal en todos los aspectos. También los desconocidos, mudos y ausentes integrantes de su gabinete y, claro, el resto de los mandatarios estatales, incluidos los cada vez menos opositores que aún quedan por estas fechas.
El Legislativo federal por las mismas. Destacadamente la Cámara de Diputados donde las acríticas mayoría del Movimiento de Andrés Manuel López Obrador aplastan con su obediencia e ignorancia cualquier opinión, posicionamiento o voto de las minorías opositoras. El “mayoriteo” ha revivido.
La procuración de justicia está en las peores manos que la llamada 4T pudo encontrar. Un fiscal que tiró por la borda la autonomía conseguida y que tiene a la FGR como su despacho particular en donde nada más atiende sus asuntos personales… y los que le ordenan y como se los ordenan desde Palacio Nacional,
Y ¡ni qué decir del Poder Judicial! AMLO y Claudia Sheinbaum lo quieren también sumiso, postrado. Amenazados los ministros, magistrados y jueces ante los regaños e invectivas del clown que estelariza las matinés palaciegas, sobre todo cuando sus fallos resultan adversos a lo que en su retorcida imaginación desea el “caudillo” que se lleve a cabo. Y como él quiera que se lleve a cabo. Por eso los quiere “reformar”. A su modo. Con los pies.
Las policías municipales y estatales están a punto de desaparecer por la falta de recursos y de la capacitación adecuada. Pero también ante la arrolladora presencia de soldados y marinos que, también sin preparación, han sido habilitados como gendarmes de una militarizada Guardia Nacional. Y, claro, con las mismas prácticas de aquellos a los que paulatinamente están sustituyendo: “mordidas”, extorsiones, alianzas con los delincuentes organizados en cárteles y aun con los criminales de ocasión.
Por eso es por lo que la barbarie también se ha instalado a sus anchas en todo el territorio nacional.
¿Quiere que platiquemos de los despojos que la tolucopachucracia dejó de los partidos políticos, tras la firma de sus dirigentes de aquel fallido –para no variar– Pacto por México y del apoyo de éstos a las llamadas “reformas estructurales”? ¿O de cómo casi los desapareció AMLO en este 2024? Mejor no.
El verdadero Informe de Gobierno debería ser que estamos mal, muy mal.
La salud, desatendida y sus instituciones, saqueadas.
La educación, casi en los mismos niveles que tenía hace un siglo cuando la inmensa mayoría de la población era analfabeta o llegaba solamente al cuarto grado de primaria. Hoy, esas mayorías siguen sumidas en el analfabetismo funcional: no entienden lo que leen, si es que acaso leen o saben leer, y escriben con todas las faltas de ortografía imaginables. De aritmética, historia, civismo y geografía, mejor no hablemos.
Corrupción extendida en la sociedad
Pero no solamente “los de arriba” están mal. También lo que se ha dado en llamar “sociedad civil”.
Empresarios y banqueros, instalados en la voracidad y expatriando sus capitales. Los sindicatos, también como siempre, aliados al capital y en contra de quienes alquilan sus capacidades y fuerza de trabajo.
Los organismos civiles, enfrentados unos con otros y sin posibilidad cercana de encontrar puntos de coincidencia.
En estas peores condiciones por las que el país atraviesa hasta el futbol profesional está mal. Tiene desencantados a sus seguidores, hartos de verlos perder ante equipos mediocres, en tanto los propietarios de los clubes llevan su espectáculo al extranjero para que éste les reditúe en dólares.
Y el beisbol, deporte oficial de la 4T, recibiendo grandes cantidades de numerario proveniente de nuestros exangües bolsillos sin que esto redunde en una mayor aceptación y ampliación de sus partidarios ni en mejores eventos.
Quienes se preparan para competir en justas internacionales continuamente se quejan del saqueo que, desde las asociaciones y federaciones afiliadas a la Conade no reciben apoyos debido a que los recursos asignados son saqueados.
No estamos preparados tampoco para recibir a los turistas internacionales. Hay improvisación y malos tratos hacia los visitantes que se atreven a venir a lo que consideran, con razón, “tierra de apaches”, sin ley y con mucha violencia.
¿El cine nacional? ¿El teatro? ¿Los circos? Exangües. Sin recursos. Sin espectadores ante el empuje de Hollywood y ahora, por supuesto, de Netflix y de otras plataformas de streaming.
Y en esta misma pésima situación se encuentra el periodismo. También es víctima de la mediocridad de muchos de quienes desempeñamos la profesión de informar y/o de opinar. La impreparación es casi general. El conformismo ante el boletín es cotidiano, igual que la perniciosa “declaracionitis”. Y a los bajos salarios y al desprecio cada vez mayor de chairos y amlovers, sume usted lo que lo provoca: las amenazas proferidas por el nacido en Tepetitán cuando se le cantan sus verdades. Por eso es por lo que hay muchos colegas asesinados y muchos más amenazados.
Lo peor es que las mayorías están cooptadas. Las dádivas que, les dicen, reciben gracias a la generosidad del presidente de la República les mantienen en el conformismo y, eso sí, listos para acudir al llamado de los dirigentes de AMLO para que “acarreados”, llenen auditorios, plazas públicas, y por supuesto voten por quien les digan pues ya no tienen voluntad… ni dignidad.
Sexto Informe de Gobierno: México está mal. Muy mal.
“El Día del Presidente” ha resurgido
Ya no hay desfiles en auto descubierto por las céntricas avenidas de la capital de la República con largas filas de “acarreados” por el PRI.
Tampoco se lanzan pequeños trozos de papel de china de colores verde, blanco y rojo al paso de la comitiva que avanzaba rodeada de motociclistas.
Ahora el Zócalo de CDMX, pletórico de “acarreados” de Morena revivió “El Día del Presidente”.
El informe de gobierno, ese ritual anual, no es sino una de las tantas máscaras que tiene el presidencialismo mexicano. Un ritual que carece de sentido. Está agotado. No aporta nada significativo a la vida política.
El hecho de que el Presidente no asista al recinto legislativo no resuelve el problema de cuestionarle las acciones realizadas en diferentes áreas de su administración, porque finalmente sigue siendo el principal responsable de las políticas gubernamentales.
El peso de los actores políticos no ha cambiado, pues otra vez el país está bajo el dominio de un solo partido sin una pluralidad en opciones políticas. El informe y prácticamente todas las actividades legislativas excluyen a las oposiciones. Hoy en día esa oposición ha perdido espacios y su presencia está disminuida: volvemos a tener un Congreso con mayoría aplastante de un solo partido. La correlación de fuerzas ya no existe.
El enésimo informe –el sexto que es formal– presentado este 1 de septiembre por Andrés Manuel López Obrador no ha sido, como todos lo anteriores, una rendición de cuentas eficaz y transparente.
Ha sido un largo spot. Como todos esos que, con el pretexto de la entrega del informe, la Presidencia de la República transmite incesantemente en torno a las obras realizadas por el Ejecutivo en el transcurso de su administración.
A todas horas y durante varios días se transmiten spots de los logros en las diferentes áreas del gobierno.
Bajo estas condiciones, el informe se volvió un monólogo del Ejecutivo. Si antes lo era en el Congreso, ahora lo es en los medios. No hay quien lo cuestione, lo debata. Los partidos políticos de oposición no tienen forma de hacerle saber de manera directa al Presidente su postura.
¡“El Día del Presidente” ha renacido!
Indicios
Adulación recibió AMLO por parte de los asistentes a la ceremonia de rendición de cuentas (sic) en el Zócalo. La más zalamera, por supuesto, fue Claudia Sheinbaum quien posteó fragmentos del discurso que pronunció cuando recibió el simbólico bastón de mando: “… Usted querido presidente, es un referente ético y moral que nos ha enseñado a no caernos frente a ninguna adversidad, a no arrodillarse frente al poder del dinero, a confiar en el pueblo y su dignidad, y a que cuando hay revolución de las conciencias y un pueblo se empodera y reconoce su fuerza y su historia, no hay nada que lo detenga. Sepa querido presidente que siempre tendrá nuestro apoyo y cuidaremos su gran legado y sepa que el cierre de su gobierno será espectacular, porque una vez más con el pueblo de México, estaremos haciendo historia.” * * * Mi reconocimiento a usted que leyó hasta aquí. Como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!